31. Causa perdida

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Banda sonora: Broken - Anson Seabra

Martes 13 de abril.

Jisung sintió que se quedaba sin aire cuando entró en la calle de Changbin. Frente a la mansión había una ambulancia y tres coches de policía. Los curiosos se arremolinaban en la calzada, un par de coches más estaban parados directamente en frente. Frenó a cien metros del tumulto y bajó del vehículo con sus latidos acelerados y el sudor frío recorriéndole la espalda.

¿Qué mierda es esto?

Se dirigió a la puerta exterior, donde dos agentes custodiaban el lugar. Empujó con fuerza a varias personas para llegar a los hombres uniformados. Distinguió un par de cámaras de fotos y se preguntó cómo coño habían logrado pasar el control de seguridad de la urbanización.

—No puede pasar, señor —dijo uno de los policías con los brazos cruzados sobre el pecho.

—Y una mierda —contestó Jisung empujando al tipo sin conseguir que se moviera.

—He dicho que no va a pasar, haga el favor de retirarse.

—¡Déjeme pasar! ¡Es mi hermano el que vive aquí! —exclamó, tratando de pasar entre los agentes. Uno de ellos lo agarró del brazo y lo empujó unos pasos hacia atrás. Jisung trastabilló hasta chocar con un fotógrafo que evitó que cayese al suelo. Miró a los imbéciles con el ceño fruncido.

—¿Es usted Han Jisung-ssi? —preguntó uno de los testigos de aquel despropósito—. ¿Sabe lo que ha pasado? ¿Sabe si hay algún herido? ¿Quién ha disparado? ¿Se han llevado detenido a Seo Changbin?

—¡Cállese! ¿No ve que sé lo mismo que usted? —gruñó, mirándolo a los ojos mientras el hombre enfocaba un teléfono móvil a su boca. Se volvió a girar a los policías y respiró hondo antes de hablar —. Mi nombre es Han Jisung y la persona que vive ahí dentro es mi hermano. Les ruego por favor que me dejen pasar.

Los hombres se miraron con las cejas fruncidas. Uno de ellos bajó las manos y se acercó a él: —Disculpe... Tal vez necesitaríamos hablar con usted en otro lugar.

—¡No! —interrumpió apartándose un paso del hombre—. Necesito entrar a esa casa. Por favor, déjeme entrar y hablaré de lo que quiera donde quiera... Pero deje que entre y compruebe cómo están las personas que viven ahí.

El hombre dudó unos segundos. Se giró hablando por una emisora que llevaba enganchada al hombro izquierdo en voz tan baja que fue imposible escucharle.

Los periodistas seguían preguntando a su alrededor, pero Jisung solo podía mirar al hombre y rezar en todos los idiomas que conocía porque se apiadase de él y le dejase entrar. Hubo alguna respuesta del aparato y el agente asintió.

—Señor, por favor, acompáñeme.

Jisung lo siguió. Cuando entró vio a dos policías en el jardín delantero y la puerta de la casa abierta. Se apartó del agente que lo guiaba y echó a correr.

Durante los tres segundos que tardó en llegar a la entrada, su cabeza explotó en millones de pensamientos invasivos. Fue consciente de la voz del policía gritándole algo, pero solo podía pensar en entrar y comprobar que el polluelo, el gato y el oso seguían en perfecto estado.

Lo primero que vio fue que había muchísima gente ahí dentro: paramédicos con uniforme y policías por todas partes; al menos unas siete personas completamente desconocidas. Y Felix estaba sentado al pie de las escaleras, con una manta sobre los hombros y la cabeza apoyada sobre sus propias rodillas.

¿Dónde está Changbin? ¿Dónde está Minho?

Dio un paso dentro de la casa y alguien lo paró con una mano en su pecho.

Estación de lluvias 2: OTOÑO| Minsung | Changlix | HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora