6.

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Capítulo 6.


Narra Isabella:


Me despierto sola en nuestra habitación. Mi cuerpo duele todavía por todo lo que hicimos, pero una sonrisa tonta se escapa de mis labios al recordarlo.

Me doy un baño lo más rápido que puedo para empezar el día, quiero practicar hechizos y leer para seguir formándome, ya que cuando termine la guerra, voy a ir por mi título de profesora.

Bajo para ir a la cocina cuando escucho la inconfundible voz de Sirius.

- Te digo en serio lunático, debes cambiar esos bóxer si quieres que te arranquen la ropa. - el tono de burla en su voz es lo que más amo de él, si no le caes bien te habla sin diversión directamente.

- Puedes cortarla canuto. - la voz de mi esposo me hace palpitar zonas que no deberían, no después de lo de anoche.

- ¿De qué hablan? - consulto entrando en la cocina. Los ojos conocedores de Sirius me escanean con una sonrisa de triunfo.

- De lo bien que la pasan ustedes dos. - dice con el mismo tono de antes. - Me parece que voy a pedir una esposa también.

- Sirius. - advierte Remus.

- Para protegerla obvio. - dice él con fingida inocencia.

- Eres un caso Sirius. - voy y lo saludo, me abraza como si hiciera años que no me ve dejándome sin aire.

- Te extrañé, pulga. - ruedo los ojos.

- Ya deja de decirme así. - mascullo.

- ¿El apodo por qué es? - pregunta Remus con una timidez que no tuvo anoche. Me acerco a él dejando un suave beso en sus labios, sé que no se lo esperaba porque tarda en reaccionar, abrazándome despacio.

- Porque cuando conocí a su padre todos me decían canuto, - empieza a explicar Sirius. - ella no entendía porqué, hasta que me transformé y bueno, me dijo que era un perro feo y yo le dije que le iba a pasar pulgas. - se encoge de hombros.

- Y así fue como empezó esta pelea constante con él. - termino por decir mirando a Remus, al tenerlo tan cerca y levantar mi cabeza para verlo, quedamos como anoche en un momento y me perdí en ello, sus pupilas se dilataron y me tocó tragar saliva.

- Yo mejor me voy antes de que comiencen al frente mío. - dijo Sirius riendo.

- Canuto. - advierte Remus.

- Quédate a comer. - le digo, hace rato que no estamos con nadie.

- No hermosa, solo había venido por unas misiones que tenemos. - me explica para luego irse.

Cuando estamos solos, me vuelvo hacia Remus, él no me ha dicho nada de ello. - ¿Por qué no me dijiste de que te asignaron?

- Porque todavía no sé cómo gestionar el tener que irme Isabella. - eso me tomó por sorpresa y la lucha en sus ojos aún más. -. No quiero separarme de ti tanto tiempo, esos días irás de Sirius, es el único lugar seguro donde puedo dejarte.

- ¿Y si voy contigo?

- No se puede hermosa, debo protegerte y llevarte sería entregarte en sus manos.

- No quiero que te vayas Remus. - sentí que la voz comenzó a fallarme y sus manos ahuecaron mi rostro, me besó con mucha suavidad, pero el deseo de ambos estaba muy claro.

Y así nos pasamos el día de nuevo en la cama, porque sabíamos que serían muchos días sin vernos. 

Sempiterno. - Remus Lupin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora