En lo alto de la torre, la reina de los mutantes se retuerce en un frenesí de desesperación y furia. Sus extremidades retorcidas agarran la roca con una fuerza descomunal, sus uñas desgarran la superficie mientras la sangre gotea de sus dedos deformes. Los gritos desgarradores de la reina llenan el aire, un aullido de dolor y rabia que perfora los tímpanos de quienes lo escuchan. La piel de sus brazos amarillentos se desprende en jirones, revelando carne enferma y magullada debajo. Lágrimas mezcladas con sangre brotan de los ojos de la reina, sus sollozos llenan el espacio con una melodía macabra de sufrimiento. Cada gemido es un recordatorio de su dolor y desesperación, un eco de la traición que a sufrido. Sus gritos retumban en la oscuridad de la torre, una sinfonía grotesca que marca su lucha contra la verdad que se había revelado hace momentos atrás. Taru observa con una calma fría, saboreando cada momento de agonía de su enemiga. La escena macabra frente a él es un recuerdo vívido de la brutalidad del mundo en el que vive, donde la traición y el engaño son armas tan poderosas como la fuerza bruta. Con una sonrisa confiada, Taru sabe que la victoria está cerca, y que la reina de los mutantes caerá desgarrada por su propia desesperación y furia. Con una furia visceral y despiadada, la grotesca reina mutante clava sus ojos llenos de odio en Ao Koa, quien, con las alas batiendo a media altura, se prepara para el choque inevitable. En medio de un silencio tenso, la reina desata su ira en un ataque brutal y sanguinario.
Desde su boca deforme y retorcida, surge una masa viscosa de ácido radiactivo, teñida de un verde enfermizo y lleno de burbujas venenosas.
Con un estruendo sordo, el proyectil tóxico se lanza hacia Ao Koa, con la velocidad de una bestia hambrienta. El ácido, al contacto con el aire, se retuerce y se contorsiona como una serpiente mounstrosa, ansioso por devorar cualquier cosa que se interponga en su camino. La saliva ácida se derrama de sus bordes, disolviendo el metal y la carne con igual ferocidad. El rostro de Ao Koa se ve amenazado por esta marea de veneno corrosivo, que promete desfigurar y desgarrar todo a su paso. En este enfrentamiento brutal, la vida pende de un hilo mientras Ao Koa lucha por sobrevivir al letal ataque de la reina. La potencia de este ataque deja en insignificancia la gran inflación de aire que la precedió, mostrando la brutalidad y letalidad de la reina en su deseo de destruir a su oponente. Ante este peligro inminente, Ao Koa debe actuar con rapidez y astucia si quiere sobrevivir a este enfrentamiento mortal.
Con un movimiento tan rápido como el destello de un rayo, Ao Koa reacciona instintivamente. Su mano se extiende con una ferocidad sorprendente, interceptando la masa tóxica con el dorso de su mano, un golpe violento que envía el escupitajo corrosivo hacia arriba, desviándolo con una fuerza tan devastadora que parece desafiar las leyes de la física misma. Lo más impresionante es la explosión repentina de aura que irradia de Ao Koa justo antes de su movimiento. Como si invocara una fuerza ancestral, concentra una cantidad sobrenatural de aura en su mano, lista para el impacto.
Cuando el escupitajo letal entra en contacto con el dorso de la mano cargada de aura de Ao Koa, ocurre algo extraordinario. La sustancia tóxica se transforma en un abrir y cerrar de ojos, mutando ante sus ojos en un ave de aura resplandeciente, blanca como la pureza y radiante como el sol.
El ave de aura se eleva con una velocidad vertiginosa hacia el cielo, su brillo deslumbrante corta el aire con una intensidad casi cegadora. Con un estruendo ensordecedor, perfora el tejado de la vieja torre de faros, desapareciendo en el firmamento con majestuosidad. La expresión de asombro en el rostro grotesco de la Reina de los Mutantes se desvanece en un grito que retumba hasta los confines de la torre y más allá, un sonido que lleva consigo la furia y la impotencia concentradas en su ser. Ao Koa, con la mirada fija en su enemiga, no vacila ni un instante. Levanta la voz con determinación, desafiando la oscuridad que emana de la Reina.
"¡Kai ha'avanga!
Kitea mai, tikitiki atu i toku mana o te Tangata Manu nui, e tukutuku atu ra!..."
El eco atronador de los gritos de Ao Koa perfora el alma de la reina, quien carga toda su fuerza para lanzar su ataque definitivo. La última palabra que escapa de los labios de Ao Koa coincide con la caída devastadora del ave de aura que se precipita directamente hacia el cráneo de la mounstrosa soberana mutante. Con una velocidad y potencia increíbles, el ave de aura desciende como una flecha infernal, desatando un descenso vertiginoso y mortal sobre la reina. El impacto es brutal, traspasando por completo su grotesco cuerpo y perforando los cinco pisos de la torre en su caída desenfrenada. El aura destruye todo a su paso, convirtiendo al ave en una bala de muerte letal. La reina en un estallido de violencia inimaginable, se despedaza en una lluvia de vísceras y fragmentos óseos que salpican la torre en su descenso hacia el abismo, dejando un rastro macabro de destrucción a su paso. Taru Mawk'u realiza un salto impresionante, atravesando los gruesos muros de la torre en inminente desplome. Aterriza con gracia en el exterior justo cuando Ao Koa desciende suavemente, batiendo sus alas para amortiguar la caída. Sin perder tiempo, Ao Koa envuelve a su amigo con sus fuertes brazos y se eleva en un vuelo majestuoso, escapando del derrumbe. Con Taru Mawk'u a cuestas, Ao Koa corta el aire con precisión, ascendiendo entre la tormenta radiactiva que se cierne sobre ellos. A lo lejos, un inmenso torbellino de radiación amenaza con sepultar por completo el sector. Ao Koa vuela a través del turbulento cielo con una sincronización impecable, sus siluetas brillando a contraluz en un despliegue de destreza y camaradería, dejando atrás el caos y la destrucción. Taru nota el esfuerzo de su amigo por respirar en cada batir de sus alas. De repente, recuerda que Ao Koa no es inmune a la radiación como él y comprende lo adentrados que están en la zona prohibida. Aunque Ao Koa jamás mostró señal de debilidad, Taru reconoce los signos de alguien que se está sobreexigiendo. Reflexiona sobre el error de haberse adentrado tanto siguiendo la pista de la raíz de los mutantes.
Aunque lograron su cometido de manera eficiente, las consecuencias repercuten en Ao Koa. Llevaban meses internados en las zonas más radiactivas, y Taru siente orgullo por la resistencia de su mejor amigo. Nadie más podría soportar tanto tiempo dentro de las tormentas radiactivas, pero también siente una creciente preocupación. El viaje de vuelta sería largo y tortuoso para Ao Koa; solo salir de la tormenta y sus ciclones mortales llevaría semanas. En un acto de hermandad, Taru se concentra y, utilizando una carga de aura, comienza a deshidratarse y compactar sus fibras musculares y masa. Disminuye su peso drásticamente mientras se acomoda firmemente sobre la espalda de Ao Koa, permitiendo que su amigo se concentre completamente en el impresionante y veloz vuelo. Sentido el alivio inmediato, Ao Koa triplica su velocidad, surcando los cielos tormentosos con una agilidad y fuerza renovadas. Juntos, enfrentan el inmenso desafío, combinando sus fuerzas y habilidades para superar las adversidades del peligroso entorno radiactivo, con la esperanza de regresar sanos y salvos a tierras menos hostiles. De repente, los nano-visores de los agentes comenzaron a parpadear, sus LED azules destellando en alerta. Ao Koa extrae su nano-visor de una bolsita de cuero negro atada a su cintura, deslizándolo con destreza hasta su oreja derecha mientras sortea hábilmente los ciclones. Con un movimiento ágil, presiona con su índice el botón de comunicación y establece el enlace. "Acá agentes Parcog y Puma. Cambio", exclama Ao Koa en medio del bullicio del aire, deslizándose como un jet supersónico. "¿Quién habla?", añade con atención. "Qué alivio que respondan, agentes", responde una voz femenina. "Me alegra mucho oírte, Parcog... Puma, ¿todo bien?", agrega con preocupación. "Todavía en pie", responde Taru con calma. "Estamos intentando contactarlos desde hace días, asumí que estaban en medio de un combate...", la voz se interrumpe por ruidos de interferencia radial. "¿Me escuchan claramente?..." "La señal de aria está siendo interferida por la magnitud de las tormentas. Nuestros radares muestran su posición, y está demasiado cerca del núcleo. Agentes, por favor, les suplico, vuelvan inmediatamente. Sus vidas corren un peligro extremo ahí", advierte la voz con urgencia. Los agentes ahora reconocen de inmediato a la voz y exclaman al unísono: "¡Hola, maestra Sara!" "Sí, estamos ilesos, tranquilos", responde Ao Koa. "Estoy en camino para recogerlos. A este ritmo en mi nano-motor, nos encontraremos en una semana. Resistan... No tardaré...", continúa Sara diciendo entre las interferencias. "Entendido. Cambio y fuera, maestra", responde Ao Koa, finalizando la llamada. Con un segundo aire, Ao Koa avanza en su vuelo majestuoso, aumentando al máximo el esfuerzo en el batir de sus largas y poderosas alas, dirigiéndose directamente al encuentro con su maestra. Mientras avanzaban, Taru tejía pensamientos entretejidos con las nubes. "Las ilusiones de Ao Koa duran muchas horas", reflexionó, "me sorprende que la falsa figura del rey se haya desvanecido antes de lo previsto... Eso demuestra cuán exhausto está Ao Koa, y sin embargo, jamás ha mostrado signos de fatiga o dolor. Es verdaderamente impresionante, mi amigo". Mientras se aferraba con firmeza a las espaldas de Ao Koa, luchaba por mantener los ojos abiertos contra la implacable velocidad del viento.
"Ao Koa, por favor, envía la información a ARIA. No quiero ser yo quien le dé la triste noticia a '"ñirrimawün".'. Prefiero que se entere por otro medio; me duele hacerlo, de verdad. Espero que encuentre consuelo en su corazón," dijo Taru, con un tono cargado de compasión.
Ao Koa siempre se maravillaba de la increíble compasión y amistad que Taru poseía. Era amado y respetado por todos, considerado el mejor amigo de todos y el más fuerte también. Para muchos, era la personificación de la perfección en sí misma. Reflexionando, Ao Koa respondió, "Por supuesto, amigo. Enviaré de inmediato la resolución del caso 'Colmena de Mutantes'. Tienes razón, es lamentable cómo terminó todo, pero seguramente lucharon por su noble misión hasta el último respiro.
Taru respondió con un sonido de aprobación, un mmj, mientras continuaban avanzando hacia el encuentro.
Ao Koa pasó el día atando los últimos cabos sueltos, pero su mente estaba constantemente ocupada por su amigo Ahmed. Se preguntaba cómo reaccionaría y recordaba la promesa que le hicieron.
La misión que les encomendaron a los agentes Taru y Ao Koa resultaba cerca de donde fue la última vez que Ahmed vio a sus padrastros y primeros maestros.
Para comprender la angustia que agobiaba a los agentes Taru Mawk'u y Ao Koa Matu'a, es esencial retroceder brevemente a los albores de la nación y sumergirse en el mundo de los 'Mesha-Duat'...
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Agente ARGO (Versión Original)
Science FictionEn un mundo arrasado por la guerra, Argo se entrena para convertirse en un agente de élite, la última línea de defensa de la humanidad. Con el futuro de su gente en juego y sombras acechando en cada esquina, deberá superar pruebas letales y enemigos...