Destino-Wonderland:

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Llegó el momento de mudarme. El destino que tenía previsto por ahora, y donde seguramente me quedaría hasta ya alcanzada una edad y tuviera ahorros, se llamaba Wonderland. Un nombre que me encantaba y desde que era niña siempre había querido ir allí. No era ni muy grande ni muy pequeño según me habían dicho y había buscado por Internet. Y además me ofrecían seguir con mis estudios allí en una escuela donde podría aprender lo último que necesito para empezar a trabajar en mi sueño. Escribir historias.

Cogí el coche a las 10 am el sábado y dos horas y media después llegué a mi destino. Era tal y como lo había esperado. Tranquilo, acogedor, hermoso y hasta de película.
Encontré la calle donde se suponía que estaba mi casa y aparqué en la plaza de coche que había al frente de la entrada.
La casa era bastante bonita. Su jardín era muy mono y tenía flores, eran azules y rojas pero no sabía exactamente qué tipo de planta era. La casa era blanca por fuera y el techo azul. Buena combinación, pensé y decidí entrar ya.
La entrada conducía a un salón unificado con una cocina, como en las típicas películas. Tenía una mesa para comer, encimeras, electrodomésticos de calidad media en la parte izquierda, mientras que en la parte derecha un sofá y una televisión de buen tamaño.
El baño no era muy grande, pero tenía lo justo, lavabo, retrete, ducha y bañera. Luego había un pasillo, donde planeé poner mis estanterías de libros.
Y por último mi maravillosa habitación, que tampoco tenía tanto de maravillosa, pero tenía una buena cama, un armario para toda mi ropa y mesillas pequeñas.

Me pareció bastante acogedora la casa para ser algo no tan caro y lujoso. Me servía para vivir un buen tiempo.
Me senté en la cama y empecé a desempaquetar mis humildes 4 cajas con todo lo que necesitaba. Mis libros, libretas, ropa, objetos personales, decoración y algo de comida.
Después de colocar lo esencial, decidí darme una ducha caliente y rápida.

No sabía si seguir colocando cosas o dejarlo para luego. Decidí salir al jardín. Observé las flores durante un rato y al mirar a las otras casas de al lado vi a una joven como de mi edad que parecía que acababa de mudarse como yo, tenía una última caja que llevaba en las manos y sonreía al haber terminado su tarea.

De lejos no se la apreciaba muy bien, pero vi sus bonitos ojos azules que la iluminaban la cara y su outfit casual, de mudanza. También me fijé en su pelo castaño clarito que le llegaba hasta los hombros, no la quedaba nada mal.

Me apeteció socializar con ella por un momento pero esa idea la descarté unos segundos después, soy una persona introvertida y tímida en esas cosas. Pero algo cambió en mí cuando vi que ella me miró por unos segundos y decidí acercarme y ayudarla con esa caja que podía pesar mucho.

Me acerqué a su parcela y apresuradamente saludé a una desconocida.

-Hola... ¿Te ayudo? Parece que pesa mucho...

-Ehh, vale -ella aceptó sorprendida por mi presencia.

La ayudé con la caja hasta llegar a la entrada y ella amablemente me dejó pasar. Parecía maja.

-Así que de mudanza... -rompí el silencio de nuevo.

-Sí... -afirmó. Luego, abrió la caja y sacó un cuadro bastante pesado de una artista muy familiar, era de Taylor Swift, por supuesto-. ¿Tú también te has mudado? Te he visto también con cajas.

-Emm, sí. Qué coincidencia... -el silencio permaneció durante unos segundos y luego volví a romperlo-. Cansa lo de la mudanza, ¿verdad?

-Ni te lo imaginas -suspiró.

Terminó por colgar dicho cuadro en su salón donde había un reloj al lado. Luego me preguntó el por qué me había mudado. La contesté:

-Para terminar de estudiar. Me parecía siempre un sitio acogedor desde que era niña y desde luego no me equivocaba.

Ella sonrió y me pareció buen momento para preguntarla por su nombre.

-Cassie Gilbert.

"Cassie Gilbert, me gusta. Es original" estuve por decir, pero sólo asentí.

-Yo Bella Morningstar. Un placer -la dije contenta.

Ella me dijo lo mismo y me pareció que debería irme y dejarla preparar sus cosas, no quería molestarla y menos que se sintiera incómoda.

-Vale, ya nos veremos, vecina -se despidió y salí de dicha casa.

Hora de terminar de organizar las dos cajas de ropa.

Se me hizo un poco largo pero cuando terminé no pude evitar sonreír y decidí ver la televisión. ¡Qué suerte la mía encontrar un programa de cocina! Me inspiró y busqué en la estantería ya colocada el libro de cocina que me dio mi abuela la semana pasada. Qué genio. Y me preparé un sándwich con tomate y unas tostadas que estaban deliciosas. Afortunadamente había aprendido a cocinarlas y me salían genial. Y me pareció buena idea visitar a la vecina y ofrecerla un par de tostadas.

Llegué a su casa y a ella le pareció muy amable por mi parte. Luego comió las tostadas alegremente mientras comentó por qué ella se había mudado y un poco sobre su vida en general. Me contó que quería estudiar música y había aquí una buenísima escuela de artes. También me contó sus gustos musicales, entre ellos Taylor Swift, Olivia Rodrigo, Kate Perry y un poco de Coldplay y yo la conté los míos.

-Soy también fan de Taylor Swift y Olivia Rodrigo, pero también me gusta mucho Lana de Rey.

-Me alegro -sonrió.

Luego de terminar, me fui a mi casa y sonreí por segunda vez desde que llegué aquí. Será el destino que sabe que seré feliz aquí.

WonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora