| Capitulo 7 |

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Dejo atrás a Eren, con la velocidad al límite llego en menos tiempo del estimado a la casa. Dejo mal estacionado el auto y camino rápido al interior, sombra me detiene cuando estoy por subir a la habitación de Emiliano.

—Muévete, sombra.

—Estas furiosa, no puedes verlo tan alterada. Debes cuidar su estabilidad. 

—Esa maldita perra pequeña de Anna, lo estaba tocando, estaba siendo una zorra como su madre y abuela. —veo a sombra, ella no entiende, ella no sabe lo que es que te toquen sin que lo quieras—, esa perra va a pagar. 

—Nora, no entiendo por qué Anna debe pagar, es una niña.

—No, esa perra no es una niña, es una maldita en busca de polla. —pues va a tenerla. 

No visito a Emiliano, Eren tampoco llega a dormir a la casa y poco me importa, solo me enfoco en conseguirle a Anna lo que tanto quiere, y claro, el buen delegado cumple mi deseo sin hacer preguntas.

Platico un poco con él, y antes de colgar me advierte sobre Eren, sus palabras son concisas y alertadoras. 

"Él no es mi padre, ni tampoco es yo. Ten cuidado".

Ahora estoy más que convencida de que Eren va a ser un gran, gran problema. Esa atadura es un ancla en mi tobillo que me hundirá sino la quito. 

Mantengo vigiladas a Marie, Nuria y Anna, las primeras dos siguen en la propiedad donde mantuvieron secuestrado a Emiliano, no veo intención alguna de venir y suplicarme piedad, parece que la vida de Anna tampoco vale mucho para su madre y abuela. Tampoco he querido ver a Emiliano y a Eren, sé que ambos están afectados de formas diferentes, aunque solo me importe el daño de uno. 

No confió en que Emiliano gobierne su mente y emociones, esto va a ser una excusa para retroceder del poco avance que ha tenido. Así que salgo de la casa con solo mi guardaespaldas y mi sed de venganza. 

Nos movemos hasta mi lindo lugar donde purgo las almas sucias, me pongo ansiosa. Este evento me dará mucha satisfacción. 

—Me han mandado al mejor, querido, esto lo voy a disfrutar mucho—me sonríe.

—Lo disfrutaremos, mi señora. —acelera y nos hace llegar pronto, preparo mis guantes y envuelvo mis manos con ellos. 

Nadie se acerca a este lugar, hace tiempo una de las muñecas murió y después de la muerte de la dueña, todos consideraron la casa, maldita, por eso fue abandonada y olvidada a pesar de estar muy bien conservada. Todo está a mi favor, pues nadie nunca imaginara lo que pasara hoy aquí.

—Todo esta vigilado, mi señora, el regalo ya está adentro disfrutando su misión. 

—No quiero a Eren ni a D'Amico cerca, no confío en sus bocas—asiente—, solo confío en ti.

—Gracias, mi señora.

Nos metemos a la casa y a poca distancia se escucha el llanto envuelto en dolor de la pequeña Anna. Mientras más avanzamos, capto los gruñidos de mi enviado y el sonido inconfundible del choque de caderas.

Mi guardaespaldas abre la puerta para mí y la escena me fascina. Anna desnuda, tendida en la cama y sobre ella mi enviado especial igual desnudo, el peso de su cuerpo le impide a la pequeña perra respirar.

El hombre embiste en su pequeña y codiciosa vagina, el hombre nos ve, pero no para. El delegado hizo un gran trabajo consiguiendo un pedófilo y enviándolo a mi para la pequeña Anna, me acerco para que Anna pueda verme y cuando lo hace, sus lágrimas son más abundantes.

MounstroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora