Empujar, jalonear

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Touya había llegado de noche y prefirió no despertar al rubio, se acostó a su lado y beso la mejilla del rubio, vio un bulto en la cama que estaba entre los brazos del rubio y le pareció extraño, bajo la sábana y vio a aquel gato durmiendo junto al rubio, me desagradaban mucho los animales así que intento bajar al gato de la cama pero eso despertó al rubio.

— ¿Tou?... — murmuró el rubio algo dormido.

— Sigue durmiendo amor — acaricio el cabello del rubio.

— ¿Me abrazas?... — aquel pedido del rubio sorprendió a Touya.

Al ver qué Keigo ya estaba pidiendo un poco de contacto Touya sonrió levemente y abrazó al rubio.

— ¿Ya te sientes mejor? — preguntó el pelinegro.

— Un poquito … pero estaba teniendo un mal sueño y quería sentirme protegido — Keigo abrazó a su novio mientras sonreía — Touya … ¿Por qué te enamoraste de mí?...

— ¿Te has visto en el espejo? Eres precioso, desde que te vi en esa fiesta me gustaste y no pude evitar seguir buscándote — quería besar los labios del rubio pero no quería que se asustara nuevamente.

— Yo… ¿Aún te gustó?.

— ¿Qué pregunta es esa? Claro que sí, eres mío y ya hemos estado juntos de todas las maneras posibles, creo que nuestra relación va muy bien, tenemos nuestros problemas pero yo jamás he dejado de amarte y sé que tú nunca me dejaras de amar … ¿Sabes? Prefiero verte muerto antes que con alguien más — tomó la mano del rubio como si aquellas palabras fueran un gesto romántico— Te lo dije alguna vez creo … si tú llegarás a amar a otro hombre yo mato a tu amante y a ti también … no podría vivir sin ti así que también me mataría… así seguiríamos juntos.

Keigo se quedó callado, ¿Estar después de la vida con Touya?... la respuesta para Keigo era si. Quería estar con Touya en esta y en otra vida pues el pelinegro seguía a su lado a pesar de que su cuerpo le perteneció a otro hombre sin su consentimiento, no pudo evitar sonrojarse ante aquellas palabras.

— Quisiera estar en esta y en otra vida contigo… — respondió — Está tarde estuve hablando con tu amigo, espero que me ayude para que pueda seguir con normalidad, ya no quiero sentirme asustado si me llegas a tocar.

— Bueno, si eso quieres te puedo ayudar a superar ese miedo — insinuó el pelinegro — ¿Me dejas quitarte el miedo?...

— Touya… ¿Aquí y ahora? — pregunto algo avergonzado — Es la casa de tu amigo y creo que sería algo irrespetuoso…

— Dijiste que querías perder el miedo, solo vamos a hacer algo ‘leve’.

El pelinegro se acercó a besar al rubio, besos sus labios con delicadeza como si fuera la primera vez que lo hacía, quería mantenerlo calmado y que aceptara estar con él. Se puso sobre el rubio mientras lo seguía besando.

— No… se que quizás me quieres ayudar pero no quiero que lo hagamos en casa de tu amigo, ¿Y si nos escucha?.

— Tomura está dormido y no haremos nada de ruido… lo que pasó también me afectó ¿Sabes?, me duele pensar que estuviste con otro hombre — respondió Touya mientras miraba al otro — Será rápido ¿Si?.

— Mejor no — Takami se intentó apartar al otro.

Esto molestó a Touya, ¿Acaso prefería compartir la cama con Ren? ¿Y si Keigo se enamoraba de Ren?, esas preguntas comenzaron a atormentar al pelinegro.

— Te gustó ¿Verdad?... ¡No te vas a enamorar de Ren!

— No Touya, yo odio tanto a Ren por lo que me hizo… suelta mi brazo que me duele .

Touya soltó al rubio y se levantó molesto de la cama.

— ¿Entonces por qué  no quieres estar conmigo? ¡Deja de rechazarme!

Takami lo miró en silencio, no quería acostarse con Touya, aún se sentía algo asustado y no se sentía listo para estar en esa situación con él, pero no quería perderlo.

— Es que aún no me siento listo … aún me da miedo .

— Entonces hoy no ni mañana ni nunca … Ya no puedo ni darte un beso porque sientes asco, te voy a decir algo y espero que te quede claro — Touya se acercó al rubio, parcela muy molesto — Yo no soy Ren, no te voy a violar porque soy tu novio, no es la primera vez que lo hacemos y si te me sigues negando te juro que me voy a hartar, ¿Que quieres? ¿Que busque a alguien más?.

— ¡No! ¡No por favor! — pidió el rubio —  Está bien … pero hazlo despacio porque aún me duele …

El pelinegro beso los labios del otro creyendo que ya todo estaría bien hasta que nuevamente el otro se separó.

— La gata sigue aquí…

— Es una maldita gata, ¿Qué va hacer? ¿Decirle a alguien?, no seas ridículo.

— Solo sacala …

Touya molesto se levantó y tomó a la gata en brazos para después sacarla.

— ¿Estás contento? — el pelinegro volvió a ponerse encima del otro y besó sus labios.

Comenzó a quitarle la ropa al otro mientras tocaba su cuerpo, sentía como el rubio temblaba pero no le importaba, su placer estaba sobre todo en ese momento.

— Ya pajarito… cálmate — dijo el de ojos azules.

Cuando Keigo escuchó ese apodo tembló y cerró con fuerza sus ojos.

— No me llames así, no uses ese apodo — pidió el rubio.

— Vale… solo relájate ¿Quieres?.

/////

El rubio rasguñaba la espalda de su novio mientras intentaba calmarse, la cama rechinaba por el movimiento de sus cuerpos pero parecía que a Touya no le importaba si los escuchaban. Claro que le dolía pero no quiso decirle nada a su novio porque se enojaria con él.

— Si  me sigues apretando así me voy a correr — susurro Touya a su oído mientras embestía el interior del otro — Dime qué te gusta…

Keigo mordió su labio tratando de callarse para que nadie lo escuchará.

— Dímelo, dime qué te gusta. — Touya seguía manteniendo el ritmo de sus embestidas .

— Me gusta … — dijo con voz algo cortada.

El pelinegro beso al otro pero ignoró las lágrimas del rubio, claramente no le gustaba, sentía tanto dolor que quería gritar pero aún así permitió que su novio se satisfaciera. Pero llegó el momento en el que el pelinegro terminó en su interior, Touya estaba totalmente satisfecho e ignoro como el cuerpo del otro temblaba.

— ¿Ves? No fue nada malo, incluso te gustó.

El rubio solamente se levantó con dificultad.

— ¿A dónde vas? — el rubio no le respondió.

Touya se levantó molesto y jalo el brazo del otro.

— Te estoy hablando, ¿Acaso no me escuchas? — pregunto ya con molestia.

— Me voy a dar un baño…

— Eso se dice, cuando yo te hablo me respondes, te has vuelto insoportable, no me hagas educarte…

El rubio ignoró aquellas palabras y recogió su ropa para poder vestirse y salir, iba a hacerlo hasta que perdió el equilibrio gracias a que el pelinegro lo había empujado.

— ¡Mírame a la cara cuando hablo! — dijo con molestia.

— ¿Qué te sucede?... Se supone que deberías ser tú quien esté conmigo en estos momentos, solo me haces sentir peor.

— Cierra la boca, cuando yo te hablé me miras a los ojos y espero que todo lo que dije te quede claro porque estás acabando con mi paciencia.

Violentómetro / DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora