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La niña se encontró de frente con el tigre mucho tiempo antes de que lo supiera.

Pasó media hora desde que los hombres se fueron, tiempo en el que estuve pensando en muchos planes distintos y los posibles errores.

La puerta se abrió y un hombre entró, era el mismo hombre que fue a recoger el móvil, Alessandro.

—Así que estás despierta —El hombre de pelo castaño se acercó—. Por fin nos conocemos, Mia.
—¿Que quieres de mi? —El miré, estaba a unos pocos pasos de mi
—No lo se, quizás, lo mismo que tú madre.
—¿Mi madre? ¿Qué quería ella de vosotros?
—¿Qué quería tu madre de nosotros? Pues veras, lo mismo que el resto, poder. Tu madre era igual que tu, aunque tu tienes mas valentía, peleando contra nosotros e incluso acostándote con un alto cargo.
—¿Qué has dicho? No me he acostado con ninguno de vosotros.
—¿Segura? ¿Qué hay de Dylan?

¿Qué?

Me quedé helada, Dylan era aquel alto cargo del que hablaba, por eso lo del tatuaje. Alessandro me miraba sonriente, parecía que le divertía mi cara o algo así.

—¿Sorprendida? Pues espera que aun hay más.
—¿Más?
—Alan esta con nosotros.
—Lo se, el mismo me lo dijo.
—Lo se, yo te lo he dicho, soy Alan.

¿Alessandro es Alan? Pero que tonta he sido. Entonces el me desencadeno y me agarró del brazo, me arrastró asta otra habitación, allí estaba mi padre. Era una habitación igual a la mía, mi padre estaba bien en general pero pude notar unas cicatrices que antes no tenía.

—¡Papa! —me acerque lo máximo que pude pues el agarre de Alessandro en mi brazo era fuerte y firme.
—¿Mia?
—Si papa, soy yo.
—¿Pero que haces aquí?
—Vengo a sacarte de aquí
—Que mona reunión familiar, que pena que falte una integrante.

Alessandro abrió la puerta y me lanzó dentro de la habitación. Mi padre intentó moverse pero era inútil pues estaba encadenado a la pared, me acerqué a el mientras Alessandro cerraba la puerta.

—¿Como has llegado asta aquí, Mia?
—Resumiendo, en una fiesta me escribo un hacker que resulto ser un mafioso mientras yo investigaba el asesinato de mi amiga  con un policía y aparte me acostado con Dylan Angelini que también es parte de la mafia y no te enfades.
—¡¿Qué has hecho que con Angelini?!
—Puede que me haya acostado con el.
—¡¿Por qué justo con el?! ¡Con el hijo de mi mayor enemigo!
—Luego hablamos de esto, primero tenemos que salir de aquí —dije tratando de evitar el tema.

Me acerque a el he intente desencadenarle pero mis esfuerzos eran inútiles así que busqué al rededor, había unas tuberías así que las traté de arrancar estaban oxidadas y tras mucho esfuerzo las pude arrancar, pero tan pronto como lo hice agua empezó a salir de la tubería. Con ella en mano la utilice de palanca para liberar a mi padre mientras la habitación se llenaba de agua.

La puerta estaba cerrada con llave, claramente, para que no escapáramos pero si no lo hacíamos moriríamos ahogados. Mi padre trato empujándola, luego a puñetazos pero ni se movió, luego yo trate de romper la cerradura, el agua iba subiendo y subiendo a un ritmo alucinante. Cuando el agua me llegaba por los codos ya la puerta crujió, pero una pequeña ola que se formó con el movimiento y me arrebató el trozo de tubería de la mano.

Entonces mi padre empezó a empujar la puerta entonces yo le imite y al cuarto empujón, cuando el agua me llegaba a la barbilla la pueta cedió y abrimos la puerta, llenando el pasillo de agua.

—¡Mia! ¡¿Estas bien?!
—Si papa, ¿tu?
—Bien, bien. Venga salgamos de aquí.

Los dos nos movimos silenciosamente por los pasillos, estábamos en el sótano de un edificio, por las escaleras escuchamos a la gente quejarse de que no salía el agua de los grifos, ¿Por que sería? No es como si yo acabara de romper la tubería. Las voces se iban acercando así que nos escondimos en una habitación. Las voces se volvieron a alejar y rápidamente corrimos y les encerramos en el sótano, atrancamos la puerta con una silla y buscamos la salida. Al parecer había una reunión de mafias o algo así pues en el salón había un montón de gente.

Contra Todo PronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora