Capítulo 6: Solo me queda escribir

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Ruslana terminó hablando con Violeta y Martin de vuelta a casa. Martin se enfadó durante unos minutos con Violeta por arruinarle la cita a su mejor amiga, Violeta no se quedó atrás, se indignó con Martin por interrumpir en la cita de Juanjo y Denna, sobretodo por su mejor amigo y porque Denna llevaba un tiempo detrás de él.

Acordaron en pedir disculpas, eso quitó un poco la tensión que quedó entre ellos, pero seguía ahí. Se despidieron antes de ir a casa con sólo un "adiós", ya hablarían mañana de lo sucedido.

Chiara regresó con Juanjo, ambos contaron lo que pasó, Chiara quiso matar a Martin, no debió haberle contado lo de la cita. Juanjo se arrepintió de decirle a Violeta la cita entre Paul y Chiara. ¿Cómo no se le ocurrió que su amiga intentaría algo para sabotearlo?

Chiara se tumbó en la cama y llamó a Martin, esperó que el chico le agarrase la llamada y soltó un suspiro al escuchar su saludo.

— ¿Por qué lo hiciste Tin? – preguntó Chiara algo cansada.

— Lo siento. – fue lo único que pudo pronunciar el menor. – No lo sé, supongo que quería vengarme.

— ¿Vengarte de qué? Solo estaba teniendo una cita sin molestar a nadie.

— No lo sé, vengarme y listo. Me cae mal y me pareció buena idea. – Martin no tenía manera de defender su historia sin exponerse, pero exponerse de qué.

— Martin espero que comprendas que después de esto no voy a poder contarte nada más de las cosas que haga Juanjo, no... no me fio de tí en ese aspecto, te dejas llevar más por tus sentimientos que por tu razocinio.

— ¿Eh? ¿Sentimientos? ¿Qué sentimientos? – preguntó Martin apresurado.

— Pues tu odio, tu rencor... – nombró.

— Ah, sí. Lo comprendo Kiki. – Suspiró.

— Supongo que tu amiguita te contó lo que me hizo...

— Sí, te prometo que no tuve nada que ver. – se defendió el chico.

— Tranquilo Martin.

— Me enfadé con ella, no quería que te estropease la cita. ¿Qué tal por cierto?

— Bueno, horrible. – sonrió la ojiverde. – De todos modos Paul tampoco me gustaba, no iba a llegar a mucho, pero ahora piensa que huí de él.

— ¿No lo hiciste?

— No, solo fui a encarar a Violeta y se pensó que le había dejado tirado.

— Vaya, lo siento Keeks.

— Da igual, podré escribir una canción sobre eso. – ambos rieron ante eso. – Te cuelgo Tin, voy a componer.

— Adiós Kiki.

Colgaron la llamada y Martin miró el techo de su habitación. Su cabeza viajó a los acontecimientos de la tarde, y a la pelea con Juanjo, las palabras hirientes que le dijo o la forma en que le afectaron.

Sintió miedo cuando Juanjo le agarró enfadado, pero por otro lado los nervios se apoderaron de su cuerpo al tenerlo cerca. No era la primera vez que le pasaba, al menos no con él, últimamente la cercanía de un compañero suyo de teatro también le ponía nervioso. Pero Martin tenía miedo de aceptar aquello que susurraba su cabeza.

Martín se encontraba en una encrucijada personal mientras navegaba por los complejos caminos de su propia sexualidad. Durante años, había sentido atracción por las chicas y lo había dado por sentado.

Sin embargo, últimamente, había comenzado a notar algo diferente en su interior. Se sorprendió al descubrir que algunas miradas de chicos le provocaban el mismo nerviosismo y emoción que había asociado exclusivamente con las chicas. Esta nueva realización lo inquietaba y lo emocionaba a la vez.

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