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Tennessee recibió una nota anónima en la mañana, indicando que Theo quería verla en un lugar específico, lejos de la concurrencia habitual. La nota, escrita con una caligrafía que no reconocía, decía simplemente:
"Encuéntrame en el pasillo del ala oeste, junto a las armaduras. Te espero a las nueve.
~Theodore."
La curiosidad abundaba en su pecho mientras caminaba por los pasillos de Hogwarts, dirigiéndose al lugar indicado. El ala oeste era conocida por ser tranquila y poco transitada, lo que le pareció un tanto extraño, pero pensó que Theo tal vez quería un momento a solas con ella, ¿para que? No lo sabía, pero tal vez la necesitaba, o necesitaba alguien con quien hablar y ella era su amiga, así que iría.
A medida que se acercaba al lugar, el sonido de sus pasos resonaba en el pasillo vacío. La oscuridad de l noche de veía a través de las ventanas altas, y la luz de las antorchas proyectaban sombras alargadas de las armaduras contra las paredes de piedra. Tennessee miró a su alrededor, buscando algún signo de Theo, pero el pasillo estaba desierto.
—Theo...— llamó suavemente, esperando escuchar una respuesta.
El silencio fue la única respuesta que obtuvo. Tennessee frunció el ceño, sintiendo una ligera inquietud. Dio unos pasos más, acercándose a la esquina del pasillo, y volvió a llamar.
—¿Theo, estás aquí?
El eco de su voz se desvaneció en la distancia. Tennessee se detuvo, mirando a su alrededor con más atención. No había ni rastro de Theo ni de nadie más. La sensación de inquietud creció en su pecho. Revisó nuevamente la nota, asegurándose de que no había cometido un error en la hora o el lugar.
—Esto es raro...— murmuró para sí misma.
Decidió esperar unos minutos más, pensando que tal vez Theo se había retrasado. Mientras esperaba, su mente comenzó a llenarse de preguntas. ¿Por qué le habría enviado una nota en lugar de hablarle directamente? ¿Por qué elegir un lugar tan apartado?
Después de lo que pareció una eternidad, Tennessee comenzó a sentir que algo estaba definitivamente mal. Justo cuando estaba a punto de darse la vuelta y regresar, escuchó un leve ruido detrás de una de las armaduras.
—¿Theo?— preguntó, su voz llenándose de esperanza y un poco de aprensión.
El silencio volvió a llenar el pasillo. Tennessee dio un paso hacia la fuente del ruido, su corazón latiendo con fuerza. De repente, una sombra se movió rápidamente y alguien apareció frente a ella.
No era Theo.
Antes de que ella pudiera reaccionar, la empujó contra la pared, sujetándola con fuerza. Tennessee luchó por liberarse, pero aquella persona tenía una fuerza sorprendente. Estaba a punto de gritar cuando la persona habló.
