De compritas.

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Hoy he dormido hasta las diez de la mañana y después, he ido a desayunar al bar del pueblo. Estaba genial y las horas de sueño, han sido reparadoras. Desayunando, he recordado cada detalle de ayer, desde las ocho de la tarde. La cena estuvo bastante bien. La velada en casa de Carlos fue memorable. Desde que conocí a Maldonado, Carlos ha sido el décimo hombre que he conocido en Tinder para tener sexo y de todos, el que más me ha hecho disfrutar, porque consiguió hacerme sentir muy cómoda en todo momento. No he podido escapar de ponerme otra vez muy cachonda al recordar a Carlos corriéndose la primera vez. Parecía una fuente de semen, que disparaba chorros de una forma muy potente contra mí. Su olor y su sabor se clavan en mi recuerdo con las sensaciones que acababa de vivir mientras follábamos. Mi primer orgasmo con Carlos, aún permanecía latente en mi sexo mientras él disparaba su placer con fuerza. Iba a ir a Madrid en cuanto terminara de desayunar, pero he vuelto a pasar por mi casa, aunque ni he entrado del todo. Me he puesto tan cachonda en el bar, que necesitaba masturbarme, así que solo he entrado y apoyada contra la puerta de entrada, me he quitado el tanga y en la misma postura que ayer Carlos empezaba a follarme, me he masturbado hasta obtener un bonito orgasmo. Ha sucedido algo curioso. Nada más correrme, me he erguido según estaba, con las piernas separadas. Entre mis pies, han aparecido varias gotas salpicando en el suelo. Sé que este estado en el que me encuentro es por él. Saber y aceptar que Javi me atrae tanto como yo a él, asumir en este juego que hemos emprendido que los dos buscamos placer básico en otras personas y pensar todo el tiempo en ello, me excita mucho más de lo que pudiera imaginar. He decidido no hacer nada. Y no hacer nada ha sido no agacharme para recoger el tanga del suelo, no ir al baño aunque sea a secarme... Ni siquiera pensarlo. He salido de casa y he subido al coche. El olor y el calor que aún expide mi sexo me gusta y me hace sentir viva. Me he recogido la minifalda completamente y hasta he disfrutado de cruzar el pueblo, completamente expuesta de cintura para abajo.

Antes de llegar a empezar a callejear por Madrid, me he acariciado varias veces mientras conducía por la autopista. No quería otro orgasmo, pero no podía renunciar a prolongar la sensación tan atrevida y maravillosa que me daba conducir así. En el primer semáforo, he bajado la minifalda lo mínimo para que tapara la visión de cualquiera que estuviera de pie al lado del coche, de mi coño, pero de ahí a mi destino, me he acariciado en todos y cada uno de los semáforos en los que he tenido que parar.

Hoy he aparcado en un lugar diferente. La semana pasada vi una tienda de artículos sexuales y da la casualidad que en la misma puerta de esa tienda, había un aparcamiento libre. Lo he hecho de la forma más deliberada que podría haberlo hecho. Desde el coche, he visto que dentro de la tienda había una pareja joven mirando los artículos expuestos. He abierto la puerta del coche de par en par y he sacado la pierna izquierda, abriéndolas al máximo. La mirada de él, se ha fijado a fuego en mi coño empapado. He sonreído mientras entraba a la tienda. Directamente he ido donde el dependiente que atendía en ese momento a la pareja.

-. Hola. Necesito un huevo vibrador con Bluetooth.

-. Tenemos bastantes modelos. Justo estaba enseñándoles a estos chicos algunos.

-. No sé qué características pueden tener. Mi compra va a ser rápida. Quiero el más potente de todos y el que menos ruido haga. Lo quiero para usar en la calle.

-. (La chica de la pareja). Entonces buscáis lo mismo mi novio y tú. Está empeñado en tener el mando él, mientras cenamos esta noche. Hacemos hoy un año juntos.

-. Pues me parece un regalo precioso. Yo, la verdad, es que lo quiero para mí en exclusiva.

El dependiente se ha alejado para buscar algún modelo en particular, y el chico de la pareja ha ido a la esquina de los preservativos a mirar algo. La chica, Maria y yo hemos empezado a hablar. Para las dos, es nuestro primer juguete así, con mando a distancia y creo que las dos estamos ansiosas por estrenarlos. Si le he confesado que en cuanto lo compre, lo voy a estrenar, ha sido porque ella me ha dicho que su novio me ha visto bajarme del coche y se ha puesto más cachondo de lo que ya estaba. Él, se lo ha contado a Maria y a ella no solo no le ha parecido mal. Confiesa que le gustaría atreverse a salir a la calle como estoy yo, sin ropa interior. Quiero jugar, lo admito.

El señor Mal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora