Ya habían pasado días desde que se quedaron en casa del padre del pelinegro y Keigo cada vez se sentía peor, tomaba aquellas píldoras que su novio le daba cada que se sentía nervioso o pensaba nuevamente en aquel traumático evento. Su rostro estaba pálido y comenzaba a adelgazar ya que había perdido el apetito y aunque esas píldoras lo mantenían dormido se sentía cansado.
Estaba caminando en dirección a la habitación que compartía con su novio, caminaba débilmente, tenía intenciones de buscar aquellas píldoras para poder sentirse mejor.
— ¡Keigo! — el rubio volteo a ver y se trataba del pequeño Shoto — ¿Me ayudas con mis deberes?
— Mhmm si, ¿En que necesitas ayuda? — débilmente Keigo se acercó a él.
— Tengo que hacer una investigación pero no sé qué hacer primero — tomó la mano del rubio y lo llevó a su habitación.
El menor de los Todoroki llevó al rubio a su habitación y le enseñó lo que debía hacer, Keigo apoyó al pequeño sin problemas alguno, ya se había encariñado con el niño ya que era el único en esa casa que le trataba con respeto. Había pasado sus días ahí escuchando insultos por parte del padre del pelinegro y sintiendo el desprecio de la madre del mismo.
— Cuando mi hermano se fue mi papá me dijo que fue porque se había enamorado de alguien muy malo pero yo creo que tú no eres así — Shoto escribía en su cuaderno — Me agradas bastante y creo que eres bonito, cuando sea mayor tendré un esposo como tú.
Keigo sonrió al escucharlo y acarició el cabello del niño.
— Eso es muy amable de tu parte y si te soy sincero tu eres el que más me agrada de esta casa.
— ¿¡En serio!? — Shoto abrazo al otro bastante contento — Tu también me agradas mucho, eres como otro hermano para mí, de hecho eres mi segundo hermano favorito.
— ¿Así? ¿Y quién es el primero?.
— Touya, cuando él vivía aquí era como mi mejor amigo.
Pasaron una tarde juntos y Keigo comenzaba a sentirse menos cansado, ayudaba a Shoto con su tarea y pensaba en lo lindo que sería tener una familia propia, estaba seguro de que sería un padre genial, pensaba que Touya también lo sería, algo ausente pero sería un buen padre, o eso creía.
Era una buena tarde hasta que se escuchó un azotón en la planta baja de la casa, eso preocupó a Shoto quien abrazó a Keigo tratando de calmarse.
— ¡Keigo! — reconoció esa voz, era Touya y se escuchaba molesto.
— Quédate aquí Shoto, iré a ver que pasa— Keigo le sonrió al niño para tranquilizarlo.
Rápidamente salió de la habitación y fue hasta donde estaba su novio y al verlo tan alterado supo que algo saldría bastante mal, Touya tenía el cabello desacomodado y aprecia que no solamente había estado bebiendo, tenía un cigarrillo en mano.
— ¿Por qué estás tan alterado? Asustas a Shoto — el rubio se acercó un poco al otro.
— ¿¡Dónde estabas!? ¡Debes responder cuando te llamo!
— Ayudaba a tu hermano con su tarea, cálmate por favor…
Touya abofeteó el rostro del rubio.
_ ¿¡Por qué pasas más tiempo con él que conmigo!?
— ¿¡Acaso te estás escuchando!? ¡Es un niño! ¡Deja de hacerte ideas tontas! — Keigo puso su mano sobre su mejilla — ¿¡Estás drogado de nuevo!?
— ¡Eso no te importa! — jalo el cabello del otro haciendo que se acercara a él— ¡Ahora dime porque porque pasas tiempo con él!
— ¡Dios, Touya! ¡Es un niño!
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Violentómetro / DabiHawks
Hayran KurguLa violencia también se mide, es terrible ver cómo aquella persona por la que siempre dejaste todo de lado para ponerla en primer lugar va acabando con el brillo especial de una mirada, Keigo siente como por dentro va poco a poco quebrandose pero no...