Mordiditas「 Freenbecky 」

Segundo 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗮: Primera y última vez.

Habían pasado poco más de tres meses desde que habían empezado a salir.

Fue algo casi inmediato, salieron de aquella primera cita y siguió otra, y otra y de un momento a otro Freen le estaba marcando a la omega inmediatamente la dejaba de ver para pedirle otra cita, Inmediatamente Becky le mandaba un mensaje agradeciendo su presencia y deseando buenas noches, y de un segundo a otro ambas estaban desde el desayuno hasta la cena en casa de alguna de los dos.

Freen había descubierto que la omega era en verdad muy mimosa, en un principio había intentado no serlo, pero era más que evidente que Becky amaba el contacto físico y no es que a Freen le molestara para nada.

Becky había descubierto, que para ser alfa, Freen era el ser más tierno que existía, sus mejillas se ponían coloradas cada vez que Becky estaba muy cerca de ella y como olvidar la primera vez que se besaron.

La alfa estaba ahí, quietecita y con miedo de hacer algo mal cuando Becky tomó las riendas para poner las manos de la alfa en su propia cintura.
Y a Becky le encantó la manera en la que, a pesar de que el sonrojo estaba, la alfa cada vez era más valiente con ella.

Por ejemplo, ese mismo día que habían salido a comer algo rápido para pasar por el cine, dónde aprovechando la soledad de la sala y lo aburrido de la película se habían terminado besando toda la segunda parte de la película hasta que se acabó.

Y la alfa pelinegra terminó riendo unos minutos ante las quejas de la omega por tener que separase, terminó aceptando cuando Freen la invitó a su casa prometiendo hacerle algo rico de cenar.

La casa de Freen era genial, no era grande pero Becky sentía que a pesar de solo vivir Freen ahí tenía un aire de hogar, y que decir de la cercanía de todo.

Becky prácticamente vivía ahí, su trabajo quedaba a menos de 10 minutos, el centro comercial quedaba a menos de 10 minutos, prácticamente todo quedaba cerca, mientras que el departamento de Becky era odioso, pero más odioso era dejarlo y buscar algo mejor, por ahora.

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Volviendo a la actualidad en el momento en que llegaron a la casa caminó como si fuera su propia casa a la habitación de Freen para tomar un gran suéter, pues la alfa odiaba la calefacción.

—¿Qué quieres cenar?.

Pregunta la alfa una vez que la castaña ha vuelto a la cocina. Freen sonríe al notar su suéter y Becky también.

—Lo que sea está bien, Saro.

—¿Ramen instantáneo?.— Pregunta burlona.

—Sí.— Le dice.— Así vemos otra película.

—¿Otra? No sé tú, pero yo no voy ninguna película, bebé. —Becky sonríe sonrojado.

—Pues tampoco es mi plan ver la película esta vez.

Dos horas más tarde, Becky seguía recostado sobre las piernas de la alfa y Sarocha la acariciaba el suave cabello castaño.

—¿Quieres estar arriba, bebé?.

Pregunta la alfa, una vez que sus dedos han estirado su húmeda entrada. Becky jadea cuando los dedos salen de ella y asiente. Quiere estar arriba porque ama abrazar a Freen cuando el nudo llega, y es la mejor posición para enterrar los colmillos en esa preciosa y rosada marca que ya necesita abrirse.

Freen ayuda a su omega a acomodarse correctamente sobre ella, la toma por los muslos para evitar que sus temblorosas piernas la dejen caer y gime cuando la punta de Freen está contra su entrada, y Freen no la deja caer pese a su propia necesidad por sentir a la omega rodeándola.

Becky baja lentamente y suelta un gritito al final cuando por fin está llena y ambas sonríen mirándose a los ojos.

—Me encanta tenerte sobre mí, porque te puedo ver completa y tocar completa.— Le confiesa.

—A mí...—Jadea cuando Freen toma sus muslos y se mueve un poco. — Me encanta ver tus ojos. Me encanta que sonrías cuando lo hacemos.

—¿Cómo no voy a sonreír cuando te tengo entre mis brazos?.— Le contesta. Y da una primera estocada casi imperceptible para ella pero que hace gemir a Becky. —¿Me puedo mover?

Becky asiente desesperada y vuelve a besar el cuello de la alfa para ocultar sus gemidos cuando sus movimientos son más profundos. Intenta tomar un poco las riendas y da pequeños saltitos que irremediablemente hace que se agarre de la espalda de su alfa.

El calor sube entre ellas y la distancia entre sus cuerpos es inexistente.

—¿Estás cerca?

Becky jadea y entierra sus cortas uñas una vez más.

—Sí, sí, más rápido, más rápido.

—Por todos los cielos, como te amo.—Y acelera sus movimientos. Se siente estallar. Y lo ve a los ojos por lo que parecieron minutos pero bien sabe que fue solo un momento.

La preciosa omega la rodea con sus piernas y está sentada sobre ella dando saltitos, enviando corrientes directas a todo su cuerpo y gimiendo en su oído.

Esa omega que es inteligente, divertido y es lo mejor que ha llegado a su vida.

Y se siente tan afortunada.

Siente tanto, que ni siquiera se da cuenta cuando sus colmillos están en el cuello de Becky.

Su nudo se hincha dentro de ella y siente que pasan los minutos cuando probablemente el tiempo no se mueve.

Y finalmente se separa. Instintivamente lame y escucha a Becky llorar.

Ahí es cuando reacciona. Y lo ve, desesperada seca sus lágrimas.
Pero luego la ve sonreír. Y ahí está ese pequeño calor en sus pechos que se hace cada vez más grande, y siente la felicidad invadirla. Y ni siquiera sabe por qué, pero la euforia la llena.

Becky la besa, y ambas están sonriendo. Y al separarse al fin lo entiende.
Cuando la ve.

Becky tiene una marca en su cuello. Becky tiene una marca completa en su cuello. Rosa y completamente reciente.

Y se permite a sí misma llorar.
Y se abrazan, Becky abraza su cuello y todo está bien.

Porque entre los brazos de su omega todo siempre está bien.

Y por primera vez, esa marca se lo asegura.

Porque siempre tendrá a Becky consigo en la marca rosa que está en su propio cuello.

Pero ahora Becky también la lleva a ella.

—Ahora...—Murmura aún cerca de su cuello.— Ahora toca abrir mi marca.

La felicidad propia la abruma cuando Becky se ríe.

Porque ese sonido es todo lo que necesita en su vida.

—Te amo...

Y ese también.