Funeral

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En el funeral de Namjoon, Seokjin se quedó parado frente a la entrada, mirando hacia adentro donde yacía la urna con las cenizas de Namjoon. A su alrededor, la gente vestida de negro se agrupaba en silencio, compartiendo sus condolencias y sus recuerdos del difunto. El dolor pesaba en el aire, palpable y abrumador.

Jungkook se acercó a él, su presencia sólida y reconfortante en medio del caos emocional. —Seokjin—, lo llamó, su tono firme pero compasivo. —No podemos permitir que nuestras emociones nos traicionen ahora.

Seokjin asintió, aunque su corazón seguía retumbando con una mezcla de tristeza y temor. —Lo sé, Jungkook—, respondió en un susurro, luchando por mantener la compostura. —Pero esto... esto no estaba en nuestros planes.

Jungkook le dio una mirada significativa, entendiendo el miedo y la incertidumbre que plagaban a su amigo. —Lo sé, bonito—, dijo con suavidad, secando una lágrima solitaria que corría por la mejilla de Seokjin. —Pero tenemos que seguir adelante. Namjoon ya no está entre nosotros, y no podemos cambiar lo que pasó.

Seokjin asintió, intentando dominar sus emociones tumultuosas. Aunque sabía que Jungkook tenía razón, el peso de la culpa y el miedo seguían pesando sobre él. ¿Y si alguien descubría la verdad? ¿Y si el pasado oscuro que compartía con Namjoon salía a la luz?

—Nadie va a saber quién lo empujó de verdad—, dijo Jungkook, como si leyera los pensamientos de Seokjin. —Lo prometo. Estamos juntos en esto, ¿de acuerdo?

Seokjin miró a su hermanastro, encontrando consuelo en sus palabras y su determinación. —De acuerdo—, respondió, sintiendo un destello de esperanza en medio de la oscuridad. Juntos, se enfrentarían a lo que fuera que el futuro les deparara.

Con esa promesa en mente, Seokjin respiró hondo y se armó de valor. Volvió a entrar al lugar de la despedida, listo para enfrentar lo que fuera que el día les trajera.

[…]

La atmósfera en la casa de los Jeon-Kim era tensa, cargada con el peso del dolor y la incertidumbre que seguían rondando en torno a Seokjin. Jungkook observaba a la madre de Seokjin con preocupación mientras su padre planteaba sus sospechas sobre Seokjin, alimentando la incertidumbre que ya había comenzado a carcomer su mente.

—Seokjin luce muy culpable—, comentó su padre, su tono de voz revelaba una mezcla de inquietud y desconfianza hacia el hijo de su esposa.

—Mi hijo no haría tales cosas como ser un asesino—, defendió la madre de Seokjin con firmeza, su voz resonando con determinación en la mesa.

El señor Jeon no se dejó intimidar por la defensa de la señora Kim. —Tal vez es como su padre—, insinuó, provocando un golpe de furia de la señora Kim contra los cubiertos sobre la mesa.

—¡Mi hijo no es igual a su padre!—, exclamó la mujer con una pasión feroz, sus palabras resonaron con una determinación inquebrantable. —Seokjin es mi hijo, solo mío, y si su padre cometió errores, no permitiré que eso afecte a mi hijo.

Jungkook observaba en silencio, sorprendido por la feroz defensa de la madre hacia Seokjin. Era raro verla contradecir a Jeon, pero en ese momento, quedaba claro el profundo amor y la protección que sentía hacia él. Aunque la preocupación seguía pesando en su corazón, Jungkook encontró un atisbo de consuelo al ver el amor incondicional de la mujer hacia su hermanastro.

[…]

La noche era clara y las estrellas brillaban con intensidad en el cielo, proyectando su luz tenue sobre el patio donde Seokjin se encontraba. Estaba sentado en una banca, mirando hacia el infinito, perdido en sus pensamientos. Las palabras de Namjoon resonaban en su mente, provocando un torbellino de emociones. "Estás lastimando a mucha gente", había dicho, y la verdad de esa afirmación era innegable.

GOLDEN|| Kookjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora