13.

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Capítulo 13.


Narra Remus:


Severus salió de la habitación al cabo de dos horas. Todos esperábamos noticias, yo solo quería verla, saber que estaba bien.

- Lo siento, sufrió un aborto a causa de tantos crucios. - me dijo. -. No sé cuánto tiempo dormirá, el desgaste en su cuerpo y mente es muy alto.

- Quizás deba quedarse aquí. - dijo Sirius. -. Creo que es más seguro y yo puedo cuidarla.

- Es mi esposa. - mascullé.

- Y fue mi amiga primero, no creo que seas su persona favorita al despertar Remus. - su advertencia me hizo asentir, me contó que descubrió mi mentira. Tonks intentó acercarse, pero me fui antes de que lo lograra, no necesito hablar con nadie, solo verla, pero eso no se puede.


ღ ღ ღ


Después de dos días en mi casa sólo, decidí volver con todas mis pertenencias a la casa Black. Necesito estar cerca suyo, aunque sea mi culpa que estemos así. Aunque sea mi culpa que nuestro hijo no esté.

Las lágrimas siguen cayendo por mis mejillas, no entiendo como tan rápido me enteré de su existencia y ya me lo habían arrancado. No es justo.

No es justo que ella pase por eso.

- Amigo. - la voz de Sirius me saca de mis pensamientos, lo miro con esperanzas de que hoy esté mejor, pero al ver su rostro sé que no. -. Sigue igual, lo siento. Pero puedes pasar a verla.

- Bueno.

Me acompaña hasta la habitación que él le preparó, que está al lado de la suya. Al entrar la veo acostada en posición fetal dormida, lentamente me siento a su lado en la cama. Observo su bello rostro, me tomo el atrevimiento de acariciarla.

Joder.

Toco su vientre, no pudimos ni apreciar el embarazo.

- Ya no está ahí Remus. - su voz me toma por sorpresa, levanto mi vista, pero ella mira a la ventana.

- Lo sé. Lo siento. - cualquier cosa que podría decir no alcanza.

- No fue tu culpa, fue mía. Ese día salí al parque porque me enteré que me habías mentido y las ideas de que me engañaras me estaban haciendo mal. Solo quería un poco de aire. - dice cada vez más bajo.

Me quiero golpear mentalmente. - Sigue siendo mi culpa Isabella, el que te mintió fui yo. No debí haberlo hecho, lo siento.

- Ya está. Ahora ya no importa. - su voz carece del tono alegre suyo, es como ver una sombra de ella.

- ¿Cómo estás?

- Como cualquier persona que se resignó a morir, no iba a darles información de nadie, menos de mis padres.

- Lo supuse.

- ¿Tú cómo estás?

La miré, sus ojos enfocados en mí por primera vez. - Mal, creí que había perdido a mi esposa, temí por mi hijo y al final, los perdí a ambos igual.

- A mi no me perdiste. - dice bajando su mirada.

- ¿Estás segura de ello? - no quería ilusionarme, pero debía saber con que me enfrentaba.

- Si Remus.

Sonreí, eso era un alivio.

- Isabella. - Me miró.-. Te amo y no quiero esperar más a decírtelo, pase lo que pase, quiero que lo sepas.

- ¿Duermes conmigo hoy? - me dijo jugando con sus dedos nerviosa.

- Claro princesa.

Me acosté a su lado, tomando su cuerpo para protegerla, besé su cabeza y sentí que estaba en mi lugar seguro allí. Aunque nos faltara mucho por recorrer como pareja.

Sempiterno. - Remus Lupin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora