| 24 |

635 98 14
                                    

N.A: capitulo corto, pero no quería dejarlos tantos días sin actualización. Los leo en comentarios, saludos!

---------

- Está bien – asintió acercándose a la castaña – quiero enseñarte algo

- ¿Qué cosa? – la miró un poco confundida

- Es una sorpresa – se encogió de hombros extendiendo su mano - ¿vienes?

~~~~

- Seguro – asintió tomando su mano con una pequeña sonrisa de lado - ¿necesitas ayuda en algo más, Tony?

- No, tranquila podemos seguir mañana – sonrió con suavidad mirando a ambas – que se diviertan

Natasha estaba agradecida de que su amigo no decidiera molestarlas antes de llevar a Meg por el complejo, mientras tanto dentro del laboratorio a pesar de intentarlo Tony no podía dejar de estar sorprendido y sonriendo por el nivel de confianza que parecían tener esas dos, sin dejar pasar que jamás había visto a la viuda de esa manera y esperaba que las cosas resultaran bien.

Meg estaba dudosa sobre preguntar hacía donde se dirigían, sabiendo que la viuda no se lo diría porque al final por eso se llamara sorpresa, aunque imaginaba que no sería nada que pudiera alterar sus latidos del corazón. En lugar de preguntar decidió explicarle porque Tony estaba cubierto del material del extintor.

- Quería probar una nueva fórmula para hacer los trajes ignífugos – negó divertida – evidentemente no salió bien y tuve que usar el extintor

- Sigue sin aprender que debería usar muñecos de prueba para esas cosas – negó divertida mientras la guiaba hacia el sector de las habitaciones – es bueno que puedas ir incorporándote de nuevo, así no te aburres demasiado

- Y no puedo estar molestándote todo el tiempo – no entendía porque lo había dicho, pero se sonrojó – yo...no

- Hey – se detuvo un momento para mirarla con una pequeña sonrisa – jamás podrías molestarme ¿sí? Si paso tiempo contigo es porque quiero

- ¿De verdad? – la pelirroja notó cierto miedo en sus ojos

- Por supuesto – no pudo evitar acercarse para rodearla en un abrazo – me gusta pasar tiempo contigo

- Estás sumando demasiados puntos, Romanoff – suspiró regresándole el abrazo – puedo preguntar ¿A dónde me llevas?

- Es una sorpresa – sonrió mirándola – no estoy haciendo nada de esto para sumar puntos, sino porque de verdad lo quiero

Eso había sorprendido a la castaña, así que Natasha para evitar decir más cosas que la expusieran se separó del abrazo para tomar nuevamente su mano y llevarla hasta el comienzo de sus habitaciones, no sabía cómo lo haría pues la chica se daría cuenta rápido que iban a su habitación.

- Vale necesito que cierres los ojos – intento no sonrojarse

- ¿Cerrar los ojos? – la miró con una ceja levantada - ¿Qué estás tramando, Romanoff?

- ¿Confías en mí? – la miró con tanta decisión que Meg no sabía cómo responder

Así que antes de decir algo simplemente cerro sus ojos, provocando que los corazones de ambas latieran con fuerza, una por haberle confirmado que confiaba y la otra por sentir que estaba haciendo bien las cosas. Puso por seguridad sus manos en sus ojos para que no espiara antes de guiarla hasta su habitación abriéndola con cuidado, una vez dentro respiro hondo provocando un escalofrío en la castaña al sentirla tan cerca de su espalda.

En cuanto quito sus manos mencionó que podía abrirlos, Meg estaba un poco confundida de estar dentro de su propia habitación hasta que su mirada se centró en la sorpresa, sintiendo sus ojos cristalizándose, no podía ser verdad...Natasha ¿había hecho todo eso por ella? Se giró mirando a la pelirroja con la mirada en el suelo bastante nerviosa para ser característico de ella.

- ¿Es de verdad? – su voz dejaba entrever su emoción - ¿Romanoff?

- Vi la tristeza cuando me contaste lo de tu biblioteca que pensé que sería un bonito regalo para que sientas el complejo más como un hogar – respiro hondo antes de ver sus ojos – yo...no quiero que llores

- Son...son lágrimas de emoción – se acercó rodeándola en un abrazo cargado de muchas cosas – gracias, Natasha

La viuda se quedó completamente sorprendida al escuchar lo precioso que sonaba su nombre dicho por la castaña regresando el abrazo, ninguna podía dejar de sentir sus corazones acelerados por la cercanía, por lo bonito de la sorpresa pues Natasha había armado en tiempo record una gran biblioteca blanca con cada uno de los libros que tenía en su lista tanto los que perdió en el incendio como los pendientes que quería leer.

Meg se sentía completamente fuera de cualquier pensamiento lógico pues en sus años de vida nadie jamás había tenido un detalle tan hermoso para con ella, que Natasha le dijera que quería que sintiera el complejo más como un hogar, lo siento gracias a ti, Natasha. No tenía tiempo ni quería asustarse por ese pensamiento, porque sentía que ahí en esos brazos estaba en su hogar, en esa pelirroja de medio metro mucho más terca que ella dispuesta a permanecer a su lado.

Cualquier instinto de salir corriendo en la dirección contraria se había esfumado en esa sorpresa, en ese abrazo, en esa mirada nerviosa que tenía la viuda cuando se la enseñó pensando que no iba a gustarle ¿Cómo podría no gustarle? Se separaron del abrazo sintiendo las manos de la mayor limpiando con suavidad las lágrimas que se escaparon por sus mejillas.

- Gracias, de verdad esto es lo más bonito que alguien ha hecho por mí – sonrió de lado mirándola

- Ahora tienes tu propia biblioteca y puedes marcar los libros como desees – acarició sus mejillas sin querer quitar las manos de ahí

- ¿Cómo sabías que los marco? – la miró con una ceja levantada pues no se lo había dicho

- No soy la viuda negra por nada, Meg – se encogió de hombros – estoy atenta al detalle, además también hago lo mismo

- Tienes razón – asintió acercándose para dejar un beso en su mejilla – gracias por regalarme una biblioteca

- Vale completamente la pena al verte sonreír así – asintió sin poder evitar sonrojarse

- Meg, Natasha – ambas escucharon la voz de F.R.I.D.A.Y. – la cena está casi lista, el señor Stark me pidió que les avisara

- Gracias, F.R.I.D.A.Y. – la pelirroja se separó un poco mirando a la castaña - ¿vamos?

- Antes de irnos, ven – tomó su mano mientras sacaba su móvil – quiero una foto de nosotras con mi sorpresa

Eso había sorprendido a la viuda, sin embargo, no pudo evitar acercarse rodeando su cintura para acercarla a su cuerpo, la sonrisa de ambas era invaluable mirándose a través de la pantalla antes de que Meg tomara la fotografía, enviándosela de regreso sin saber que probablemente se volvería el fondo de pantalla de ambas.

Salieron de la habitación luego de que la castaña se lavara la cara, tomadas de la mano nuevamente ignorando completamente las miradas de sus compañeros al verlas llegando así hasta la cocina. Yelena le dio una mirada a su hermana mayor preguntándole que estaba ocurriendo al igual que Kate, pero ninguna dijo nada simplemente compartieron una mirada cómplice y una sonrisa que confundió más a todo el mundo.

Parker's SisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora