Patear

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Al sentir aquel golpe Touya sintió rabia, quería destruir al rubio en ese momento, solo él quería tener el poder de la relación, no le gustaba que el otro se revelará ante él.

— ¿Crees que puedes llevarme la contraria no?... Te voy a enseñar a respetarme.

Touya se jalo del brazo al rubio haciendo que esté cayera de la cama, eso lastimó el tobillo del otro haciendo que le costará levantarse.

— ¡Ya me cansé de tus berrinches! — grito el pelinegro.

Jalo los rubios cabellos del otro, quería mirar aquel rostro, quería verlo totalmente arrepentido.

— Pídeme perdón …

— ¡Touya, suéltame! — pidió a gritos el rubio.

— ¡Pídeme perdón! ¡Maldita perra!

El pelinegro comenzó a abofetear el rostro del rubio, parecía que no iba a parar, no le invitaron los gritos del rubio ni sus súplicas, mucho menos se asustó al ver cómo la nariz de Keigo comenzó a sangrar.

— ¡Pídeme perdón o te mato ahora mismo!

— ¡Touya! ¡Déjame por favor!

Dabi empujó el cuerpo del rubio haciendo que cayera al suelo, sin pensarlo dos veces comenzó a patear aquel cuerpo tirado, parecía que estaba bloqueando el sonido de los pedidos de ayuda de Takami. Keigo solo se limitó a cubrir su rostro, sus manos se mancharon de la sangre que salía de su nariz.

— ¡Perdón! ¡Perdóname Touya! — grito llorando el rubio, no soportaba más aquellos golpes. — ¡Pero suéltame!

— ¡Vas a morir ahora! ¡Ya me tienes cansado!  — sus golpes se volvieron continuos haciendo que el llanto del rubio aumentará.

Aquellos golpes no paraban y Keigo comenzaba a creer que realmente si iba a morir a manos de aquel hombre que él tanto amaba, no quería creer que su vida terminaría a manos de la persona por la que lo dio todo, le dolía pensar que aquel hombre por quién dejó su vida atrás sería el encargado de hacerlo sufrir. Se empezaba a quedar sin fuerza y lo único que podía hacer ella llorar y suplicar por su vida, cerró sus ojos ya aceptando aquel final entre las manos del pelinegro y así iba a ser hasta que la puerta de aquella habitación se abrió y entró Tomura rápidamente a empujar al pelinegro.

— ¡Ya llame a la policía! ¡Déjalo! — grito Shigaraki horrorizado al ver aquella escena.

— ¡No te metas en nuestros problemas! ¡Así los resolvemos!

— ¡La policía se encargará de ti!

Aquel sonido que venía de más afueras de la casa hizo que Touya se pusiera nervioso, era el sonido de las patrullas llegando a casa de su ahora ex-amigo.

— ¡Se van a arrepentir los dos! — fue lo último que dijo Touya para después soltar al rubio y salir de la habitación.

Tomura se acercó a Keigo preocupado, lo sostuvo entre sus brazos mientras se encargaba de que siguiera con vida.

— Tranquilo… ya viene una ambulancia también, vas a estar bien, Keigo…

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Los ojos de Keigo se abrieron y se sintió tan desconcertado al ver su alrededor, intentó levantarse de aquella camilla pero estaba muy adolorido.

— Tranquilo por favor — pidió Shigaraki — ¿Cómo te sientes?...

— Touya… — murmuró el rubio.

— Él no está aquí… puedes estar tranquilo — Shigaraki estaba sentado a lado de la camilla — Dime cómo te sientes…

— Me duele la cabeza… y todo el cuerpo — dijo adolorido.

— Lo suponía, cuando estés mejor podrás hablar con los oficiales sobre lo que pasó, Touya logro huir pero te aseguro que lo van a encontrar.

Takami se mantuvo en secreto mientras acercaba su mano a su rostro tocando varios parches que cubrían sus heridas.

— Has pasado por mucho, ¿Quieres dormir o comer?

— Creo que quiero descansar un poco…

— Si quieres te dejo solo, para que duermas a gusto y ya más tarde te traigo algo para comer.

Keigo se recostó en la cama y cerró sus aún adolorido.

— Duerme un poco.

Shigaraki salió de aquella habitación aún preocupado por el otro, se sentía culpable de no haber hecho nada por el otro.

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Ya más tarde había comido un poco pero no quería estar con nadie, cuando Shigaraki se marchó Keigo aprovechó para cubrirse con las sábanas y llorar.

¿En que momento su relación había tomado ese giró?, el amaba a tanto a ese hombre que le permitió tantas cosas y para ser sincero … el amaba tanto a Touya que cuando recién despertó lo primero que se pregunto fue en donde estaba en otro. Seco sus lágrimas mientras se cubría con más sábanas.

Cerro sus ojos para tratar de olvidar todo eso que pasaba por su mente y así fue, se quedó dormido por algunos minutos hasta que escucho la puerta de su habitación cerrarse con fuerza lo cual lo asustó y se levantó de inmediato, se sentó en la camilla y su mirada se dirigió a la puerta, tembló al ver al pelinegro.

— Mi amor… ¿Cómo te sientes? — Touya se acercó a él y se sentó a su lado — Perdoname por lo que hice …

— Vete, si estás aquí te van a encontrar.

— ¿No quieres estar conmigo? Vine por ti para irnos juntos — el pelinegro tomó la mano del rubio —  Se que cometí un error pero sabes que te amo… mientras tú sigas con vida eres mío…

Violentómetro / DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora