Caricias agresivas

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¿Cómo podía sentirse? Estaba devastado, se había enterado que su padre había muerto tiempo después de que se fue, no pudo estar ahí para él, no odiaba a su papá por prohibirle ver al hombre que amaba, solo que en ese momento se sintió atrapado y lo único en lo que pudo pensar fue en fugarse, era un poco más joven y ‘estúpido’ para pensar en consecuencias.

Estaba recostado en su cama, el pelinegro se había ido a ‘trabajar’ dejándolo solo con aquel sentimiento, no tenía ganas de levantarse, simplemente se había dado un baño y se cambió el pijama, Touya le había dicho que quería que lo acompañara a un sitio importante.

Escuchó que tocaban la puerta, se levantó y se tomó su tiempo para llegar a la puerta la cual abrió, su semblante se veía triste.

— Pichoncito… — aquella voz grave retumbó en sus oídos.

— Ren… Pensé que si me iba de mi antiguo departamento no volvería a verte — la voz de Keigo sonaba cansada.

— Te busqué en el restaurante pero me dijeron que tú novio fue a dar tu renuncia en tu lugar — le sonrió, tenía una bolsa que daba a entender que había ido a una tienda — Me tomé la molestia de traer un regalo.

— Te lo dije, no quiero tus regalos.

— ¿Puedo contarte un secreto?... Supongo que imaginas que conozco a Touya por motivos obvios, pero yo le di trabajo porque no quería seguir viendo cómo vivías en ese lugar, por eso le ofrecí un buen puesto por así decirlo para que él pueda llenarte de los lujos que no me permites darte — abrió aquella bolsa que tenía y sacó una caja de color negro, parecía ser de terciopelo, Yamada abrió aquella caja dejando ver un collar plateado con pequeñas piedras brillantes incrustadas y en el centro de este una piedra de mayor tamaño de un color granate intenso — Pero quería traer un presente, este color que recuerda mucho a ti.

— Es hermoso pero por favor llévatelo y dáselo a tu pareja o algo así.

— Eso es lo que estoy haciendo…

Ren entró al departamento sin permiso alguno, dejó la bolsa en el suelo y sacó el collar de su caja para después acercarse al rubio.

— ¿Me permites ponerlo en tu lindo cuello? , puedes estar tranquilo, tu novio no llegará ya que lo mandé un poco lejos.

— Por favor no … solo vete.

— Si hubieras aceptado mi propuesta de irte conmigo estarías tomando el sol en algún hotel de Miami… pero no quisiste así que solo tengo que fantasear… — acercó aquel collar al cuello del rubio y se lo colocó, quedó sorprendido al ver qué el rubio no puso algún tipo de resistencia, aquel collar parecía diseñado para Keigo, le quedaba genial. — El collar te queda perfecto, deberías usarlo para esta noche.

— ¿Esta noche?¿A qué te refieres con eso?.

— Touya te pidió que lo acompañaras a un sitio está noche ¿Me equivoco? — acarició el rostro del rubio — Es una cena que organicé para mis trabajadores, es un tipo de tradición que tengo, mis invitados llevan a alguna persona cercana, es más que nada pura convivencia.

— Entonces me diré que no asistamos, me será muy incómodo.

— Por favor pajarito, prometo no hacer nada que te incomode, solo ve y disfruta de la cena.

Ren se acercó al rubio y sin permiso alguno se lanzó a besar los labios del otro, lo abrazó por la cintura, era un beso grotesco y Yamada no prestaba atención a los leves empujones que el otro daba para separarse, no iba a desaprovechar ese momento, tantas veces que imagino la sensación de lamer los labios del rubio que no podía creer que ahora lo estaba haciendo. Su lengua entró sin permiso alguno a la cavidad bucal del contrario, el placer que le estaba causando aquel beso no consensuado era inexplicable.

Violentómetro / DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora