El gran día

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Narrador

Hola Rin, sé que lo que menos esperas es ser contactada por mí
Pero, no pude evitarlo, haría cualquier cosa por Sesshomaru y sí,
Eso implica buscarte. Se que no soy nadie para pedirte ningún tipo
De favor, pero, me encantaría pedirte que olvides el pasado, todo
Lo malo vivido con Sesshomaru, y recuerdes que eran mejores
Amigos, sé que para él es muy importante que estés en nuestra
Boda, dado que es un momento único y tú eres como su hermana.
Te pido que lo pienses y si te es posible, te esperamos. Si no deseas
Acudir a la ceremonia, sería un gran detalle que lo visites a él,
Se que necesita a su mejor amiga.

*enviar*

— ¿Estás segura de lo que hiciste?
—Es la única opción de hacerle ver que aún la ama
—Te das cuenta lo que eso implica ¿cierto? — sus ojos se cristalizaron — ¿CREES QUE NO LO SÉ? LE ESTOY PONIENDO EN CHAROLA DE PLATA AL HOMBRE QUE AMO — grito con desesperación —Pero... sé que él no me ama... y yo... no puedo obligarlo a estar conmigo, es un buen hombre no lo merece — por fin dejo al llanto ser libre. Kageromaru abrazo a su hermana, envolviéndola con cariño.
— ¿Se lo dirás a nuestros padres?
—No, sabes que no me permitirán hacerlo. Te pido que no digas nada.

Día de la boda.

El jardín de los cedros, en el centro de la ciudad, estaba listo para la ceremonia y el banquete.
La novia estaba en un mar de nervios, nada de lo que estaba sucediendo era lo planeado, pero, esperaba que todo saliera bien.
En casa de Irasue, Sesshomaru se levantó como si se tratase de cualquier día, desayuno y volvió a arriba para darse un baño, cuando salió de la ducha se dirigió a su cuarto, el reloj marcaba las 11 de la mañana, era muy temprano, pero, quería estar con antelación en el lugar.
Sacó el traje del armario, lo colocó sobre su cama y comenzó a vestirse, cuando de pronto fue sobresaltado por una visita inesperada.
—Sessho…ma…ru... hola... — el asombro en su rostro no se hizo esperar, no podía mentir, se había imaginado aquel momento en varias ocasiones, aunque, nunca creyó que se haría realidad.
—... Hola… Rin — rápidamente ella notó como se dibujaba una ligera sonrisa en medio de la sorpresa  
—… ¿Cómo estás? — no pudo evitar preguntar, aunque sabía que estaba bien... Bueno, la prueba estaba en que a pocas horas contraería nupcias con la mujer de su vida — ¿Nervioso? — optó por una segunda pregunta cuando no tuvo respuesta de su parte 
—…Un poco… ¿Qué haces aquí? — el asombro en su rostro no podía disiparse —Yo... creí que no querías estar presente en la boda — una tristeza se reflejó en su rostro —Me disculpo por pedirle a Kanna que enviara la invitación... sé que no cumplí mi promesa — suspiro profundo y soltó el aire de forma ruidosa —... Ya no somos los mejores amigos de la secundaria y bueno... no supe como cumplirla
—…Lo importante es que aquí estamos ¿No lo crees?
—... Es lo que veo... — volvió a sonreír —Admito que me da mucho gusto verte
—Yo... yo solo vine para desearte lo mejor en esta nueva etapa de tu vida... no dudo que serás muy feliz... gatito
Rápidamente levanto su rostro para mirarla a los ojos, Rin no pudo ocultar un par de lágrimas que recorrieron sus mejillas con lentitud, él le dedico una sonrisa melancólica —…Gra…cias… Pulga — lo escuchó tratar de deshacer un ligero nudo en la garganta, sus manos temblaban mientras luchaban por no soltar el lindo corbatín color negro que haría juego con el traje, con pasos torpes se acercó a él y tomó el corbatín para ayudarle a ponérselo — ¿Por qué lloras? — le cuestionó intentando limpiar con cautela sus mejillas
—…Es la felicidad que siento por ti… solo eso 
—… ¿Esto te hace feliz? — esas palabras le sorprendían
— ¡Claro! — trató de controlar el llanto que amenazaba con salir —Siempre fuiste mi mejor amigo…
—Hace tanto tiempo que espere escuchar eso
—Se que hemos tenido malos momentos, pero, somos adultos Sessho, no tenemos por qué seguir cargando los errores del pasado.
—…Entonces ¿por qué rechazaste la invitación? Me hacía ilusión que estuvieras conmigo — pregunto con mucho interés mientras dejaba que se acercara a su cuello. Rin guardo silenció, medito en sí debía decir algo como que apenas estaba madurando o decir la verdad, que lo amaba tanto que le dolía verlo casarse con alguien más. Aquel silenció no pasó desapercibido para Sesshomaru, quien acorto el espacio entre ellos a escasos centímetros —Dime en que piensas... acaso intentas formular una mentira
—Algo así... — admitió
—No lo hagas, dime la verdad... por favor — pidió con un tono sensual, mientras le sujetaba el mentón con delicadeza, obligándola a mirarlo
—La verdad... la verdad es que... no creo... tolerar ver al amor de mi vida... prometiendo amor eterno a otra mujer — soltó con un hilo de voz. Después de tanto tiempo, por fin estaba siendo honesta —... Es suficiente con saber que… que alguien más tiene tu amor 
— ¡Rin! — la tomó del rostro con ambas manos, logrando sentir su entrecortada respiración — ¿El amor de tu vida?  — su corazón enloqueció, queriendo salir de su pecho al escuchar aquellas palabras. Ella asintió haciendo fuerza para lograr bajar su mirada al suelo — ¿Desde cuándo? ¿Por qué nunca me lo dijiste? — necesitaba saber más, por fin estaba comprendiendo todo lo ocurrido a lo largo de estos años
—Desde siempre... he pasado todo este tiempo tratando de convencerme que no te amo, pero, la realidad es que nunca he dejado de hacerlo
—… Siempre fui torpe para entender tus sentimientos y nunca los noté — admitió con pesar —…Yo solo no comprendía porque te había perdido, pero dolía… dolía no correr a tu casa para contarte lo que me había pasado durante el día… dolía no haber sido tu cita en el baile de graduación… dolía que no fuimos a la misma universidad... dolía que fueras mi primer pensamiento al levantarme y el ultimo al dormir y no poder saber de ti porque decidimos alejarnos.
—Teníamos 17 años… comenzaste a comportarte extraño, te liaste con la chica que más me odiaba y bueno… de repente ya no éramos los mejores amigos… éramos solo dos conocidos con caminos aparentemente distintos 
—…Lo siento tanto — la tomó de la mano —Siempre dolerá ser el responsable de arruinar nuestra amistad... y la oportunidad de ser algo más
—El tiempo ya paso... — le dedico una sonrisa —Ahora tú estás a nada de casarte y yo... yo estoy apoyándote, justo como lo prometí
— ¿Aún me amas? — esperaba que ella dijera que sí, que le pidiera que no se casara, estaba dispuesto a dejar todo sí ella se lo pedía.
—...No necesitamos hablar de eso... — se giró limpiando las lágrimas que continuaban saliendo —Volvamos al tema principal… Espero que este gran paso sea el comienzo de una vida llena de amor
—Rin… yo… — sin duda quería escucharlo decirle que la amaba, que no era tarde para intentarlo, moría porque él dijera algo, sin embargo, no se lo permitió —No digas nada gatito, debes darte prisa, normalmente quien llega tarde es la novia, no quieres cambiar la tradición, ¿verdad? — él no respondió, bajo la mirada al suelo, no quería que notara la tristeza en su rostro. Rin camino hasta la puerta de la habitación —Cuídate mucho gatito y no hagas locuras… Ya no tenemos 17 años.
Sin permitirle a él, decir algo más, salió de la casa de su tía y se dirigió a la suya, sin percatarse que alguien la observaba.
—Tal parece que no salió como esperabas
—Él hiso una promesa, siente la responsabilidad de cumplirla — estaba segura de que él no fallaría, así que quien tenía que hacerlo era ella.
— ¿Qué haremos ahora?
—Volveré a california — bajo la vista hacia el papel que sostenía en sus manos y comenzó a escribir. Después de unos minutos y algunas lágrimas, guardo aquella hoja en un sobre y se lo extendió —Ve a la ceremonia y entrégale esto a Sesshomaru. 

Casa familia Beckham....

Sesshomaru permaneció en silenció, asimilando lo ocurrido. La mujer de su vida acababa de confesarle que lo amaba y él la había dejado ir. Al reaccionar golpeo la pared con fuerza, se sentía frustrado por no tener el valor de ir detrás de ella “hicimos una promesa, no vamos a fallarle a Kagura” se dijo a sí mismo.
En el primer piso Kanna logro escuchar aquel golpe y subió rápidamente a la habitación de su hermano — ¿Está todo bien, hermanito? — preguntó abriendo la puerta
—Sí, no te preocupes — respondió, su hermana no demoró en divisar como caían algunas gotas de sangre de su mano — ¿Qué te ha pasado?
—No es nada — se dirigió al baño y se lavó las manos, mientras su hermana tomó una toalla y comenzó a limpiarle la herida —Uno no sangra por nada  
—Golpee la pared, solo eso
— ¿Es algún tipo de ejercicio antes de tu boda? — miró a su hermana entendiendo que no podía mentirle, la dirigió a la cama y la invitó a sentarse, mientras el continuaba limpiado su herida —Se llama frustración, a veces la vida adulta no es tan sencilla como parece
—Es lo que veo, todo el mundo dice eso
—Espero nunca tengas que experimentarlo, pequeña — le dio un abrazo a su hermana y ambos bajaron al primer piso para encontrarse con su madre e irse al lugar donde sería la ceremonia.

La vida sigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora