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Antes de la batalla siempre hay calma, pero ¿Y después?

Eran las 21 y ya estaba en el puerto. Aún faltaba media hora para que Dylan llegará.

Me senté en el borde del suelo, mis piernas colgaban a pocos metros del agua, saqué el móvil de mi bolso negro y me puse a ver algunos vídeos de boxeo.

Ella ya estaba ahí, sentada en el borde, moviendo sus piernas delante y atrás mientras estaba distraída con su móvil. Había llegado antes para preparar todo, estaba nervioso pues está era mi única oportunidad para arreglar las cosas y no pensaba desperdiciarla.

Tenía ya la cita preparada, primero le daría un paseo en el coche, después la llevaría a la playa donde tenía ya preparada una cena y, si todo salía bien, la llevaría a mi residencia de la universidad.

Media hora después Dylan se dignó a aparecer. Estaba muy guapo y arreglado, llevaba un traje negro que resaltaba sus trabajados músculos, se había peinado su pelo negro y ondulado. Sus preciosos ojos azules brillaban cómo nunca, se podía notar que estaba muy emocionado y algo nervioso o simplemente no se esperaba verme con el vestido que me dijo.

—Al fin apareces.
—No se que dices, son y media, como acordamos —Dylan se hizo el loco mirando a otro lado—. Por cierto estás muy guapa.

Me reí un poco al ver sus mejillas sonrojadas, era algo raro de ver en el pues siempre era reservado y serio.

—Gracias, tu tampoco estás mal.

Le sonreí, aún no le había perdonado pero era gracioso ver cómo se sonrojaba más.

—Bueno, ¿Qué hacemos aquí?
—No estaremos mucho tiempo aquí, mocciosa.
—Entonces ¿Donde?

Dylan simplemente me agarró la mano y me llevo hasta su coche.

—Una cena en la playa —dijo simplemente antes de meterse en el coche.

Miré confundida como cerraba la puerta antes de rodear el coche solo para encontrarme con la puerta del copiloto ya abierta, el la habia abierto desde dentro para mí. Entré y mientras me ponía el cinturón de seguridad le dije:

—¿Una cena en la playa? Eso es muy romántico, demasiado. ¿De quien ha sido la idea?

El suspiró.

—La verdad, así es como mi padre le invito a salir a mi madre, ella siempre hablaba de lo bonito que era...

Me reí. ¿Lo mismo que su padre con su madre? Era poco imaginativo pero, ¿El hecho que a su madre le gustara y que pensara que a mi me gustaría también? Eso era lo más bonito que podia esperar de Dylan.

—Que poco imaginativo, Angelino.

El se rascó el cuello tenso pero aún así me miró a los ojos, sus ojos brillaban con determinación.

—Ya verás, esto te encantará.
—Pues ¿A que estás esperando, Angelini?

Dylan arrancó el coche y condujo en silencio. Entonces como me aburria encendí la radio, empezó a sonar Brooklyn Baby de Lana del rey.

Contra Todo PronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora