—Oye, ¿estás bien? —pregunta Calíope.
Su compañero demostraba un gran pésame a través de su mirada. ¿Qué le sucedía? ¿Era ella? ¿Lo estaba aburriendo? ¿Estaba arruinando el ambiente?
Lo sabía, ella lo sabía. Nadie puede acercársele sin arrepentirse al final. Nadie la tolera, nadie quiere estar con una imbécil. ¿Por qué creyó que esa noche sería diferente? ¿Por qué se llenó de esperanza? ¿Por qué? ¿Por qué?
"Debería irme". Piensa Calíope. "Debería irme" "Debería irme".
—Tranquila, solo... solo estaba viendo a alguien —contesta Matheo, quien enseña una media sonrisa para disimular su tristeza—. Vamos, chica enciclopedia. Todavía tenemos que buscar esas cosas —él enfatiza las dos últimas palabras.
Los pensamientos de la mujer desaparecen tan rápido como llegaron.
"No debería irme" "Aún no". Reflexiona.
—Por cierto... —ella lo vuelve a tomar de las manos—. Me llamo Calíope.
—Matheo —responde él, señalándose a sí mismo con un gesto divertido—. Qué pena, me estaba gustando el apodo de "chica enciclopedia".
—Solo lo usaste una vez —le recuerda entre risas.
—Una nunca es suficiente.
El corazón de Calíope suelta un fuerte latido. Apenas se percata de lo grave que puede llegar a sonar la voz de los hombres, en especial, del que tiene justo a su lado. Una voz grave y profunda, no atemorizante, más bien serena.
"Es jazz. Su voz es como el jazz". Concluye ella.
Ambos jóvenes partieron en la búsqueda de... ¿de qué? Bueno, quien sabe. Tal vez ni ellos sepan lo que están buscando, a fin de cuentas, lo importante no será lo que encuentren, sino lo que hagan para encontrarlo.
Una hora transcurrió y...
—¡La mejor fiesta de la vida! —grita Calíope sin dejar de correr. En sus manos sostiene un sombrero de paja.
—¡Más rápido! —ordena Matheo, quien corre a su lado. Detrás de ellos hay un hombre vestido de espantapájaros, está borracho y no puede coordinar sus movimientos.
—¡Sombrero quiero, sombrero...! ¡Mío! ¡Bastardos... sombrero, mío! —exclama el pobre sujeto, tan ebrio que ni siquiera puede hablar.
Dos horas transcurrieron y...
—¿Quién invitó a esos desadaptados? —le dice una mujer a su amiga, refiriéndose a la pareja que baila en el centro de la pista. —Ni siquiera hay música, ¿acaso están sordos?
—Espera, ¿no crees que ya están repartiendo el éxtasis?
—¡¿What?! —expresa emocionada—. ¡Life is only one! ¡Vamos por un poco!
Las mujeres se marcharon para buscar su preciada sustancia, dejando atrás al par de bailarines. Por su parte, Matheo y Calíope siguieron en lo suyo sin importarles que el mundo entero los estuviera viendo.
—¡Es la mejor canción que han puesto en toda la noche! —admite Matheo.
—Pero no está sonando nada —explica alguien del público.
—¡Exacto! —contesta Calíope.
Tres horas transcurrieron y...
—Umpalumpapú —menciona ella.
—Papulupí Tantu —responde él.
—AninanúWi supurí.
—Cacutuya tenino fuju.
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¿Sabes quién es Evangeline?
Roman pour AdolescentsEvangeline y Matheo se conocen el primer día de universidad, comparten una que otra palabra y todo termina ahí. Ocho meses después, Evangeline se ha vuelto la chica más popular del campus. Los estudiantes la aman, los maestros la adoran, todo el mu...