EL SEXY PROMETIDO DE GOJO-SAMA.

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Yumi llegó al clan, su objetivo había fallado, Sukuna se escapó y marcó a alguien.

–¡Naoya-sama!. – llegó a la residencia donde se hospedaba el Omega rubio.

La puerta se abrió de golpe, revelando a una alfa alto y de cabellos largos.

–¿Quién eres tú?. – su ceño fruncido y sus ojos penetrantes la hacían temblar de miedo.

–Cielo, es una amiga, no la asustes. – Naoya apareció detrás del alfa.

Le sonrió tiernamente a Yumi y le pidió privacidad a su esposo.

–Veo que tu plan salió un poco mal.

–¡Un poco mal!, la maldita maldición marcó al amigo del anciano. – Naoya frunció su ceño, ¿anciano?, mil preguntas atormentaban su mente.

–¿Anciano?, ¿te encontraste con un anciano del consejo de hechicería?.

Yumi negó.

–Él Omega tiene el cabello blanco. – Naoya soltó una carcajada que hizo que Yumi saltará en su lugar.

–Vaya…nunca…había escuchado a…alguien que llamara así a Satoru. –  saltaba pequeñas carcajadas al mismo tiempo que trataba de respirar.

–¿Satoru?. – Naoya miró burlón a la niña.

Era momento de que se enterara a quien se enfrentaba.

–Satoru Gojo, es un hechicero demasiado, pero demasiado poderoso, es considerado un Dios, literalmente…según los ancianos es demasiado valioso, su poder es tan grande que ni una maldición tan antigua podrá con él. – Yumi lo miró asombrada, se metió con alguien demasiado poderoso y que aparte tiene todo el apoyo de los viejos esos.

–Yumi, te ayude para divertirme un poco, bueno para al de su propia medicina a Satoru, pero fallaste, mi esposo en estos momentos está hablando a los altos mandos, ¿sabes lo que pasará?.

La Omega negó muy nerviosa, todo fue un juego, lo sabía, desde un principio lo sabía, Naoya no la ayudaba de buen corazón o por qué creyera que ella era buena pareja para Toji.

–Cuando se enteren que tu liberaste a Sukuna, irán por ti, te ejecutarán y ni tú padre podrá salvarte…– Yumi empezó a respirar muy rápido.

Estaba empezando a sentir miedo, esto se salió de sus manos, no ganaría en esto, sus padres estarían decepcionados y darían su voto otra su ejecución.

–Pero, eso no pasará, usted me ayudó, es mi cómplice. – Naoya negó lentamente, su sonrisa burlona irritaba a Yumi.

–Yo no te ayude en nada, es mas ni sabia que existias, soy un omega en cinta, llevó al prójimo del líder del clan Kamo, no me harán nada, es más ni te creeran que ayude en algo. – Yumi negó, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

Unas pisadas se escucharon a lo lejos al igual que unas voces.

–¡Es ella!. – un joven rubio apuntó a Yumi.

–Joven, ¿conoce a esta niña?. – un hechicero preguntó.

–No, pensé que era una mendiga, pensaba darle comida, ¿qué pasa?. – el hechicero se acercó a Yumi, la tomó del brazo y la hizo que la mirara a los ojos.

–Se nos informó que esta niña liberó a Sukuna, los ancianos piden su cabeza. – Yumi negó, el hechicero no dijo nada más y se llevó a rastras a la niña.

–¡Naoya-sama!. – sus gritos de auxilio alertaron a todo el clan, sus padres veían como era arrastrada, sabían que no la verían más.

–Siempre fue un estorbo. – el padre de Yumi miró con desagrado a su hija, no dijo nada más y se adentro a su casa.

–¡Entra! – el Omega vio cómo se llevaban a su cachorra, no tenía voz ni voto para defenderla, suspiro y se adentro a la casa, tenía más hijos a los cuales cuidar, una menos no afectaría en nada.

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