Manosear

349 33 9
                                    

Ya habían pasado días en su nuevo hogar y su relación seguía siendo la misma, Touya a veces era el hombre más cariñoso del mundo y otras veces era un hombre cruel con Keigo. El rubio disfrutaba de ese nuevo lugar pero no dejaba de preguntarse sobre qué trataba el trabajo del otro.

Touya beso los labios de su novio que estaba dormido entre sus brazos, era de mañana y Dabi no pudo evitar deleitarse con ese rostro tan hermoso.

— Despierta Kei… — beso nuevamente al otro, al ver qué este soltó una risa pero seguía con los ojos cerrados supo lo que quería su novio — Mhmm… tendré que darte más besos para que despiertes.

Continuó dejando besos por el rostro del rubio y sonreía al escuchar las risas que soltaba el rubio.

— Veo que ya despertaste  — mencionó el pelinegro mientras acariciaba el rostro del rubio — Mi amor … pensé en lo que pasó ayer y se que hice mal en romper esa foto, estoy arrepentido así que pensé que … podemos ir a verlos, eso es lo que querías ¿No?.

Keigo sonrió ampliamente cuando lo escuchó, abrazó al pelinegro mientras asimilaba lo que acababa de decir.

— ¡Si mi amor!, los extraño tanto … y quizás eso pueda dar paso a qué ellos me perdonen …

— Si es que siguen viviendo en el mismo lugar podrás verlos, si no es así yo mismo me encargare de buscarlos — beso la mejilla del rubio. — Aunque tus padres no me quieran ni ver… Quiero demostrarles que logré darle la vida que merecía a su hijo, antes de ir a verlos te llevaré a qué compres ropa nueva y todo lo que quieras, quiero que vean que si logré hacerte feliz.

////

Touya había cumplido su palabra, le había comprado montones de ropa al rubio y claro, desde que el hombre que le vendía las sustancias que consumía le dio un trabajo 'especial', tenía el dinero suficiente para llenar de cosas a su novio y seguir con aquel consumo del cual era adicto.

Las piernas de Keigo temblaban, se sentía inseguro de estar frente a aquella puerta, no sabía cómo iban a reaccionar sus padres al verlo.

— Anda, toca la puerta — Touya acarició el cabello de Keigo. — Estoy aquí para ti.

Keigo suspiro y finalmente lo hizo, tocó la puerta de esa casa y esperó a que me abriera.

— No… mejor vámonos Touya — Keigo se dio la vuelta, no quería ver a sus padres o quizás no estaba listo.

— Keigo …

Escuchó una voz femenina detrás suyo, se detuvo inmediatamente y sonrió como su corazón se aceleraba, tardó unos segundos en voltear y cuando lo hizo pudo ver a los ojos a su madre.

— Hace dos años que no te veía, ¿Ya has abierto los ojos? — aquel tono de voz sonaba molesto — Tardaste más de lo que esperaba.

— Mamá no vengo solo — el rubio señaló al pelinegro quién solamente miraba a la mujer.

— Suegra, veo que me sigue apreciando igual que antes.

—¿Entonces a qué has venido Keigo? Si la noche que te fuiste dijiste que no necesitabas de nadie más que no fuera tu 'novio' — aquella mujer miraba con desdén a su propio hijo.

— Hace dos años que no nos vemos mamá … quería verte a ti y a papá, se que discutimos esa noche pero entiende que yo estaba enamorado y lo sigo estando, si tú y papá no me hubieran prohibido ver a Touya nada de eso hubiera pasado. — respondió con el mismo tono— Pero no estoy aquí para reclamar lo que pasó, quería verlos.

— Tu papá falleció dos meses después de que te largaste, pero creo que no te importa porque seguiste con tu vida de ensueño.

Esas palabras lograron hacer temblar al rubio, quería hablar pero parecía que más palabras no salían de su boca.

— ¿Va a culpar a su hijo de la muerte de su padre?, no quiero que le vuelva a hablar así a Keigo — el pelinegro intervino en la plática.

— ¡Ay por favor!  Tu no me vas a venir hablar así, Keigo dejó de ser mi hijo el día que se fue contigo, quería hacer su vida contigo y eso debe hacer, que se olvide que alguna vez fue parte de esta casa. — Aquella mujer parecía que estaba llena de irá — Y tú Keigo, no vuelvas a venir, no solo te arruinaste la vida si no que por tu culpa tu padre no está aquí, vete con el hombre que tanto amas, no te quiero volver a ver.

La mujer azotó la puerta dejándolos fuera.

/////

Habían vuelto a su departamento, Keigo abrazaba al pelinegro mientras sollozaba.

— Yo no quería hacerles daño… — sus lágrimas mojaban la ropa del pelinegro — Quería volver a ver a mis padres …

— Pero ellos no a ti, ¿Y que importa?, me tienes a mi y eso es lo único que importa — abrazaba al rubio pero sus palabras no ayudaban en nada— Tu papá murió pero no fue tu culpa, era un hombre enfermo, deja de pensar en eso Keigo.

El rubio seguía sollozando, sentía aquel abrazo por parte del otro pero después empezó a sentir como las manos del otro comenzaban a tocar ciertos lugares.

— ¿Quieres que te ayude a olvidar eso?... — susurro mientras seguía tocando al otro.

— Touya no …

Las manos del pelinegro seguían recorriendo el cuerpo del otro.

— Touya no estoy de humor…

Dabi no lo escucho y seguía manoseando el cuerpo del rubio.

— Keigo… estás estresado y sabes que yo te puedo ayudar~

— No Touya, déjame …

— ¡Si te vas a poner así entonces no! , Soy el único que está contigo y lo único que te pido ahora es que tengas sexo conmigo, te compre ropa nueva y todo lo que quisiste de esas tiendas, es lo mínimo que me merezco ¿No?.

Violentómetro / DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora