Blanco

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Por el camino de regreso a la agencia, he comido un sándwich y delante del portal, he tomado una infusión. Nada más llegar, lo primero que he hecho, ha sido comprobar la tarifa de Alejandra. 1.000€ la hora. Ya solo trabaja con habituales y en esa tarifa. En mayo, ocho servicios con clientes diferentes. Entre cuatro y seis horas cada uno. Lo que gana un médico de familia al año, en un mes y casi, escogiendo ella a sus clientes. Nada mal.

A las cuatro han llegado las chicas del Mal. Las que mañana irán al restaurante. De ellas, yo voy a elegir a una para que se pase la noche follando con él. Ninguna de ellas sabe eso, claro, pero yo me mantengo toda la tarde muy cerca de ellas. Quiero saber como son. Por la mañana, la que más me ha gustado, ha sido blanco. Es la más natural de todas y a la vez, tiene una belleza alucinante. Diecinueve años, ojos verdes y melena rojiza. Tiene dos buenas tetas muy duras y formadas. Las cuatro están en tanga, para que vayan recibiendo de la misma forma tratamientos de belleza o clases específicas de como van a tener que follar con el Mal. Al lado de cada una, siempre hay una mujer que las está instruyendo y otra o a veces hasta dos mujeres más, que les aplican tratamientos de belleza. Blanco tiene una limitación, al parecer. Dice que para el sexo anal tiene problemas y al saber que ese cliente con el que podría tener que acostarse, está bien dotado, tiene dudas. La formación que recibe en ese sentido, es práctica y en parte, me tomo la licencia de participar. Lara, la preparadora personal, ha estado hablando con Blanco al respecto y dándole algún que otro consejo. Cosas como qué posturas debe intentar adoptar en ese momento, como relajar esa zona, que no coma nada antes y hasta que les van a aplicar a las cuatro una lavativa antes de esa cita. Pero también le instruye en que tipo de lubricantes debe usar para esa práctica sexual en concreto. Lara trae dos cosas que a Blanco le ponen nerviosa.

La primera no tanto. Es un bote de lubricante con propiedades vasodilatadoras, anestésicas y ultralubricantes de larga duración. Le explica como ella misma deberá ponérselo, sin que el cliente lo advierta. Antes de que él llegue a la casa, a Villa Lola y después, cada vez que pueda. Blanco con dos dedos, intenta dejar la mayor cantidad de gel, dentro de su precioso culo.

La segunda, era una polla de goma, tamaño XL. Yo he calculado que puede ser bastante parecida a la de él. Lara tiene que ir a atender a negro, por lo que me deja a mí sola con Blanco. También con una de las especialistas en pedicura, que está masajeando los pies de ella. Blanco, está sentada en una butaca de cuero y me pide que le ayude. Le pido que ponga un muslo sobre el apoyabrazos de la butaca y que saque el culo hasta el mismo borde. Lubrico la polla de goma y se la apoyo detrás. La chica que está a los pies de Blanco, no pierde detalle. Yo acerco mi boca al oído de Blanco y empiezo a repetir los consejos que acaba de darle Lara. Que relaje la zona, que apriete hacia afuera, que se mantenga relajada y que no deje de gemir. Mi consejo particular para ella, es que no gima demasiado aún. El hombre con el que va a estar en esta situación, podría descontrolarse y hacerla mucho daño en el culo. Antes de lo que ella podría imaginarse, estoy follándome el culo de Blanco con toda la polla de goma. Ella no puede fingir que se ha puesto muy cachonda. Yo le pido ahora que disfrute a tope y que gima, que grite si lo necesita. La mujer a sus pies, ha dejado de masajearlo y mira con demasiada atención. Tiene la boca abierta y respira hondo. Yo misma, mentiría si dijera que no acabo de empaparme. Decido llevarlo un poco más lejos, en forma de dos consejos más para Blanco. Susurro con voz dulce y estudiada…

-. Si lo que asías, es la máxima valoración de este cliente, trata de disfrutar lo máximo que puedas y que sepas. Sugestiónate, acaríciate sin que él te vea o haz lo que quieras. Si eres capaz de correrte mientras él te folla el culo por primera vez, no va a parar hasta que caiga rendido. Pero le vas a encantar.

Blanco se ha puesto aún, más cachonda. Ha cerrado los ojos y sacado más el culo de la butaca. Yo la follo más duro, clavándole la polla de goma más y más rápido. Quiero más. Sigo susurrando…

-. Si lo que ansías, es ser la elegida, córrete ahora para mí. Yo voy a decidir mañana quién se va con él, pero quiero estar segura de tu absoluta entrega a él. Quiero saber que vas a hacer todo lo que haga falta para darle placer a él, y que vas a disfrutar como una zorra de hacerlo. Córrete ahora, y hazlo para mí y mañana podrás hacerlo con ese hombre follándote el culo como te lo estoy follando yo.

Blanco abre los ojos como platos mirándome. Ya no gime, no grita. Está completamente sorprendida, creo que hasta un poco asustada. La que ha empezado a gemir, es la pedicurista. De pronto, Blanco cae en un profundo orgasmo lleno de convulsiones y movimientos erráticos y empieza a gemir otra vez, más fuerte, más profundo y más intenso que antes. Yo no dejo de follarla. Ella no deja de mirarme. Acerca su boca a mi cabeza y besa mi pelo antes de terminar de correrse. Ha dejado la butaca empapada. Eso, y la ropa interior de la pedicurista y la mía. No me ha ayudado en eso, tener que limpiar a blanco, los residuos del gel y de su orgasmo. Me ha encantado, la verdad.

Al ponerme de pie, veo en la puerta a Cassandra mirando a donde estamos Blanco y yo. Necesito ir al baño a lavarme las manos, bueno, las manos también. Al pasar por al lado de Cassandra, con cara seria me interroga.

-. Eso que acaba de pasar, ¿no querrá decir que ya sabemos quién de las cuatro va a ir mañana a casa de ese cliente?.

-. Cassandra, por todo esto, es por lo que nadie duda que eres la mejor.

Sonrío a Cassandra y voy al baño. El resto de la tarde es trabajo rutinario. En mi adaptación y aprendizaje, paso buena parte de la tarde sentada en la oficina de contratación, escuchando las llamadas que llegan y como son atendidas. Hoy en día, por teléfono, casi todo son llamadas de clientes habituales. Llaman y se identifican y después expresan lo que necesitan. Voy a ir de viaje a Madrid y no quiero pasar la noche solo. Me gustaría estar acompañado por X chica que he visto en el catálogo, con intención de ir a cenar, una copa y después charlar de forma distandida en la habitación. Me hospedaré esta vez en el hotel Y. Eso, o: Mi esposa tiene cita con sus amigas para ir al bingo el miércoles y me gustaría jugar a mí con X chica, en el hotel Y, de diez a doce de la noche.

Se comprueban los datos, se establece una cita y se recuerdan las tarifas y los métodos de pago. Las citas por la web, son más detalladas. Aquí se garantiza la confidencialidad y la seguridad de la comunicación. Es una web muy segura y cifrada. Solo tienen acceso a ella, clientes verificados, con clave y acceso biométrico. La mayoría de la veces la huella del pulgar en el teléfono. Una vez superado el trámite, las peticiones son más explícitas. Me gustaría contratar los servicios de la modelo seleccionada del catálogo para relación íntima sin salir de la habitación, requiriendo tal o cual actividad, fuera de tarifa básica. Esos servicios van desde juegos de rol, disfraces, algunas disciplinas del mundo BSDM, a cosas más explícitas como gang Bang, lluvia dorada y cosas así. Cada chica del catálogo, tiene en su ficha un anexo donde se pueden consultar qué tipo de experiencias puede o quiere compartir. Luna me cuenta que Ophra, tiene un habitual que cada dos meses le paga un servicio completo por pasarse la noche jugando con él a cocinitas, los dos disfrazados de niños. También que aunque ahora parece que menos, la lluvia dorada tuvo una época de auge y que a la mayoría de chicas les resultaba asqueroso, pero que después de subir la tarifa de ese servicio, casi todas aceptaban esa práctica. Así, llegamos al final del trabajo por hoy.

Cuando voy a salir, coincido con las cuatro chicas que mañana veré vestidas de diosas. Hoy se van a casa como cualquier día al volver de la Uní. Blanco lleva vaqueros rotos. Las demás, vestidos de primavera. En el ascensor, dicen que mañana tienen que volver aquí a las seis de la tarde para que las preparen para el trabajo. Están nerviosas, pero a la vez, noto mucha ilusión en ellas. Yo intento recordar todo el tiempo, que estas cuatro chicas de menos de veinticinco años, ya llevan en sus espaldas más de veinte servicios sexuales, que una de ellas, mañana, va a pasarse la noche follando con el Mal y que el resto, tiene unas horas para convencer a tres hombres para que paguen un dineral por tener sexo con ellas. Yo me cojo el metro y voy a Barajas a por mi coche y después a casa.

El señor Mal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora