🐾 𝔇𝔦𝔢𝔠𝔦𝔫𝔲𝔢𝔳𝔢 (𝔉𝔦𝔫𝔞𝔩)

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Dos meses pasaron demasiado rápidos, algunas cosas cambiaron y otras se acomodaron.

Corbata llevaba un mes siendo padre, pero las cosas no habían salido como todos esperaban. El parto de Olive fue bueno, estaban todos felices, y durante el primer mes, Alice, Harry y Louis se turnaban para llevarlo de visita con su familia, y era algo que el perrito disfrutaba mucho, amaba pasar su lengua en sus cachorros y gruñirles tiernamente. Pero Olive no parecía estar bien. Rechazaba a sus bebés, y también a Corbata y según el veterinario, lo mejor era separarla para que pudiera recuperarse y no lastimara a los pequeños. Como consecuencia, ahora los tres vivían en casa de Alice, para alegría de todos.

Samuel y Alice estaban en plena luna de miel. Pasaban mucho tiempo juntos, sobre todo los fines de semana era normal que él se quedara a dormir, y se había transformado en una presencia habitual para los chicos, se integró sin dificultades a la rutina familiar. Era notorio lo bien que se hacían, la calma y la dulzura en su relación, aunque también, lo apasionados que eran. Les tocó a Harry y a Louis escuchar, una noche en que habían salido a comer y volvieron más temprano de lo esperado, ciertos ruidos que ahora martillarían sus recuerdos para siempre.

Louis seguía con su tratamiento psiquiátrico y tendría que seguir con sus medicamentos algunos meses más, antes de empezar a retirarlos. Su trabajo no había tenido mayores cambios, solo que ahora ya tenía a su cargo empresas más grandes, y por lo tanto, mayores responsabilidades. Estaba evaluando volver a estudiar, quizás alguna ingeniería. 

Harry iba a empezar sus clases de física en la universidad. Estaba emocionado hasta la médula,  iba a cumplir uno de sus sueños más profundos. Su recuperación estaba casi completa, ya podía saltar, correr, incluso nadar, y recibiría el alta en cualquier momento. Miraba hacia atrás y no podía creer todo lo que había cambiado su vida, todo lo que tenía por agradecer.

¿Harry y Louis? Bueno, ellos más estables, más felices, más seguros. El departamento de Louis estaba lleno de sus gemidos, de sus cuerpos desnudos. Lentamente lo habían transformado en su pequeño hogar, tenía sus detalles, recuerdos que iban atesorando, algunas fotos, algunos adornos que se regalaban. Cada vez que podían se escapaban para seguir practicando el arte de hacer el amor, porque insistían en que necesitaban más y más experimentar posiciones, intensidades, lubricantes, y estimulantes... Incluso algunos juguetes tenían su lugar en el clóset que ya estaba lleno de sus ropas.

De vez en cuando aparecían nuevas inseguridades, pero si algo habían aprendido, era a comunicarse. Ninguno quería perder todo lo que habían construido y por eso se obligaban a sentarse a hablar, a escucharse, a calmarse en las palabras del otro.

—Amor, no sé qué piensas, pero creo que deberíamos vivir juntos, ya definitivamente.

—Pensé que no lo dirías nunca... Yo estoy más que preparado para que lo intentemos.

—No te voy a negar que me pongo nervioso, a veces pienso que llevamos poco tiempo juntos, pero después me tranquilizo. 

—Tú me enseñaste a que podemos hacer cualquier cosa, incluso teniendo miedo, y yo no lo tengo. De todas manera tú eres mi hogar...

—Amor... Eso fue, muy lindo...

—Es verdad... Pero ya no me mires así, que me da vergüenza...

—Pero anoche, —dijo abrazándolo, —no te vi avergonzado cuando te sentaste en mi cara...

—¡Lou! —Gritó, escondiéndose en el cuello de su novio. —Es distinto, y lo sabes.

—Es broma amor... ¿Te he dicho lo feliz que me haces?

—Todos los días Lou...

—¿Y que te amo?

—Siempre...

You Are The Light In The Middle Of My Darkness, History Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora