Mordiditas「 Freenbecky 」

Tercer 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗮: Pequeña y fortuita

—Oye, Becca, de verdad no quiero pedírtelo otra vez, pero sabes que el padre de Fourth se enfermó, y tenemos que viajar a Londres, ¿Crees que por favor podrías cuidar a Sarah?.— Habla al otro lado de la línea el omega. — Solo serán dos días, me regresaré yo antes y Kath se quedará allá.

—Gemini, Freen y yo podemos cuidarla, no te preocupes, sabes que es nuestra nena consentida, no es molestia. Vayan los días que necesiten y dile a Fourth que estamos con él, ¿está bien?

—Muchísimas gracias, saldremos a las 9 de la mañana para Londres, la llevaremos a su casa a las ¿8? Yo llevo todo y les marcamos una vez allá.

—Gemini, tranquilo, nosotras nos hacemos cargo.

—Muchas gracias, Becca, hasta luego, Sarah está emocionada de pasar tiempo con sus tías, no sabe por qué, pero no queremos preocuparla.

—Me imagino, pobre Fourth, ¿Su padre está muy mal?

—Está estable, Becca, pero nos dio un gran susto. Te dejo, ya llegó Sarah, nos vemos mañana.

—Nos vemos mañana. —Se despide.

—¿Gemini?.—Pregunta la alfa.

—Sí, Pregunta si podemos cuidar a Sarah, le dije que no hay problema.

—No hay problema, también es nuestra princesa.

—Es lo que le dije.— Responde Becca y se va a acostar a un lado de ella. — La traerá mañana a las 8.

—Becca, mañana tenemos la cita a las 11.— Le dice la alfa preocupada.

—Lo sé, podemos llevarla, ¿No? Tal vez se podrían conocer, no le diremos que no le diga a Gemini, solo le dirá que conoció a una amiguita.

—¿Si Gemini pregunta? Pensé que no le íbamos a decir hasta que fuera seguro.

—Saro, ya es casi más de un año, ella es nuestra bebé, la vamos a ver cada semana, Kath es nuestra bebé.

—Lo sé, realmente esto se me está haciendo eterno, Becca.— Freen suspira y recarga su cabeza en el hombro de la omega.

—Pronto estará aquí, Saro. Sabíamos que el proceso era largo.

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—Tía Becca.—Habla la pequeña jalando el abrigo que cargaba la omega.

—¿Qué pasa, bebé?

Pregunta la omega con ternura, al tiempo que se hinca para quedar a la altura de la niña y acomodar muy bien su ropa, abrigarla, pues el frío se sentía hasta los huesos.

—¿A dónde vamos? ¿Dónde está tía Saro?

—Vamos a presentarte a una amiga, bebé. Una niña preciosa, igual que tú.— le cuenta con una sonrisa, y cautivada le da un beso en la mejilla. —Freenky fue por el carro, para que no pases frío.

—¿Va a ser mi amiga, tía Bec?

—Eso espero bebé.

—Vamos—Grita Freen desde el carro, se baja rápidamente para cargar a Sarah y llevarla rápidamente al carro sin exponerla demasiado al frío. Abrocha bien el cinturón de la pequeña. —El frío está horrible, amor. —Comenta acercándose para besarle la mejilla a su omega antes de acelerar en el vehículo. — ¿Estás bien abrigada, amor?

—Sí, Saro, tengo una bufanda y gorrito para ti también. —Le dice, aprovecha el primer semáforo para abrigar a la alfa y sonríe.

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Freen y Becky llegaron a aquel lugar por primera vez acompañadas de alguien, la pequeña Sarah. En realidad estaban emocionadas porque ambas pequeñas se conocieran, pero les hubiera gustado que se conocieran en otras condiciones.

Cuando la pequeña Kath esté por fin con ellas, esté en su casa siendo cuidada como debe ser.

Recuerdan la primera vez que vieron a la niña, fue un caso fortuito, ni siquiera estaban hablando que tener hijos cuando pasó, casi un año atrás.

Estaban en el parque, aquel no muy lejos del centro de la ciudad, comían una nieve de limón que en realidad era demasiado dulce para ser limón.

La pequeña estaba llorando al lado de un árbol, la niña tenía unos ojos chiquitos por las lágrimas, y el cabello negro lacio caía en todas direcciones.

Becky jaló a Freen con ella cuando la vio. Ambas le preguntaron a la bebita que le pasaba pero no podía más que balbucear. No pasó demasiado tiempo cuando se sentó con Becky y se abrazó a su pierna, poco tiempo después, una mujer beta de unos 40 años llegó con ellas llorando.

—Por dios, no sabía dónde estabas. —Le dijo agachada a un lado de ellas, acarició sus mejillas ya limpias y le dio un beso en la frente. —Kath, te dije que no te separaras del grupo, por favor hazme caso, bebé. No podremos seguir saliendo al parque sí no lo haces. — La pequeña asintió con los ojos borrosos por las lágrimas.

—Gra-gracias. — Les dijo la niña jalando el pantalón de Freen.

—No hay de qué, bebé.

Le contestó la omega y se agachó a su lado, la niña dejó un beso en su mejilla y jaló una vez más a Freen. La Alfa se agachó también y dejó un beso en su mejilla también.

—No hay de qué, pequeñita. —Le respondió la alfa enternecida por la niña.

—Ve a jugar, Kath, ya nos vamos, ¿Me das un segundo? Gracie y Jessi están por allá.

Le dice con un gesto. Las pequeñas estaban a unos 6 metros jugando, Kath caminó hacia allá.

—Soy Fern, muchas gracias por cuidarla, la perdí de vista unos segundos y no estaba, no podía descuidar a las niñas y no sabía qué hacer, me asusté tanto, muchas gracias, enserio.

—No hay ningún problema, su hija es una niña preciosa no causó ningún problema. —Le dice la alfa tomando la mano y entrelazando sus dedos con los de la omega.

—Kath no es mi hija. —Les responde. —Soy una trabajadora social, me permiten llevarlas al parque una vez cada dos semanas tal vez, por eso Kath se va, le gusta estar afuera.

—Kath es huérfana. —Dice la omega con poca voz.

—No nos gusta decir eso, pero... Supongo que es la manera más fácil de decirlo.

—¿Podríamos... Volver a verla? .—Pregunta la alfa sin pensarlo mucho.

—Podría darles mi tarjeta. —Les contesta la mujer. —A ustedes...

—Becky Armstrong y Freen Sarocha.

—Un gusto.

Ese día regresaron a la casa y sentadas en el sillón lo decidieron.

—Kath está contenta de verlas aquí. —Les cometa la trabajadora social de turno, una de tantas que ya conocen de tiempo. — ¿Quién es la otra pequeñita?

—Nuestra sobrina. Está de visita en la casa y pensamos que es momento de que se conozcan.

—Pues parece que se llevan muy bien.

—¿Puedo...? Bueno... ¿Saber cómo está la situación legal?.— Pregunta la omega, Freen de inmediato la acerca por la cintura y besa su mejilla, sabe que es un tema delicado.

Sin embargo la beta sonríe.

—Va mejor. No creo que falte mucho.

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La pequeña Kath y la pequeña Sarah tienen ya 10 años.

4 años completos desde que Kath es legalmente su hija, pero 5 desde que es su hija de corazón.

Y sus vidas no pueden estar mejor.

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Aquí llegamos al final de otra historia, para que no extrañen el omegaverse espero les haya gustado

Adios, no se olviden de ver los pilotos de TLP y Uranus