Décimo primera 𝗺𝗼𝗿𝗱𝗶𝗱𝗮

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—Becca, traje helado, amor. Podemos ver una película, sé que las de acción matarían el ambiente pero...—Comenta la alfa asomándose al congelador pensando si elegir entre el helado de chocolate y el de fresa.

—Freen. No vinimos aquí a ver películas, ¿verdad?

La omega se asoma intentando -y logrando- verse coqueta mientras se asoma por la pequeña cocina, sentándose en una de las encimeras con las piernas juntas perfectamente a la vista de la alfa, para quien es imposible despegar inmediatamente la vista de esas largas y bonitas piernas desnudas.
Sonriendo una vez más a sabiendas de que la omega bien sabe cómo mostrarse ante su alfa para calentarla.
Percatándose también que la blusa es suya y la manera en que Becky se las arregla para ladear su cuello y verse tierna y sexy en ambas cantidades, mostrando a su vez la sensible piel que espera por su marca.

Mantiene su sonrisa mientras se acerca a ella, observando sus preciosos ojos con las claras arrugas de una sonrisa real y la sonrisa cuadrada bellísima que ama ver diariamente.

—¿Y qué es lo que sí vinimos a hacer, omega bonita?—le cuestiona pasando sus manos hábilmente de su cara acariciando sus mejillas y finalmente dejándolas en las caderas.

—Tengo algunas ideas que podrían ser... Interesantes, Saro.

—¿Sí?.— Pregunta bajando está vez su mano a su pierna y acariciándola con diversión.—Podríamos seguir tu idea, amor... Si me dices lo que quieres...

—¿Todo lo que quiero?.— le pregunta con ese tonito de voz meloso que suele usar.— Te quiero a ti, Freen.

—¿Ya?

—Ya.

—¿Y la nieve?

—Creo que puedo tenerte a ti y a la nieve.

—¿Sí?—Pregunta viendo fijamente sus labios para sonreír cuando la omega pasa sus brazos por su cuello sonriendo esperando que Freen bese sus labios.

No la hace esperar mucho cuando ya lo está haciendo. La alfa lleva el ritmo del beso tranquilo y sonríe en medio del beso al notar como la omega está un poco desesperada.

Becky siempre fue así. Desesperada, impaciente y caliente.

—¿Impaciente, amor?

—Alfa, ya.— Se queja pasando las manos sobre el abdomen de Freen. —Vamos...— otro beso profundo seguido de uno más rápido.— Cuarto, Freen.

—Mmh, ¿puedo llevar el helado?

—¿No soy yo mejor postre que el helado?

—No lo voy a debatir, pero el helado viene conmigo.

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—Bien, yo iré a cambiarme, tú comete tu helado.

—¿Para qué te vas a vestir si yo te voy a desvestir?

Becky se ríe dejando un último beso sobre en los labios de su alfa para después levantarse de sus piernas y sonreír viéndola ahí tirada. Con ese pecho que la calienta, pues minutos antes —cuando después de besarse en la cocina fueron a besarse a la cama, saboreando la dulce nieve de chocolate entre los labios fríos de ambos— le había casi arrancado la blusa.

Freen tenía razón en algo, Becky no tenía por qué vestirse, todo lo contrario, entró al cuarto de baño y sacó su pequeña caja secreta. Se colocó unos lindos boxers negros que Gemini la obligó a comprar, prescindiendo de los rojos que para ella, no tenían suficiente clase, se colocó crema en el cuerpo para dejar su piel suavecita y un especie de gel que se acomodó en el cuello. Becca aún no entendía del todo cómo funciona o si lo hace correctamente, pero Love le aseguró que haría que Freen se volviera loca, pues intensificaría su olor. Se sentía completamente acicalada y limpia.

Mordiditas「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora