| Capitulo 6 |

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—Lo que planean tu madre y tus hermanas sigue en pie, Nora—comenta sombra cuando voy a visitarla a la alcaldía. —, trato de persuadirlas, pero quieren destruirte. —no son las únicas que sueñan con eso.


—No tienen instinto de supervivencia.


—Y con la repentina desaparición de Vanessa y el hecho de que D'Amico ya no este escarbando en la muerte de mi hermano, las ha puesto más decididas. —suspira—, no quiero que te quiten a Emiliano.


 —De verdad pareces preocupada por eso, sombra. Me conmueves. —eso la confunde.


—¿En serio?


—No, me intriga más bien, algo me dice que finges estar en un bando mientras juegas en ambos. Y eso no me gusta ni es bueno para ti ¿lo sabes no? —asiente—, me pongo paranoica cuando mi radar de ratas traidoras se enciende. Espero no sea el caso contigo, sombra.


—Claro que no, se en que bando quiero estar. No quiero arder junto con todo el pueblo.

 

—Eso es lo que un líder no diría, sombra. Te digo algo, ni Arthur ni tu tienen esa sangre para liderar. —se endereza algo molesta, como si el puesto de alcaldesa que yo le di la volviera intocable.


—¿Entonces por qué me diste el puesto que ganaste con dictadura? —saco un habano.


—Porque quiero que todos bajen la guardia, quiero que cuando se den cuenta yo ya este respirando en su nuca. Ese sentimiento me encanta, cuando ven que ya no tienen opción.


Enciendo mi habano y me levanto.


—Y qué mejor que ponerles como líder a alguien que ni siquiera tiene guardia—se queda callada—, estas haciendo un buen trabajo, sombra. Sigue así, te estas alejando poco a poco del futuro ardiente de este lugar.


Salgo de la alcaduria, todos están emocionados por la fiesta anual, todos me resultan más patéticos de lo que ya son, pero dejo que lo disfruten.


Cuando llego a casa encuentro a Marie y a Nuria intimidando a Emiliano.


—Solo tienes que decir que te trata mal, que amenazo a tu madre para que te dejara a su cuidado. Solo eso, Emiliano.


Emiliano se mantiene sereno.


—¿Por qué diría eso? Aquí nadie me trata mal.


—Digamos que es como un juego—dice Nuria.


—¡Si Emi! Como un juego, a ti te gusta jugar—la hija de Nuria, Anna, sale de un lado de Emiliano y toca su cara, Emiliano repudia su toque. —, así como cuando jugamos a darnos besos.


—Eso—inicia Marie—, si dices lo que te pedimos, tu y Anna podrán jugar a besarse más seguido.

MounstroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora