Los estudiantes caminan agresivamente por los alrededores, el día es tenso, y sin embargo, dicha pesadez no es el resultante de una sola variable. El 60% de los alumnos sufre de estrés debido a la semana de exámenes, el estudio excesivo y las inalcanzables expectativas se suman para dar origen a un deterioro masivo de las facultades psicológicas de los involucrados. El 25% abarca a los alumnos que se encuentran en la recta final de sus carreras universitarias, y de forma paralela, en la recta final de su integridad física y mental, puesto que han enfocado la totalidad de su energía en planificar, organizar, elaborar, corregir, corregir, corregir y corregir sus tesis de grado. El 14% refiere a todos aquellos estudiantes que se han dado por vencido, o que directamente han fracasado, y están en proceso de recuperar las asignaturas académicas. Para finalizar, el 1% representa a ese minúsculo grupo de alumnos que se sienten confiados respecto a su vida universitaria, por lo tanto, se dan la libertad de estresarse por asuntos privados -triviales o sustanciales- que no se relacionan con su educación superior.
Evangeline y Matheo son el perfecto ejemplo de ese 1% que trae sus problemáticas personales al ámbito universitario. Justo ahora, en medio de una zona bastante ajetreada, han iniciado un repentino diálogo.
—Miren a quien tenemos aquí —la característica voz de Evangeline, dulce y serena, envuelve a su frase con una ligera tonalidad de indiferencia.
—Necesitamos hablar —sentencia Matheo.
—¿Necesitamos? Qué raro —la mujer parpadea dos veces—. Yo necesito peinar mi cabello, y también necesito comer algo, necesito retocar mi maquillaje, necesito presentar un examen y necesito, además, obtener la máxima calificación, necesito muchas cosas... pero créeme, entre todas esas necesidades no hay cavidad para ti.
—Necesito hablar contigo —se corrige él.
—Eso está mucho mejor —levanta su mano para enredar un mechón de pelo entre sus dedos—. ¿Qué quieres?
—Quiero hablar.
—Pero yo no.
—Pero yo sí —la expresión del hombre es de enojo—. No me iré hasta que me escuches.
Evangeline se asombra por la osadía de su acompañante, mas no lo hace evidente. Sigue jugando con su mechón de pelo sin apartar los ojos de Matheo.
—Estoy escuchando —avisa ella.
—Yo... —su mente se pone en blanco. ¿En qué dilema se ha metido? Reunió la suficiente valentía para acercarse a su objetivo, la mujer que habita en su corazón, y a pesar del coraje no tiene ni la más remota idea de lo que puede decir para arreglar lo que lleva semanas, y meses, roto. De hecho, ¿la solución es arreglarlo? ¿No son las grietas de un jarrón las que ayudan a las personas a tener cuidado con la mínima interacción que tengan con dicho objeto? La relación que han establecido es única, y al igual que un jarrón cuyo valor reside en lo emocional, no puede reemplazar lo que ha construido con Evangeline. Una relación incomparable, ¡exclusiva!
No debemos arreglar el pasado, sino aprender de este para preservar lo que aún sigue vigente, con grietas y todo.
—¿Hola? —la chica se impacienta, deja de juguetear con su cabello y alza la voz—. Habla de una vez, ¿qué quieres decirme? —el joven se muestra confundido, extraviado en su cerebro, y Evangeline, suponiendo que nada de lo que dijo fue captado por él, decide repetir su última pregunta—. ¿Qué quieres...?
—Te quiero a ti —contesta sin dudarlo—. No hay día en el cual no piense en tu sonrisa, una sonrisa capaz de convertir cualquier infortunio en un deslumbrante viaje de convalecencia. No hay día en el cual no piense en tu mirada, una mirada llena de esperanza que otorga a quien la vea el ímpetu necesario para hacer frente a la adversidad —Matheo sujeta las manos de Evangeline, uniendo sus dedos con los de ella—. No hay día en el cual no piense en tu piel, una suave y suave e irresistible piel que me incita a invadir tu espacio íntimo. No hay día en el cual no piense en tus labios, unos labios que protagonizan mis sueños más húmedos, unos labios que retuercen la inocencia de mis fantasías —el hombre avanza hacia la mujer para acortar la distancia—. No hay día en el cual no piense en ti.
ESTÁS LEYENDO
¿Sabes quién es Evangeline?
Teen FictionEvangeline y Matheo se conocen el primer día de universidad, comparten una que otra palabra y todo termina ahí. Ocho meses después, Evangeline se ha vuelto la chica más popular del campus. Los estudiantes la aman, los maestros la adoran, todo el mu...