05.

642 40 2
                                    




Tennessee caminaba por los pasillos de Hogwarts, perdida en sus pensamientos, cuando de repente vio a Pelusa, su gata, corriendo por delante de ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.






Tennessee caminaba por los pasillos de Hogwarts, perdida en sus pensamientos, cuando de repente vio a Pelusa, su gata, corriendo por delante de ella. Pelusa, con su pelaje blanco y esponjoso, parecía estar hacia rato por ahí caminando en los pasillos. Sin dudarlo, Tennessee comenzó a perseguirla, siguiendo sus ágiles movimientos por los corredores del castillo.

La gata se deslizaba entre las estructuras del castillo, pasando por rincones y curvas con una agilidad felina. Tennessee sonreía mientras la seguía.

Finalmente, después de unos minutos de persecución, Tennessee logró atrapar a Pelusa en uno de los pasillos más tranquilos del castillo. La gata se detuvo y miró a Tennessee con curiosidad, moviendo su cola en señal de contento.

Tennessee se agachó suavemente y extendió una mano para acariciar a Pelusa. La gata se acercó confiada y disfrutó de las caricias de su dueña, ronroneando suavemente como muestra de su afecto. Tennessee sonrió, sintiendo una oleada de tranquilidad y alegría al tener a Pelusa cerca.

—Hola, Pelusa, ¿qué travesuras has estado haciendo hoy?— preguntó Tennessee, mientras continuaba acariciando a la gata.

Pelusa respondió con más ronroneos y movimientos juguetones, disfrutando del momento de atención y cariño.

La pelirroja se puso de pie y la vio alejarse de ella. —Vuelve a mi habitación, no vayas lejos...— dijo viéndola desaparecer. —gata escurridiza.

De repente alguien colocó una mano en la boca de la pelirroja y la otra al rededor de su cintura jalándola hacia el salón que había allí cerca.

Tennessee sintió la mano sobre su boca y la cintura, y un instante de pánico la invadió y rápidamente comenzó a patalear y a hacer fuerza para zafarse.

—Joder, cálmate.— dijo aquella voz masculina una vez entraron al salón.

Aquella persona la sentó en una silla. —¡Suéltame!— gritó la pelirroja.

Aquel chico se acercó a ella casi pegando su frente con la de ella y tapó su boca otra vez. —¡Que te calmes!

—¿Theo?— dijo ella reconociéndolo en la oscuridad. —¿Que carajos te pasa?

Theodore se alejó de ella y encendió la luz, entonces pudo ver allí también a Draco, Mattheo, Enzo, Regulus y Blaise.

—¡¿Que carajos les pasa a ustedes?! ¡Casi me muero de un susto!— dijo ella enojada.

—Lo sentimos.

Tennessee miró a cada uno de los chicos, su corazón aún latiendo rápido por el susto inicial. Sus ojos mostraban una mezcla de enojo y preocupación.

—¿Qué están haciendo? ¿Por qué me arrastraron aquí de esa manera?— preguntó, buscando respuestas en las expresiones de los chicos.

Enzo fue el primero en hablar, con una mirada seria pero preocupada. —Lo siento, Nessa. No era nuestra intención asustarte de esa manera. Solo necesitábamos hablar contigo urgentemente y no sabíamos cómo acercarnos sin que te resistieras.

Teach me how to love (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora