– Tío Eddy, ¿De dónde vienen los bebés?
Adam casi escupía el café que estaba tomando mientras veía a su pequeña princesa coloreando sentada frente a él.
Edwin estaba con la misma expresión de sorpresa al lado de ella, dejando que el crayón que sostenía de repente cayera directamente en la alfombra.
Ava había salido con su hermana a unos mandados y Adam dijo que él y Edwin podían cuidar de Marcus y Eva, afortunadamente Marcus luego de un biberón, y de un enorme pañal desechado, se quedó dormido en su cunita. Eva, por su lado, dijo que quería colorear y a partir de ahí empezó su sesión de preguntas
¿De qué color era el cielo? ¿Por qué?
¿Quién había inventado la nieve de chocolate?
¿Quién hizo que las manzanas crecieran en los árboles?
¿Por qué el agua no tenía sabor?
Y, la más reciente...
– Bueno, veras Evi, la cigüeña va al mundo de los bebés y los trae a la tierra...
– Eso no es cierto – lo interrumpió Eva – porque escuché que le dijiste al tío Charlie que se había puesto caliente y por eso ahora mi tía estaba por tener un bebé.
Adam volteó a ver feo a Edwin, completamente colérico. Ya le había advertido que debía cuidar lo que decía delante de Eva, porque estaba en la etapa esponja y la niña parecía haber obtenido la inteligencia de ambos padres.
Demasiado perspicaz para su corta edad.
– ¿Qué significa tío? Si yo me pongo caliente ¿tendré un bebé? – haciendo una mueca tomó otro crayón y con la otra manita robó una galleta – yo no quiero un bebé, ya tenemos a Marcus, y él llora mucho.
– No Evi, creo que no entendiste bien, yo no dije eso ¿cierto Adam?
– No lo sé – frunció el ceño en señal de advertencia – pero me encantaría escuchar tu explicación al respecto.
Aclarando su garganta, el pobre vicepresidente comenzó a mirar para todos lados buscando una explicación razonable, hasta que la pequeña princesa, impaciente, lo miró con el ceño fruncido
– Entonces tío, respóndeme.
– Sí, claro, mira, lo que pasa es que la cigüeña deja al bebé y... y luego el bebé se queda en la panza de la mamá y... entonces el papa se pone así porque....
– Tu tía se enfermó estando embarazada y contagió a tu tío Charlie, por eso estaba caliente, porque tenía fiebre – explicó Adam al ver que Edwin empezaba a decir estupideces.
– Bueno – dijo la pequeña y continúo coloreando.
El ordinario de su primo se dejó caer en la silla y le lanzó una señal de agradecimiento, pero Adam solo lo miró mal. No era la primera vez que algo como eso pasaba, en una ocasión Eva delante de todos le preguntó porque le había dado nalgadas a su tía en la cocina cuando ella no se había portado mal. Si no hubiera sido que Ava la distrajo con otras cosas, la respuesta hubiera sido otra estupidez.
– Papi ¿Cuándo vuelve mami?
– No lo sé, hace poco que se fueron ¿la extrañas?
– Si, ¿tú también? Mami dijo que te cuidara si la extrañabas mucho, como la vez que lloraste porque ella se quedó a dormir con mis tías en su pijamada de adultas.
– No lloré – sentenció Adam comenzando a sentir las orejas calientes – te dije que se me metió una basurita al ojo y me ardía.
– Bueno, avísame si la extrañas y te daré un mini rol de los que puso mami en mi mochila.
– ¿No tienes sueño como tu hermano? – la interrumpió sin mirar a Edwin que ya había empezado a reírse.
Como si él no se hubiera quejado también de la famosa pijamada.
Eva por su parte dejo la galleta mordida y se sobó esos ojitos tan verdes como los de su madre – Poquito, pero no quiero dormir
– Si duermes ahora tendrás más energía para cuando vuelva mamá y vayamos juntos al parque.
– Está bien, pero quiero un cuento.
– Muy bien, tu tío Edwin tiene muchos cuentos divertidos – le sonrió a su vicepresidente con cierto aire de amenaza.
Mirándolo resignado, el hombre aceptó su labor y tomó en brazos a Eva para llevarla a la pequeña cama/cuna con adornos rosa.
– De acuerdo ¿quieres el cuento de caperucita?
– No, quiero un cuento como el del tío Charlie
– ¿Un cuento como el de Carlos? ¿Qué clase de cuentos son?
– Me contó de un guerrero que salvaba a la reina de un dragón enorme.
– Vaya, en lugar de ingeniero debería ser cuenta cuentos, en fin, déjame ver que puedo inventar.
Adam miró como Edwin comenzaba a narrar una historia loca y disparatada. Un mensaje le llegó y miró que Perea le estaba preguntando si estaba en la oficina con los niños. Contestándole que sí, contó los segundos y casi al llegar al minuto la puerta se abrió y Perea entró con un gran peluche que Eva abrazó rápidamente mientras escuchaba el cuento.
Mirando a los dos tíos locos de su hija bromear y contarle una historia para que se durmiera, bajo sus ojos a su propio anillo y sonrió en silencio.
¿Cómo es que todo había resultado de esa forma? Un final feliz de cuento de hadas. No había sido fácil, todos habían pasado por sus problemas y por momentos realmente difíciles, pero había valido la pena encontrarse en las faldas de la montaña, porque la cúspide era simplemente brillante.
Su presente era maravilloso, el futuro era esperanzador, y el pasado, bueno, él había sido el encargado de reunirlos a todos...
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1.5) Como Relatos para Ingenieros y Artistas
RomanceAva y Adam ya tienen una hermosa familia consolidada y estás viviendo su felices para siempre. Pero ellos no son los únicos que tuvieron que atravesar obstáculos para llegar a eso. Amárrate bien los calzones y prepárate unos ricos roles de canela...