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Pero al salir con el se enfrentó con un mundo oscuro.
Uno para el que no estaba preparada.

Los padres de Elena se pusieron en contacto con mi padre, el les dio el pésame y salió en dirección a su casa.

Yo por el contrario me quedé en casa, aún estaba bastante impactada por lo que pasó ayer.

Si Elena estuviera aquí, ella siempre me cuidaba aunque no fuera nada.

Entonces me llegó un mensaje, sorprendentemente no era Alan como yo me esperaba ni Erik sino Dylan.

Dylan: Estas ahí?

Yo: Si, q pasa?

Dylan: Bien, puede q haya encontrado algo interesante

Yo: El q?

Dylan: T lo cuento en el café alado del gimnasio, a las 6

Me preparé y fui al café donde me dijo Dylan. Ahí estaba el, sentado en una mesa al lado de la ventana. Su pelo castaño oscuro estaba desordenado y no parecía que había dormido bien.

—¿Qué pasa? —le dije una vez que llegue a su lado.
—Seré directo, Mateo ha muerto.
—¡¿Qué?!
—El hospital me llamo ayer por la noche diciéndome que Mateo había muerto.
—¿La causa?
—Un supuesto paro cardíaco.

¿Un paro cardíaco? Ya claro, no lo creo, menos cuando te intentan matar el día anterior.

Mocciosa tenemos que-
—¡Tenemos que ir!
—¿Qué? ¡No! Tenemos que dejar de vernos.
—... vale
—¿Vale?
—Si, después de todo somos enemigos.

Me levanté y me gire, dejándole bastante desconcertado, salí de la cafetería y fui directamente al gimnasio. A diferencia de Dylan, quien iba más arreglado, yo iba de deporte.

Obviamente fui al gimnasio a entrenar un poco, probé diferentes máquinas.

Después de varias horas regresé a casa, me di una ducha y me metí en la cama.

—¡Mia, Mia! ¡Mira! —una pequeña Elena llamaba a su mejor amiga quien estaba sentada al lado del jardín donde ella se encontraba.
—¿Qué pasa? —contestó curiosa.
—He encontrado algo. ¡Mira, corre!

Mia se levantó curiosa, su amiga la agarró de la mano y la llevó a un rincón apartado donde entraba menos luz que en el resto del jardín.

En la esquina que hacía la valla marrón había un pequeño animal, su espalda pegada a la oscura madera de la valla. Ese animal era un pequeño zorro.

—¿Un zorro? —Mia preguntó confusa mientras extendía la mano para que el zorro la oliera.
—Si, creo que está herido...
—¿Herido? Entonces hay que ayudarlo.
—Si.
—¿Pero como?
—No lo se...

Mientras las niñas estaban pendientes de su nuevo amigo y su herida, cómo estaban en la esquina del jardín no eran muy visibles. Haciendo que Sofía, quien estaba dentro de la pequeña casa de campo, no las viera ella salió y la pequeña Elena la llamó.

—Mama de Mia, aquí hay un animal herido.
—¿A si?
—Si, mamá.

Sofía se acercó a ver y descubrió el pequeño zorro, el animal tenía un corte largo pero poco profundo en el lomo.

Contra Todo PronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora