Celebrities.

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Mike ha preparado una guarnición de verduritas al vapor para las vieiras a la plancha. Tomo de la mesa de la entrada una botella que había dejado enfriando de la viudita de Cliquot y entro a la sala. Maldonado está de pie delante de la mesa sonriendo. Ve el champán y ríe. Me mata. Detrás de esa sonrisa seductora que acaba de fundir mi cerebro, hay más percutores a mis fantasías más potentes. Entre otras cosas, detrás de él hay dos focos de un todo terreno negro que parece estar esperando a algo. Maldonado me ordena servir dos copas del champán. Obedezco mansa. Me tiembla el pulso, pero consigo hacerlo y pasarle una copa a él. Alza la copa y como cada vez que abre la boca, vuelve a dejarme cao.

-. Brinda conmigo, por favor Tania. Hoy es mi cumpleaños…

Cojo la otra copa y brindo intentando sonreír. Lo que me gustaría que hiciera, es que dejara de mirarme las tetas y que se decidiera de una vez a arrancarme la ropa. Que dejara de alternar esas miradas a mis ojos, cuando sus pupilas arden contagiándome de su fuego y que me besara aunque las copas fueran al suelo. Brindo y le deseo un feliz cumpleaños, pero deseando ponerme de rodillas para hacerle un regalo especial. Él manipula su teléfono y salen tres chicas del coche, a su espalda.

Hoy sí que me he quedado sin pulso al verlas. No son las más guapas que han venido a la prueba. Tampoco tienen los cuerpos más escandalosos. Ni las más altas. A estas tres, lo que las hace especiales es que las conozco a las tres.

La que lleva el mono verde, corto y escotado hasta la cintura por delante y por detrás, es insragramer. Tiene un perfil de estilo de vida y viajes exóticos. Cinco millones de followers.

La que lleva una minifalda roja y un top a juego tan prieto que sus pezones podrían rasgar la tela, es actriz. La última vez que la he visto, ha sido en un papel secundario en una serie que fue un enorme éxito hace tres meses.

La tercera, que va vestida de negro, es la azafata de un concurso de televisión que se emite por el mediodía, en el que ella luce cuerpazo delante del panel central. Toda su ropa, es una blusa muy floja de la que sólo tiene un botón atado.
Maldonado no reacciona. Está quieto sonriendo de espaldas al ventanal. Vuelve a probar un sorbo del champán y se regala otra visión de mi cuerpo, de pies a cabeza. Empiezo a estar ansiosa. Afuera hace frío, pero las chicas esperan sin moverse. A la instagramer ya se le notan los pezones erizados y ha empezado a temblar. Necesito superar esta situación a pesar de que esto me gusta. Creo que ha empezado a gustarme demasiado, sí, pero ahora mismo, he recordado la fantasía en la que las chicas de la calle, nos veían follar a través de la ventana. Creo que estoy a punto de hacer esa confesión, cuando mi boca pronuncia unas palabras para intentar que él, fije su atención a las chicas.

-. Pienso que esas personas requieren de su atención, señor.

-. Tania….

El silencio dice más que las palabras. Ha pronunciado mi nombre y ha callado. Puede que hayan sido solo segundos. En mi mente acelerada, después decía: “Tania, quítate la ropa y ponte contra la mesa, que voy a follarte hasta que amanezca”. En lugar de eso, ha llevado el morbo a la estratosfera.

-. Tania…  Habíamos quedado que hoy, ibas a elegir todo por mí. Menú…  Vinos..  ¿Sería demasiado para ti?...

-. Creo que no entiendo, señor.

-. No te hagas la tonta. Te he dicho que no puedo permitirme una familia, pero soy un hombre humilde, sometido cada día a una presión inmensa. Esto es mi válvula de escape. Un único día a la semana, me permito parar. Disfrutar de la compañía de algún amigo. Comer bien. Beber vinos caros. Follar a mujeres preciosas…. Hoy es mi cumpleaños y esas chicas de afuera, solo son un regalo. Uno dedicado a satisfacer un instinto natural, primitivo. Salvaje. Has elegido la comida, sabiendo mis gustos, pero enfocándolo desde tu criterio. Has acertado por completo. Lo del txakoli, casi me mata, pero he de reconocer que ha estado perfecto. El vino para la carne.. Brutal. El champán ahora, lo habría elegido yo mismo. Te pido el favor que elijas a una. Solo eso.

-. No conozco lo que busca… 

-. Fíate de tus intuiciones…

Manda el mensaje de rigor y las tres se giran. A la de negro, de espaldas se la ve el culo. Perfecto, claro. Ni gota de nada, solo dos glúteos redondos, pequeños y firmes. La instagramer sabe quizá posar mejor, saca más el culo y parece que está suplicando sexo anal. La actriz no me dice mucho de espaldas. Dudo. Él lo nota.

-. Ya, lo sé. Demasiado difícil, así. Espera.

Manda otro mensaje y varios segundos más tarde, el chófer del todo terreno se baja y habla con ellas. Parece que algo no va bien. Ellas se miran, se vuelven en círculo, hablan con el conductor. Finalmente, la azafata se quita la blusa. Pienso que alguien acaba de ordenar a las tres chicas que se desnuden y vuelvan a posar. La actriz hace lo propio y se quita el top y la minifalda. La tercera, de verde, tampoco lo piensa demasiado y descuelga el buzo de los hombros, dejándolo caer al suelo. Ninguna lleva nada más que un tanga y los tacones. El chófer vuelve a hablarlas. Todo el glamour que tenían desaparece. Es imposible quitarse el tanga, de pie, en una campa y con tacones de doce centímetros y que quede sexy. Él no se da la vuelta para mirarlas, sigue clavando sus pupilas en todo mi cuerpo y mi cara. Estoy segura de que ni sabe quienes son ellas.

Ahora mismo, soy consciente de que mi tanga, está empapado. Arañaría las paredes de esta sala hasta arrancarme las uñas de lo cachonda que estoy. De las ideas más ridículas y morbosas que he tenido en la vida, tiene que salir la peor. Digo que no las veo bien y después del último mensaje al chófer, las tres hacen un desfile de una en una hasta pegarse al ventanal, se giran y vuelven donde estaban. Las tres tiritan ya del frío, pero ninguna deja de sonreír y de insinuarse. Yo solo quería cerciorarme de una cosa.

A esa instagramer la sigo desde hace años. En su cuenta, siempre habla de valores, de felicidad por llevar una vida ordenada, de rutinas saludables.. De amor. Siempre hace gala de lo enamorada que está de su novio, también instagramer, con el que viaja por todo el mundo, publicando cada detalle de su vida en pareja. Tiene un tatuaje en el pubis.. Solo quería leerlo, que ella me vea que lo leo.
“ No quiero una vida perfecta. Quiero una vida feliz “.

Se tatuó esas palabras el día que su novio le pidió compromiso, hace un año. Publicó hasta el proceso del tatuado en videos. Su novio besaba el tatuaje a medida que iba apareciendo. Lo tengo claro.

-. Verde.

Después del mensaje, las tres suben al coche desnudas, con las ropas en la mano. Él, me ordena sentarme. No creo que pueda aguantar demasiado, pero el mero hecho de sentarme, me complace. Ha sido sentir la presión de mi peso en la silla, y he sentido de forma nítida lo mojada, lo hinchada y dilatada que estoy. Esa sensación me ha encantado. Ni me había dado cuenta, pero mi copa de champán está vacía. Se ha levantado y desde detrás de mí, la ha llenado.

-. Naranja.. Jazmín.. ¿Café?.

-. ¿Quiere ya el café?. Ni ha tocado las vieiras…

-. No jajaja. Tú. Tu perfume. Black Opium.

Hasta para eso, va a ser perfecto. Se me acabó el puto perfume, el segundo día que serví el reservado y tuve que comprar. Con lo que me fastidia gastarme tanto dinero en eso, pero las propinas del mes, ayudaron. A pesar de que él, siempre me da en mano a mí la propina, las tenemos compartidas entre todas las camareras y cocineros. En su día me llamó la atención, porque cuando le servía Maria, antes de mí, la propina de los miércoles en el reservado, era de cincuenta euros. ¿Qué más da?. Ahora no puedo pensar en eso. Ni en eso ni en nada. Empieza a comer.

-. Permíteme brindar por última vez, Tania. Por ti. Porque sigas sola o encuentres a alguien. Lo que más desees.

-. Entonces brindo por ti. Porque encuentres lo que buscas, siempre.

Me sorprendo de lo rápido que he pensado. Si tú brindas por mi intimidad sabiendo que mi último novio se marchó con otra, yo brindaré por las zorras que te follas cada miércoles. Su mirada ha sido dura, pero enseguida ha sonreído y hemos bebido un sorbo. Creo que hemos conseguido rebajar la tensión y el resto de la cena, ha sido más… ¿Normal?.

El señor Mal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora