🐾 𝔇𝔦𝔢𝔠𝔦𝔰𝔦𝔢𝔱𝔢

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Alice llegó muy callada, directamente a su habitación. Louis le había enviado un mensaje para recordarle que estarían fuera hasta la tarde, algo que en ese momento agradecía. Se puso su pijama, y se acostó, intentó dormir, pero las imágenes de la noche junto a Samuel no se iban de su cabeza. Había pensado ingenuamente en que, luego de cenar, irían a un nuevo casino a las afueras de la ciudad, y que luego se dormirían en habitaciones separadas. 

La comida fue deliciosa, la conversación increíble, el casino muy divertido y después... Una noche de pasión como nunca pensé tener. Samuel, siempre tan dulce, tan educado, le mostró un mundo nuevo, una faceta desconocida. Su pudor desapareció por completo, vio estrellas, galaxias y paraísos desfilar frente a ella, disfrutó más que nunca en cada una de las tres veces que estuvieron juntos. ¿Cuál era el problema entonces? Que después de esa experiencia, llegaron todas sus inseguridades, sus miedos, sus temores de no ser suficiente, de que él solo la hubiese querido para el sexo y sus buenas intenciones desaparecieran. Estaba pensando en eso, cuando un mensaje llegó.

"Gracias por una noche fantástica, eres maravillosa, espero que se repita pronto. Te quiero"

Y luego, otro:

"¿Cuándo tendré el placer de invitarte al cine? ¿Puede ser mañana?"

Sonrió, y contestó. Luego de eso, se durmió feliz.


El departamento que eligió Louis era muy bonito, amplio y con mucha luz. Estaba vacío, porque quería que Harry participara en todos los detalles, en caso de que se decidiera por comprarlo.

—Me gusta mucho, de verdad es perfecto, —dijo recorriéndolo por completo. —La habitación es muy grande, puedes poner una super cama, y la tina del baño me mató, —contó feliz. 

—Entonces, ¿lo compro?

—Si fuera yo, lo haría, pero no me has dicho si a ti te gusta.

—Cualquier lugar me gusta si estás tú.

Las muletas de Harry cayeron al piso. —Lou...

Louis se agachó a recogerlas, y al levantarse, en cámara lenta, rozó con su nariz la entrepierna de su novio, demorándose, jugando, disfrutando del leve temblor del cuerpo de Harry, de cómo se quedó sin respiración, del gemido ahogado cuando su boca pasó encima de su pezón izquierdo, hasta probar sus labios.

—Toma amor, —habló todo cándido, como si no hubiese pasado nada.

—Santo cielo Lou, me va a dar un infarto, —susurró.

Un nuevo beso fue su única respuesta. Fue interrumpido por la ejecutiva de la corredora de propiedades, que necesitaba la respuesta a la compra.

—¿Se decidieron? —Preguntó amablemente.

—Sí, lo compro, —sonrió Louis, abrazando a Harry.

Después de las firmas y papeleos, tenían las llaves en sus manos. Louis había pedido expresamente, dos juegos de llaves, para que su novio tuviera la libertad de usarlo cuando quisiera.

Salieron de ahí, despacio, hasta una cafetería. Pidieron muchas cosas ricas para comer, mientras buscaban los muebles que necesitaba el departamento. Eligieron la cama, un clóset, mesitas de noche, muchas lámparas, cortinas, y un sofá. Lo demás, lo irían viendo con los días. Desde ahí, caminaron por el parque, conversando, disfrutando del viento frío y de la poca gente que andaba paseando a esa hora.

Al llegar a casa, Alice ya estaba en pie, preparando la cena. Tenía que ser temprano, porque el lunes era muy pesado y había que madrugar. Se le notaba feliz, mucho, y para Harry y Louis fue reconfortante verla así.

You Are The Light In The Middle Of My Darkness, History Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora