Intimidar, amenazar

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Era de mañana y ninguno de los dos se miraba, Touya estaba en el sofá ya que ahí había pasado la noche, ninguno se dirigía la palabra y antes de que Keigo saliera del departamento para ir a su trabajo escucho al otro hablar.

— Iré por ti a tu maldito trabajo y si no estás te juro que te iré a buscar.

Keigo lo ignoró y salió de la casa.

Mientras caminaba por la calle solamente pensaba en lo sucedido la noche anterior, entendía que Touya podría llegar a sentirse celoso pero aquel acto no había sido correcto y claro que le molestó esa acción pero por el momento no quería hablar con él otro.

Sus pensamientos lo consumían y se sentía tan mal, suspiró agotado y siguió caminando.

— Pajarito, espera — llamaron a su espalda.

Claro que había escuchado ese llamado pero sabía muy bien de quién se trataba, siguió caminando.

— No seas malo — vio como un auto avanzaba a su lado y lo único que le quedó fue tratar de aumentar el paso. — Te traje un regalo.

Se vio en la necesidad de detenerse al ver cómo aquel auto paraba y de él salía Ren.

— Te dije que no volvieras a buscarme .

— Déjame llevarte al trabajo.

— Ya te dije que no Ren, me cansaste un gran problema ayer. — Keigo lo miro molesto para después seguir caminando .

— ¿Se enojó tu novio?, pues cámbialo por otro y problema resuelto.

— No digas tonterías, vete.

Keigo se vio interrumpido ya que Ren tomó su brazo y lo hizo parar.

— ¿Me dejas llevarte a tu trabajo?

— No, déjame tranquilo.

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Mientras trabajaba no dejaba de pensar en su novio, empezaba a creer disculparse con Touya por lo sucedido y quizás poder tener un momento con él para aclarar su relación, claro que habían pasado momentos hermosos y eran demasiados, no quería que su relación se viera afectada.

Tantas cosas pasaban por su mente, estaba abrumado, necesitaba un descanso urgente pero tenía la necesidad de trabajar, tenía tantos gastos que pagar que quizás las propinas de ese día no serían suficientes, su semblante parecía cansado y obviamente todos lo notaban, pero aún así siguió.

Pasó la tarde trabajando y se sentía muy cansado, solo deseaba poder dormir en su cama, así paso las horas hasta que finalmente llegó su hora de salida, cobró sus propinas y uno de sus compañeros se acercó a él.

— Deberías tomarte un descanso Takami, no me lo tomes a mal pero realmente luces cansado.

— No tengo tiempo… realmente necesito este trabajo, ya estoy pensando en tener otro — contó el dinero que le habían dado.

— Te estás matando — su compañero palmeó su espalda — cuídate, y descansa, lo necesitas.

Keigo iba de salida hasta que en la puerta vio entrar a Touya, solamente suspiro y se acercó a él.

— Hoy si estás aquí… vas a decirme con quién de estos idiotas te fuiste — Touya se acercó al rubio y lo jalo del brazo.

— Ya vámonos, hablamos en casa.

Ambos salieron del restaurante pero en el camino comenzaron a discutir, las calles estaban solas así que mínimamente nadie iba a verlos.

— ¡Siempre te quejas de todo! ¡Nunca estás contento con lo que te doy! — gritó Touya.

— ¡Nunca te reprocho nada! ¡Tan solo te pido un poco de ayuda!

— ¡Ahora piensas igual que los demás! ¡Piensas igual que tus padres! ¡Quizás no tenga lujos pero si te amo!

— ¡Nunca dudo de eso!

Antes de que terminara de hablar Touya lo acercó a él tomando su brazo con fuerza.

— ¡Si lo haces! ¡Te ves con otro hombre por qué crees que no te amo! ¡Pero te juro que si tú me dejas yo me mato! — esas palabras lograron hacer sentir al rubio inseguro — ¡Me mato si no estás conmigo! ¿¡Eso quieres!?

Keigo quedó en silencio mientras miraba al otro, esas palabras bastaron para que su cuerpo quedará helado.

— No Touya … yo no quiero eso … nunca dudo de tu amor por mi y sabes que también te amo…

— ¿¡Entonces por qué te ves con otro hombre!?.

— ¡Yo no lo busco, ese hombre me está acosando! — antes de terminar su explicación Touya junto sus labios con los del rubio.

Comenzaron un beso, era un beso extraño por todos los sentimientos que estaban experimentando, aquel beso seguía en curso hasta que el pelinegro decidió terminarlo.

— Keigo si tú me dejas … te mataré a ti y a tu amante … después me mato yo— aquellos ojos azules parecían extraños, Keigo no reconocía a su novio. — No quiero vivir sin ti … y tampoco quiero que tú vivas con alguien que no sea yo …

Violentómetro / DabiHawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora