Sin duda. Blanco va a ser la mejor.

33 6 1
                                    

Ayer al llegar a casa, pasé casi una hora revisando la caja que Cassandra me había enviado por la mañana. Es todo ropa de marca, muy elegante y acertada para el trabajo en el que he empezado en la agencia, pero estaba buscando otra cosa, la verdad. Seleccioné un traje de tres piezas de Dior para ir hoy por la mañana a trabajar y unos tacones para una oportunidad especial. Acabo de desayunar, de hacer mis rutinas de belleza y de ejercicios, de follarme una polla de goma con ventosa, esta vez clavada al suelo y yo en cuclillas y de ducharme. Son poco más de las siete de la mañana y estoy con tacones y tanga, maquillándome y peinándome. Me visto y conduzco a Barajas. Tengo mucho en que pensar hoy. Al llegar al portal de la agencia, café. Necesito estar al cien por cien, mejor café, sí. Subo y me pongo a ayudar a Lara hasta que llega Cassandra. Me ordena hoy atender yo en persona un teléfono en el área de contrataciones. La mañana pasa rápida. Antes de salir a comer, Cassandra me ha hecho llamar para ir a su despacho. Cuando llego no dice nada, solo me mira. Yo tampoco digo nada y pienso en qué va a decir, tratando de anticiparme. Acierto.

-. Es miércoles.

-. Lo es.

-. Y ¿no tienes nada que decirme?.

-. No. Al menos nada de lo que no estés informada. Es miércoles y yo no trabajo ni las tardes de los miércoles, ni las mañanas de los jueves. Tampoco las tardes de los viernes, pero todo esto ya lo sabemos las dos. ¿Por qué estamos hablando de ello?.

-. Porque no hemos hablado de eso antes.

-. Ahora que lo dices, tampoco hemos hablado de cuál va a ser mi salario y yo no he querido sacar ese tema. ¿Sabes por qué?. Porque no me importa.

-. ¿Estás sugiriendo que a mí, no debería importarme cómo trabajes aquí?.

-. Para nada. Estoy afirmando que asumo que mi retribución aquí, irá en función de lo que trabaje y sobre todo, de cómo trabaje ese tiempo que voy a estar aquí. Paralelamente a este trabajo, tengo más obligaciones que espero no tener que sacar a relucir en esta conversación, pero todas ellas, son conocidas por quien me ha traído a ti. Es por eso, que estoy segura que también te ha informado de mis posibilidades para cumplir horarios, de la misma forma de las imposibilidades.

Vuelve a mirarme. Me perfora con la mirada, pero tiene un gesto reconciliador en la cara que me relaja. Quiero tratar este asunto de la forma más delicada que pueda hacerlo. Estos días, me he dado cuenta de que lo que de verdad quiero ahora, es trabajar aquí. Encontrar mi papel en la agencia y seguir relacionándome con todo esto. Creo incluso, que puedo ser muy buena en este mundo. Me gusta, me excita, me mantiene viva e ilusionada. Cassandra es aquí quien manda y decide todo y no quiero enfrentarme a ella, pero algo me dice que si trato de camelarla de otra forma, ella rehuirá de mí. Mantendré firme mi posición, pero dejando espacio para el entendimiento.

-. Bien, Noa. ¿Puedo ayudarte en algo?.

-. Sí, pero no.

-. ¿Puedes explicarte?.

-. No necesito nada de ti. Pero lo que sé que no quiero es tenerte enfrente. No quiero ayuda. Solo que me dejes seguir y que en un momento dado, tú misma decidas que quieres hacer conmigo.

-. Estoy recibiendo buenos reportes de tu adaptación. Sigue así y ya hablaremos. Puedes irte por hoy. Esta noche tienes otro trabajo, he creído entender, así que deberías descansar.

He estado pensando en esa charla toda la tarde. Cuando me ha pedido que la dejara sola, me he ido de la agencia. Era pronto aún, pero he ido a una boutique que hay cerca y me he comprado un capricho. Si voy a trabajar a ese nivel, necesito renovar mi armario. Después he ido a casa y he dormido una buena siesta. Me he despertado más tarde de las cinco. En la agencia habrá enseguida cuatro chicas transformándose en diosas para esta noche. A mí me va a llevar menos tiempo. Me preparo una ensalada y con una manzana, he comido. Voy al baño y empiezo a prepararme. Ya siempre lo hago vestida con un tanga y con tacones. El tanga que llevo, lo he cogido prestado esta mañana de la agencia. Es de Vitoria Secret y me queda que lo flipas. Me maquillo con esmero y me peino con una trenza de raíz muy fina y muy profesional. Después preparo lo que voy a necesitar y paro en el bar del pueblo a tomar un café antes de ir a trabajar al restaurante. Noto que los hombres que hay me miran distinto. Les conozco a todos y hablo a menudo con ellos, aunque creo que últimamente están un poco contrariados con mis cambios de imagen y de rutinas. Al salir del bar, les escucho que empiezan a cuchichear. Me rio. Llego al restaurante a las siete y media pasadas.

El señor Mal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora