Interrogatorio

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El viento seguía aullando en la azotea cuando los policías llegaron al instituto. La escena era caótica; estudiantes y profesores se arremolinaban en los pasillos, susurrando y especulando sobre lo que había sucedido. Las luces rojas y azules de las patrullas iluminaban el edificio mientras los oficiales comenzaban a tomar control de la situación.

Uno a uno, todos los involucrados fueron llevados a una sala de interrogatorios improvisada en la oficina del director. El primero en ser llamado fue Seokjin. Entró en la sala con una calma calculada, sus ojos mostrando una mezcla de inocencia y serenidad.

—¿Puedes decirnos qué sucedió en la azotea?— preguntó el detective, su voz firme y autoritaria.

—Claro— respondió Seokjin, su tono suave y casi melancólico. —Estábamos discutiendo sobre algunos problemas personales cuando Jennie de repente perdió el control. No entendí muy bien lo que pasó, pero ella empujó a Namjoon...— Hizo una pausa dramática, permitiendo que una lágrima solitaria rodara por su mejilla. —Fue horrible. Todos intentamos detenerla, pero fue demasiado rápida.

Los detectives intercambiaron miradas antes de dejar salir a Seokjin. Cada uno de los miembros del grupo de oro siguió con su versión de los hechos. Hoseok fue el siguiente, su rostro sombrío y sus manos temblorosas.

—Yo estaba tan sorprendido como todos los demás— dijo Hoseok, su voz quebrándose en el momento justo. —Jennie simplemente se volvió loca. Nunca pensé que algo así podría suceder. Namjoon intentó calmarla, pero...— Tragó saliva, sus ojos llenándose de lágrimas. —No pudimos hacer nada.

Taehyung, con una expresión seria y controlada, corroboró la historia. —Fue todo muy rápido— afirmó, mirando a los detectives con ojos sinceros. —Jennie estaba fuera de sí. No tuvimos tiempo de reaccionar. Fue como si una fuerza oscura se apoderara de ella.

Finalmente, Jungkook entró, su rostro pálido y su postura encorvada. —Solo quería que todos estuvieran bien— murmuró, jugando con sus manos. —Pero Jennie... ella simplemente lo empujó. Intentamos detenerla, pero no pudimos. Todo pasó tan rápido.

Mientras tanto, Jennie estaba sola en otra sala. Su rostro estaba pálido y sus ojos, hinchados por el llanto, reflejaban una mezcla de confusión y desesperación. Los detectives la interrogaron, buscando cualquier inconsistencia en su historia.

—¿Qué sucedió?— pregunto el hombre frente a ella.

—Todos discutíamos cuando alguien lanzo a Namjoon de la azotea—, admito siguiendo el plan de Seokjin.

—Jennie, todos tus amigos dicen que tú empujaste a Namjoon. ¿Qué tienes que decir al respecto?— preguntó el detective principal, mirándola fijamente. En ese momento supo que la habían traicionado.

Jennie levantó la vista, sus ojos llenos de lágrimas. —Yo... yo no quería hacerle daño— susurró. —Fue un accidente. Estábamos discutiendo y... simplemente perdí el control. Pero no lo hice a propósito. No quería que nadie saliera herido.

Los detectives tomaron notas, pero sus expresiones permanecieron neutrales. La historia que los otros habían contado ya estaba bien establecida, y el testimonio de Jennie parecía encajar, aunque de manera desgarradora, en el cuadro que habían pintado.

A lo largo de las horas, más testigos fueron llamados. Estudiantes y profesores que habían presenciado fragmentos del incidente también coincidieron en señalar a Jennie como la culpable. Las pruebas parecían apiladas en su contra, y cada nueva declaración solo reforzaba la narrativa que los miembros del grupo de oro habían construido meticulosamente.

Los policías terminaron sus interrogatorios y comenzaron a reconstruir los eventos. Jennie fue detenida, su rostro desprovisto de toda esperanza. Mientras la llevaban esposada, pasó junto a Seokjin, Hoseok, Taehyung y Jungkook. Sus miradas se encontraron brevemente, y en ese instante, ella entendió que la habían traicionado completamente.

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