La huida.

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Hoy estoy muy extraña. No he salido de casa hasta que he tenido que venir a trabajar. Durante toda la mañana he estado recapacitando en lo que pasó ayer. Lo del servicio de cena, me perfora el cerebro y no he conseguido llegar a ninguna conclusión clara. Puede que a Maldonado le haya empezado a gustar el juego que se trae conmigo. Quizá hasta le ponga cachondo y lo aproveche para motivarse antes de asistir a sus citas con esas mujeres. Si soy sincera, a ese Aaron yo ni le habría considerado como una opción si me pilla un día de fiesta. Pero estaba tan cachonda al salir de trabajar que consiguió que me corriera un montón de veces y además lo otro. Y lo otro es que me follo el culo con los dedos.

Hacía más de diez años que eso era tabú. Iván, sabía que no debía ni rozármelo. Cuando tenía yo veinte años, andaba con un chico que una noche de copas se empeñó. Yo nunca había probado. El alcohol a mí me sienta regular en ese sentido. Le dije que sí. Me dolió un montón y estuvo doliéndome días seguidos. Puede que a la del culo de pato y los ojos saltones le encante y que ahora Iván sea feliz cada día dándole por detrás. Que les den a los dos. Lo que me preocupa a mí, ahora es otra cosa. Anoche no me dolió y esta mañana tenía gratas sensaciones al respecto. Debo sobreponerme a todo lo que está pasando, debo de huir de alguna forma, del atolladero en el que me estoy metiendo. Empiezo a replantearme algo. Debo huir de él.

Llevo una semana completa urdiendo un plan que me aleje de todas las tentaciones a las que me estoy sometiendo. Es miércoles y es evidente que no estoy bien. Toda la semana he estado más apática y apagada. El domingo, dejé caer una bandeja con un rape para tres. Hoy, Carlos ha salido tres veces a preguntarme si estoy bien. Cuando hemos cerrado el servicio de comida, he ido a hablar con él y me he excusado para no volver esta noche, porque no me encuentro bien, y no lo estoy. Carlos es un jefe genial y empático y enseguida se ha preocupado por mí, pero también ha dado a entender que era el peor día para que yo me sienta indispuesta por el servicio de cena en el reservado. Al final, me ha mandado irme a casa, pero también me ha dicho que si por la tarde, me sentía mejor, que avisara para dar yo ese servicio. No ha tenido suerte.

He llegado y me he metido directamente en la ducha. Después he dormido en el sofá un par de horas y me he preparado de cena una tortilla francesa. He pasado el rato mirando el teléfono. Paula_muchavida esta semana no ha subido ni una foto de ella, solo de comidas muy preparadas como siempre. Tanto que daría pena comerse algo de lo que sube. Su novio lleva desde el miércoles sin publicar nada. Mis amigas, siguen su vida. Todo el mundo sigue con sus vidas menos yo, que estoy en el sofá mirando el móvil y tratando de no pensar que por debajo de la ventana, en cualquier momento va a pasar un coche negro y que en el asiento de atrás viaja una chica a esperar, doscientos metros más alante, a que una mole de metro noventa, vaya para usar su cuerpo para satisfacer sus necesidades. Me la suda.

El señor Mal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora