Vuelta a casa:

3 1 0
                                    

Después de estar dos semanas en casa de mis padres, tocaba la hora de volver. Estaba haciendo las maletas con música de fondo navideña para darle más ritmo. Mis padres se acercaron por atrás y me dijeron:

-Te echaremos de menos, ¿lo sabes?

-Pues claro, yo también. Cuando sean las fiestas de semana santa os visito de nuevo -prometí.

-Eso esperamos, hija. Y ya de paso te traes a la novia -hicieron el comentario con gracia para picarme.

Ya les había hablado de ella. Quería que supieran que estábamos juntas y conté cómo empezamos nuestra historia. Ahora me pican mucho con ese tema, que si estaré más con ella que con ellos, que usemos protección (Por Dios), que si esto que sí aquello...

Era mejor no haberles contando nada. Ahora cada vez que comentan algo se me encienden las mejillas.

Al terminar de recoger todo, paré la música y mis padres y yo compartimos un tierno abrazo. Luego les prometí que volvería en las siguientes vacaciones y me dieron un poco de propina. Qué suerte tengo. Les quiero tanto...

-Os quiero -mandé besitos con la mano mientras salía por la puerta.

Me tocó hacer el viaje de vuelta. Con música, por supuesto. En mi playlist de viaje había todas las canciones de ritmo posibles, sobre todo Taylor Swift, Coldplay y Olivia Rodrigo. Era la mejor playlist para viajar. Te podía salir de repente All Too Well y luego una canción de Conan Gray.

Canté todas porque me las sabía de memoria y así el viaje se me hizo más llevadero. Al llegar, dejé todo el equipaje dentro de casa y me senté en el sofá. Estaba súper cansada. Para mejorar las cosas me tomé un café con galletas y descansé un rato.

Cuando ya estaba mejor, me puse a ello. Coloqué la ropa y libros que me había llevado, porque yo sin libros no era yo. Y luego hablé por teléfono con mis padres:

-Ya llegué.

-¡Perfecto. Disfruta!

Y eso hice. Luego hablé por chat con Cassie. Como eran las 20:10 decidí invitarla a mi casa y hacer pijamada como hicimos hace tiempo.

Cuando apareció por la puerta me abalancé sobre ella para abrazarla. Ella estaba radiante con su pelo corto castaño brillante y su ropa de invierno total. Tenía sentido, hacía menos de 1 grado. Ella se sentó en el sofá mientras yo la preparé unas palomitas. Luego conversamos.

-Estás diferente -me dijo.

-...

-Enserio. Sonríes más.

-Porque estoy contigo -confesé-. Tú me haces feliz -dije.

-Tú a mi también -sonrió y me abrazó de nuevo. Cambió de tema:-. Dijiste que tus padres lo sabían, lo nuestro.

-Sí, se lo conté. Les parece bien -conté alegre-. No suelen ser tan pesados con mis parejas, pero ya veo que contigo sí.

-Será porque soy demasiado guapa.

-JaJa, por supuesto -la seguí el juego-. Quieren que para las siguientes vacaciones vengamos las dos -seguí contando.

-Oh -se quedó sin habla-, me parece bien -logró aceptar.

-Perfecto -grité de la alegría, así no habría distancia.

-Y bueno... tengo algo para ti -me dijo.

Ahora que me daba cuenta había una bolsa con una caja en la mesa. Me levanté y la cogí. No pesaba mucho...
Logré decir:

-Esto es... demasiado -habló mi lado humilde-, pero gracias -acepté.

Abrí la caja. Era una cárdigan. Era muy similar al del videoclip. Era una joya. Precioso. Lo más bonito del mundo.

-Ayyy, es precioso -exclamé-, enserio. Gracias -la besé en la mejilla.

-De nada. Eres mi novia, algo tenía que hacer.

-Gracias -volví a decir.

Yo también tenía un regalo para ella.

-Para ti -acerqué una bolsa a sus manos.

Ella abrió el envoltorio y exclamó. Pero bastante. Estaba tan feliz porque le había regalado un libro que sabía que quería, era Los siete maridos de Evelyn Hugo. Me abrazó fuertemente y me besó la mejilla.

-Gracias gracias gracias -repetía como yo hace un rato.

-A ti -sonreí.

La noche pasó rápida. Vimos una película con palomitas y pizza. Luego hablamos e hicimos karaoke. Ella cantaba muchas de Olivia Rodrigo y yo de Taylor Swift y Katy Perry. Somos una buena pareja.

Cuando nos dormimos, las dos en la misma cama (porque no iba a permitir que durmiera en un saco en el suelo), intenté no moverme mucho. Ella también estaba muy tranquila y la noche pasó volando.

Cuando desayunamos la comenté:

-Hoy estrenan M3GAN, por si quieres verla -ofrecí.

-Me parece bien. Espero no morirme de miedo -susurró.

-Estoy aquí por si pasa algo -me acerqué a ella y rompimos la distancia que nos separaba.

Ella y yo quedamos por la tarde, después de clases, para ver la película. Y no fue tan fuerte como creí. Aunque sí me dio sustos y Cassie y yo tuvimos que agarrarnos la mano. Ahí saltaron chispas.

-Te dio un susto esa escena -comenté recordando.

-Oye... a ti también te han asustado -me replicó-, a las dos.

-Pues sí -acepté.

-JAJA, y menos mal que no hemos muerto en el intento.

-Sí -me acerqué a ella. Me incomodaba estar tan lejos-. Te llevo a casa -dije.

La llevé a casa y antes de despedirnos nos besamos varias veces. Sus labios eran muy atractivos y mi perdición. Intentaba no besarla pero no podía. Al tercer intento Cassie se separó y dijo:

-Se hace tarde -miró la hora.

-Una pena -la guiñé un ojo.

Vi en sus ojos que ella quería ya estar en su casa y no la incomodé más, me despedí con un beso en la mejilla y me fui a mi casa.

Al día siguiente, como era sábado, teníamos la tarde libre. Ella me dijo que la tenía al menos. Y se me ocurrió un plan. Podríamos quedar y cocinar.

Se lo propuse llamándola:

-Hey, Cassie -saludé graciosilla-. Oye... tú hoy estabas libre, ¿no?

-Pues claro... ¿Lo dices por quedar? -preguntó.

-Sí. Para cocinar.

-Me parece bien. Y si quieres puedo invitar a Patroclo, que casi no le he visto.

-Vale, me parece bien -nos despedimos y colgué.

Ahora todo iba bien y estaba con la persona que quería, no podría ir mejor.

WonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora