4. Asociación ilícita

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🎶Banda sonora: Cradles - Sub Urban🎶

Miércoles 2 de diciembre

Estiró los brazos destensando su espalda contracturada. Miró la pantalla del ordenador con el contrato de la última gran cuenta que había conseguido Han Bank. Él no era una persona presumida, pero se sentía orgulloso de sí mismo.

En los últimos tres años había logrado mantener el ritmo que Keunabeoji-nim Han Jihyeon había llevado en el banco. Cuando Jisung le había nombrado oficialmente C.E.O., el valor de la entidad había caído en picado. Dudó tantísimo de sí mismo entonces, que habló con su amigo sobre la posibilidad de buscar a otra persona.

Por suerte para Changbin, Han había sido absolutamente inflexible al respecto. Y ahora, después de estos años, había conseguido recuperar la posición de Han Bank en el mercado. Sus planes de crecimiento iban viento en popa y parecía que en la próxima junta de accionistas podría dar por fin buenas noticias. Le mandó un mensaje a Jisung para cenar juntos. El chico aceptó y dijo que estaría allí en una hora.

Changbin nunca pensó que alguna vez en su vida se sentaría a este lado del escritorio. Miró el sofá que había ocupado durante casi dos años con cierto rechazo. Se arrepentía profundamente de haber formado parte de aquello que había hecho tanto daño a Jisung. De esa mierda que les había roto, a los cuatro.

Él siempre había sido una persona humilde. No necesitaba mucho para estar bien. Incluso dirigiendo uno de los bancos más importantes de Corea, todavía vivía en un apartamento con una habitación y un baño . Su ropa seguía siendo funcional y cómoda y conducía un coche de gama media. Los lujos y las extravagancias eran algo más propio del antiguo Jisung.

Sin embargo, todavía había algo que ambicionaba por encima de todo, algo que no podía conseguir ni con todo el maldito dinero que ahora llenaba sus cuentas: tenía la triste esperanza de que el polluelo volvería.

Había comprado una casa en el mismo complejo de lujo que Jisung, a las afueras de Seúl, pero todavía no había dormido allí. Tampoco se lo había contado a su amigo. Era una especie de secreto que guardaba con recelo. Igual que las veces que pensaba en aquel hombre mientras su mano rodeaba su erección.

Changbin no era capaz de mirar a otros con los mismos ojos que miró a Felix. Y no había podido dormir en la casa porque, para su avaricioso corazón, era el lugar que compartiría con su chico en el futuro, cuando volviese a respirar su aliento cálido contra su piel.

Ese chalet lleno de muebles que nadie había usado, con un servicio de limpieza, era el espacio que había comprado para Felix. Para que tuviera un lugar al que volver, un lugar en el que vivir. Un lugar para los dos. Un hogar que no permitiría que nadie destruyese.

Sabía que era una estupidez y que, después de todo lo que le había dicho a Jisung para sacarlo del hoyo, era hipócrita como la mierda. Han seguía sin poder pronunciar sus nombres y Changbin le decía que no era sano, mientras él mantenía perfectamente funcional una casa de cuatro habitaciones en las que nadie había dormido.

¡Qué desgraciado!, se reprendió a sí mismo. Por lo menos Jisung estaba intentando rehacer su vida. 

Choi Soobin era tan abiertamente romántico, estaba tan seguro de su interés, que a Changbin le pareció extraño. Pero no podía quejarse, Dios Santo, Jisung de verdad sonreía cuando hablaba del chico; se sonrojaba cuando Soobin coqueteaba con él en público e incluso habían acabado cenando una vez a la semana en casa del hombre.

Seungmin era otro tema. Jisung todavía era frío y desagradable con el veterinario la mayoría del tiempo, pero a Seo Changbin le caía extrañamente bien. Era un torbellino de energía colmado de sarcasmo y comentarios con doble sentido que le hacían enrojecer. Quizá solo le caía bien porque le recordaba, en algún sentido, a él. Quizá a Jisung solo le caía mal porque también le recordaba a él.

Estación de lluvias 2: OTOÑO| Minsung | Changlix | HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora