Todo es parte del Proceso

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La pérdida de Izayoi, como era de esperarse, estaba siendo un martirio para la castaña. Desde muy joven había tenido que despedirse de su padre y ahora, aunque ya fuese mayor de edad, debía hacerse a la idea de no volver a ver a su madre.

Cerca de una hora había transcurrido, aun se encontraba en el interior de la habitación llorándole al cuerpo sin vida que se hallaba postrado en la cama. Deseaba fundirse con ella y no tener que alejarse, sin embargo, el doctor Rasetsu le pidió retirarse para que las enfermeras continuaran con el protocolo de deceso. — ¡NO QUIERO! — negó de inmediato —No quiero alejarme de ella... ¡Mamá, por favor abre los ojos! — suplicó aferrándose —No me dejes... No lo hagas...

—...Vamos pequeña — Irasue la tomó de los hombros para levantarla —Tenemos... tenemos que dejar que ellas hagan lo correspondiente — explicó intentando mantenerse fuerte.

— ¡NOOOOOO! No la dejaré — ante esa respuesta, esta vez Sesshomaru fue quien se acercó y la abrazo por la parte de atrás —...Ven pulga... — la levantó con algo de esfuerzo y la envolvió con sus brazos. Con lentitud y sin separarse salieron de la habitación.

Bankotsu condujo de prisa, al enterarse que su novia lo necesitaba. Para su fortuna también había concluido con el semestre en la universidad, por lo que no tuvo problema en volver.

Al llegar al hospital se topó con Kagome en la entrada, ninguno dijo una palabra, solo ingresaron uno detrás del otro para encontrarse con la castaña llorando en los brazos de Sesshomaru. Aquello solo significaba una cosa y ambos lo sabían. Bankotsu no dudo en acercarse — ¡Rin!... Mi amor — exclamó logrando llamar su atención. Ella al verlo se levantó y lo abrazo fuertemente — ¡NO SOBREVIVIÓ! — gritó sacando su dolor —...MI MAMÁ... LA HE PERDIDO. — él solo pudo corresponder el abrazo con la misma intensidad, no sabía realmente que decir, no podía ni imaginar el dolor que estaba sintiendo su novia en ese momento.

Cuando los cuerpos estuvieron listos, el hospital les notifico que podían ser retirados. Midoriko, quien ya se encontraba acompañando a su hijo, comprendía que la castaña no tendría cabeza para los trámites del velorio por lo que se ofreció a llevarlos a cabo ella. Se encargó de contratar un servicio funerario mientras Bankotsu y Sesshomaru llevaban a Rin y a Irasue a descansar un poco. Todo lo vivido estaba siendo agotador para ellas.

Durante el camino Rin se dedicó a observar la ciudad en silenció. Los recuerdos de toda su vida a lado de su madre le atormentaban la mente, reacciono al sentir la mano de su tía posándose sobre la suya. Al mirarla destrozada se daba cuenta que no era la única que sentía realmente dolor, comprendía que su tía perdía a una hermana, a una confidente y a una compañera. Correspondió el gesto sin decir una palabra.

Al llegar a casa, Inuyasha se encontraba en la acera, al ver el auto de Bankotsu se puso de pie. Sintió que su corazón se encogía al ver a su amiga, Kagome ya lo había puesto al tanto de todo —...Pitufa... lo siento mucho — sin dudar la estrechó entre sus brazos y le dio un beso en la frente.

Sesshomaru se separó por un momento de ellos para acompañar a su madre a su habitación, quería darle su espacio, pero sin dejarla sola, sabía lo mucho que lo necesitaría en este momento.

En el interior de la casa Campbell, Bankotsu acompañó a la castaña a su habitación, sin embargo, al encontrarse en el segundo piso, Rin ingresó al cuarto de su madre, de inmediato fue embargada por el peculiar aroma de Izayoi, sintió como si la abrazara, inconscientemente cerró los ojos y respiro profundo. Con lentitud camino hasta la cama y tomó asiento en la orilla de esta. En el buró se hallaba una fotografía de ellas dos en compañía de Takemaru, con melancolía recordó el día que la tomaron. Disimulando tranquilidad miró a su novió y le pidió — ¿Podrías dejarme sola por un momento?

La vida sigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora