9

13 4 6
                                    

Después de muchos encuentros con el tigre todo acabó.

Entonces el cielo se llenó de colores, amarillo, rojo, azul y a veces de blanco.

Una pequeña risita se escapó de los labios de una joven, su pelo largo rojo se movía cada vez que reía. Su marido estaba sentado a su lado con su pequeña hija pero por alguna extraña razón se sentían muy lejos de ella.

La joven de nombre Sofía miraba al cielo intentando distraerte con los fuegos artificiales y esto fue notado por su pequeña hija. A pesar de su corta edad era muy perspicaz y en seguida noto que algo preocupaba a su madre pero al ver que ella no le decía nada a su padre decidió hacer lo mismo.

Más tarde esa noche, cuando Mia se tenía que ir ya a la cama su madre no aparecía por ningún lado, preocupado a su esposo. Quién la dejo en la cama, supuestamente dormida pero la pequeña niña no tenía sueño así que se asomó a la ventana como le gustaba hacer.

En la ventana observo a dos personas hablando y reconoció a su madre por su hermoso pelo rojo, igual que el de ella. Pero no reconoció a la otra persona, su silueta dejaba entender que era un hombre.

El hombre llevaba el pelo teñido de blanco, era un blanco muy natural, incluso brillaba bajo la luz de la luna. El hombre en un punto de la conversación se levantó la manga y le enseñó un tatuaje, era un tigre adornado con flores.

El tatuaje le ocupa a la mayor parte del brazo y ahora tenía delante a un hombre con el mismo tatuaje.

—Señorita, ¿Esta bien? —el hombre al llamarla la sacó de sus pensamientos.
—Si, si. Dígame, ¿Qué quiere?
—Un café solo y para mis hombres, dos cafés con leche.
—Enseguida señor.

Les preparé sus cafés rápidamente y se los serví. Mientras disfrutaban de sus cafés y su conversación yo limpiaba las mesas. Entonces más clientes aparecieron y tuve que ir de un lado para otro de la pequeña tienda.

Para el final del turno ya estaba sola, pero al limpiar la mesa del hombre con el tatuaje de un tigre, noté que había un móvil. Estaba apagado y, al examinarlo un poco, de la funda mal colocada cayó una tarjeta de presentación con un número apuntado y el nombre de una empresa que reconocí, pues era bastante famosa.

Antes de cerrar la tienda decidí llamar al número para avisar del teléfono.

El teléfono sonó unos segundos y alguien me contestó.

Llamada

¿Quién es?
Hola, llamaba porque se han dejado un móvil en la mesa de la cafetería.
Muy bien, ¿Me puede decir cómo es el móvil?
Um... Es pequeño, tiene la pantalla rota, la funda está gastada y un poco pegajosa. Oh la funda también es de color negro o bueno más bien un azul oscuro.

Pude escuchar como el hombre al otro lado de la línea suspiraba estaba enfadado o al menos eso es lo que trasmitía.

Vale, enseguida voy.
Hay un problema, la tienda ya está cerrada y tengo estrictamente prohibido abrir

El hombre volvió a suspirar ahora sonaba muy irritado.

¿Entonces como recupero el móvil?
Lo guardaré en un cajón y mañana puede venir a recogerlo.
Bien iré sobre las siete.
Bueno... Vale.
¿Cual es su nombre?
¿Mi nombre?
Si. Es lo que he dicho.
Mia.

El desconocido no dijo nada más así que supuse que me había colgado pero en cuanto le iba a colgar volvió a hablar.

Muy bien, mi nombre es Alessandro.

Contra Todo PronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora