Cap.04 Pt.02

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"Mi agudo oído es gracias al doctor Frudel, al igual que mi visión," continuaba diciendo entre risotadas perversas. De repente, cambió drásticamente su actitud y tono de voz, diciendo suavemente pero con furia: "Es una verdadera molestia, ¿saben? Tener que presenciar las atrocidades que habitan en las distorsionadas mentes de las personas. ¿Pueden imaginar lo que he llegado a ver?" El momento era tan tenso que Melg y Bombo, abrumados, analizaron cómo reaccionar, encontrándose en un escenario fatal con todo en contra, conscientes que los otros soldados y capitanes observaban atentos, dispuestos a actuar ante el mínimo intento de agresión hacia Maximilian. Las manos del capo, firmemente posadas sobre los hombros de los soldados, empezaron a apretar con fuerza creciente. En sus rostros se reflejaba el dolor, que aumentaba de manera gradual y evidente.
"¡Maximilian!" Suplicó Bombo, en evidente pánico ."Yo nunca más..."
"Shhhh, tranquilo", lo interrumpió Maximilian, mientras un aterrorizado Melg observaba atónito. "No es necesario, soldado", dijo el capo con una calma inquietante. "Se que cambiarás. Solo necesitas un poco de ayuda, actualizaciones precisamente y para eso estoy aquí mi leal soldado". "Verás, con unos pocos ajustes lo lograremos. Primero, extirparemos esa lengua, buen soldado. Nada bueno proviene de ahí, ¿Concordarás conmigo verdad?". Las expresiones de todos los presentes mostraban sorpresa y miedo, conscientes de que Maximilian hablaba en serio. Melg y Bombo, completamente aterrados, escuchaban su sentencia. "Y esos dedos, mi leal soldado bombo, definitivamente están demás, ¿No crees?. Y lo mejor de todo es que orinar y defecar te resultará muy fácil ahora, con la nueva vagina rectal prostética que te instalará el buen doctor frudel. ¿No es una maravilla, mi buen Bombo?. También, perder toda sensibilidad será una gran ventaja para ti soldado, yá me lo agradecerás". Mientras continúaba con la demente explicación de la transformación que realizará en Bombo, la atmósfera se volvía cada vez más espeluznante. El aura oscura que ahora envolvía a Maximilian era tan siniestra como densa y penetrante, irradiando una sensación de muerte inminente. Melg y Bombo, completamente resignados, sentían cada sentencia que salía de la boca de Maximilian como un golpe profundo y doloroso, despojándolos de cualquier vestigio de esperanza. "Mi leal soldado Melg", pronuncia ahora Maximilian mientras observa el sufrimiento en el rostro de su subordinado al escuchar su nombre. Melg permanece en silencio, consciente de que cualquier intento de hablar solo empeoraría su situación. Ya vislumbra su sentencia, igual o peor que la de su compañero Bombo. "Certero, rápido y hábil conductor", menciona Maximilian en voz alta y con precisión. "Tus manos son invaluables para nosotros, pero tu vista definitivamente necesita actualizarse, soldado. Pronto podrás distinguir una mosca de un zancudo a kilómetros de distancia gracias al buen doctor Frudel, quien tiene algo especialmente diseñado para ti. Estoy seguro de que te sorprenderá con su innovación. No puedo esperar a verlo." "Y no olvidemos tu agudo olfato degustador", añade, dirigiéndose también al soldado mientras el médico toma notas. "Aproveche también para cambiar ese rostro poco agraciado de mi buen soldado", continúa Maximilian. El doctor, sentado solo en una mesa, escucha atentamente, consciente de que complacer al capo es una obligación si pretende seguir con vida. "Imagino una especie de máscara metálica antibalas, doctor. ¿Qué opina usted?" preguntó con determinación hacia el doctor Frudel, quien asintió con un gesto leve de aprobación mientras tomaba notas. "Lo más seguro sería que respire vía anal", agregó con seriedad. "No podemos arriesgar perderlo en plena misión, imaginé usted si lo asfixian por la espalda con una bolsa o algo". Confío en que sabrá cómo proceder doctor." Mientras tanto, la expresión de Melg se retorcía al escuchar estas actualizaciones tan perturbadoras. Maximilian concluyó la sentencia diciendo: "Extirpe y reemplace también su aparato reproductor. No podemos permitir que nuestro hábil conductor pierda la concentración durante las misiones." "Con eso, mi leal soldado, destacarás aún más entre nuestras filas. Ya verás cómo te envidiarán todos." Y agrega "Capitanes, por favor acompañen a nuestros queridos soldados Melg y Bombo hasta la enfermería. El doctor Frudel y yo nos uniremos en breve", anunció Maximilian con autoridad, mientras los dos imponentes capitanes se levantaban de su asiento en una de las mesas del bar. Estaban atentos a todo lo que ocurría, manteniendo su serenidad a diferencia del resto, que mostraban claramente su inquietud ante la escena. "Por favor, continúen disfrutando de la velada, mis leales amigos. Disculpen la interrupción", dijo después Maximilian con cortesía, restaurando la calma en el ambiente. "Una ronda de Jägermeister para todos", anunció, devolviendo la alegría al grupo y normalizando la situación. Mientras, el barman, con una expresión nerviosa y apurada, comenzó a enfriar los chupitos de Jägermeister con diligencia, consciente de que cualquier error podría resultar en una actualización severa por parte de Maximilian. En cuestión de segundos, los capitanes se hallaron frente a los soldados Melg y Bombo, sumidos en un estado de shock casi inconsciente. Múltiples pensamientos abrumaban sus mentes mientras el bullicio del bar, con conversaciones, risas y el sonido de chupitos chocando contra la barra, llenaban el ambiente. El experimentado barman distribuía ágilmente bebidas a los comensales recién arrimados, mientras los soldados Melg y Bombo eran conducidos hacia la enfermería. Maximilian luego avanzó con serenidad, ajustando sus gafas oscuras y con las manos entrelazadas a la espalda, en dirección al doctor Frudel. Contemplaba con orgullo cómo los futuros líderes militares se alejaban, sintiendo la profundidad del favor otorgado. En medio de la conversación entre Maximilian y el doctor Frudel, llamaba la atención de algunos curiosos la pasión con la que Maximilian dibujaba bocetos, mientras el doctor intentaba interpretar las imágenes de las atrocidades que plasmaba en sus notas. "Exactamente," dice Maximilian con emoción. "Ese detalle se verá fantástico a la vista. Debe contar con zoom y ser evidente cuando se utilice." "Por supuesto, señor Maximilian," responde el doctor Frudel. "Sin embargo, disponer únicamente de un solo visor expandible limitará su análisis periférico. Sugiero instalar un carril a lo largo de toda su frente." Tratando de alinearse con las frívolas ideas del jefe. Un Maximilian serio responde "Doctor, vea también la manera de optimizar la velocidad, el visor debe ser tan ágil como los movimientos del soldado Melg". "Sí, claro, como usted desee señor Maximilian. Así se hará," confirma el doctor Frudel con decisión.
Después de veinte minutos compartiendo ideas macabras, Maximilian concluye la conversación diciendo: "Esto quedará fantástico, doctor. Muy bien, proceda de inmediato, por favor." Levantándose ambos de la mesa, uno de ellos notablemente más animado que el otro, caminaron hacia la enfermería mientras repasaban los detalles de las intervenciones quirúrgicas.

Agente ARGO    (Versión Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora