Él está de pie, mirando con asombro la colosal entrada que da la bienvenida a los nuevos alumnos. Se siente emocionado, enérgico, pero sobre todo, ansioso. ¿Acaso está preparado para afrontar los obstáculos que conlleva el estudiar en una de las universidades más famosas del país? No lo sabe, y no quiere saberlo. No necesita pensar las cosas, no necesita razonar, solamente desea seguir avanzando para que después el arrepentimiento no lo atormente.
De repente una misteriosa figura se hace a un costado de él. Es una chica.
—Es hermoso, ¿cierto? —menciona ella, señalando el edificio que posa delante suyo.
Él se queda anonadado mientras la observa de pies a cabeza.
—¿Me estás escuchando? —su voz emerge con más autoridad.
De inmediato sale del trance.
—Claro... —responde él—. Es muy bonito.
La chica contempló el bello paisaje durante unos cuantos segundos, y luego empezó a caminar para adentrarse a las profundidades de tan glorioso sitio. Él se dio cuenta de esto, así que...
—¿Cómo te llamas? —preguntó antes de que ella pudiera alejarse por completo.
La chica dudó por un momento, sin embargo, giró su cuerpo y regresó hasta donde se encontraba el muchacho.
—Evangeline... —su aliento a menta fue capaz de llegar a los orificios nasales del joven, lo cual lo estremeció un poco—. ¿Y tú?
—Soy Matheo —él le tendió su mano—. Un placer.
Aquella joven soltó una risita, después alzó su brazo para recibir el apretón de manos. Ella decidió enfocarse en el peculiar chico que tenía enfrente: era alto, delgado (o bueno, eso aparentaba) sus ojos mostraban un par de iris que parecían reflejar el mismísimo cielo diurno; por otro lado, su cabello traía un corte jovial (rapado a los lados y largo en el medio) y su ropaje era tan oscuro como su llamativa cabellera.
Fue un momento gracioso para las personas que no se encontraban involucradas en la situación, pues mientras la curiosa mujer lo observaba para descifrar sus múltiples rasgos físicos, él hacía exactamente lo mismo con ella.
¿Qué era lo que veía...? O mejor dicho, ¿qué era lo que hipnotizaba al joven hombre? Tal vez era su cabello blanco, tal largo y sedoso, tan libre e irresistible; o quizá era su cuerpo, tan apretado y curvilíneo, tan apetecible. El chico se sintió mal por tener dichos pensamientos, pero, aunque sabía que no era lo correcto, no pudo apartar la mirada de ella. Siguió observando su figura, sus muslos desnudos que la falda no alcanzaba a tapar, sus senos que parecían sobresalir de aquella camiseta, sus brazos delgados, sus ojos negros que contrastaban con su cabello, sus dedos, sus orejas, sus cejas, su nariz... sus labios.
—El placer es mío —contestó ella para terminar el extenso saludo.
Ambos se soltaron de las manos, lo cual lamentó el chico. Y ella, para no despedirse a secas, le mostró una dulce sonrisa al mismo tiempo en que se alejaba.
—Evangeline... —susurró el chico cuando ella desapareció del parámetro—. Evangeline, espero volverte a encontrar.
Y sin nada más que hacer, Matheo se adentró en las (ya no tan intimidantes) puertas de la universidad.
![](https://img.wattpad.com/cover/359462032-288-k101717.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Sabes quién es Evangeline?
Novela JuvenilEvangeline y Matheo se conocen el primer día de universidad, comparten una que otra palabra y todo termina ahí. Ocho meses después, Evangeline se ha vuelto la chica más popular del campus. Los estudiantes la aman, los maestros la adoran, todo el mu...