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Pero de pronto apareció el y su vida dio otro giro.


Genial, me había dejado el móvil en el coche de Dylan Angelini, el hijo del mayor rival de mi padre. ¿Cómo le explico yo eso a mí padre?

Todavía no estaba en casa así que si conseguía el móvil hoy no tendría porqué darle explicaciones.

Me fui más pronto que de costumbre a la universidad pero en vez de ir directamente a clase fui a los dormitorios.

—266... 266...

Murmuraba mientras miraba el número de los dormitorios, hasta que por fin lo encontré. Llamé a la puerta, era un pequeño bloque de pisos, del apartamento 256 hasta el 266.

Entré en el portal y llamé al timbre, al principio nadie me contestó pero después de un rato esperando me abrió.

—¿Qué quieres? —bostezó mientras se apoyaba en el marco de la puerta—. Oh eres tú
—Tienes mi móvil.
—¿Tu móvil? Claro, se te olvidó en mi coche. —Se giró y se metió en el piso, después de un rato salió con mi móvil en la mano—. Aquí lo tienes, por cierto el Alan ese no para de mandarte menajes.

Mire la pantalla de mi móvil, era verdad, había un montón de mensajes de Alan.

Genial, como haya visto mis conversaciones.

—¿Querías algo más?
—No.

Me di la vuelta y empecé a irme.

—¿Qué, ya ni te despides?
—Qué te den —le dije sin girarme y continuava mi camino.
—Qué mal educada.

Seguí caminando hasta que llegue a clase, era la única.

Me senté por en medio, un sitio neutral, ni muy alante como los que le suelen hacer la pelota al profesor ni muy atrás a los que no le importa nada respecto a la clase.

Revisé los mensajes de Alan.

Alan: Mia, es importante, Erik está planeando algo.
Alan: Todavía no se que está planeando pero no tiene pinta de ser nada bueno.

Los siguientes mensajes eran de tres horas después.

Alan: Mia por favor responde, tengo sospechas de que no te van a gustar.

Yo: Qué has encontrado?

Alan: Por fin respondes

Yo: Que has encontrado

Alan: Cabe la posibilidad de que esté involucrado en la mafia.

Yo: Erik, ese pringado que tenía de novio en la mafia? Ya claro

Alan: Es una posibilidad pero seguramente sea así.

Por un lado no lo podía creer pero por otro lado era muy probable que fuera verdad.

Empezaron a llegar algunos estudiantes, la clase se fue llenando de gente. Entonces la compañera de piso de Elena me llamó, la primera vez ignoré la llamada, pero al segundo me volvió a llamar.

Esta vez la contesté.

Llamada

¡Mia, menos mal que lo has cogido!
Ey, ¿Que pasa?
Es Elena, está... Está
¿Esta que?
Muerta

Contra Todo PronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora