CUATRO

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ANTONELLA

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ANTONELLA

¿Por qué tiene que ser todo tan difícil? O más bien... ¿Por qué me la hace tan difícil?

No pude dormir casi nada pensando en lo que había pasado con Enzo.
Cuando sentí unas manos frías sobre mí cintura ya sabía de quién se trataba. Pero no iba a hacer saber que yo lo conocía a la perfección. Aunque eso no sea un secreto para nadie.
Sus manos sobre mí cuerpo fue como un viaje al pasado, un viaje a dónde yo estaba feliz, creyendo que lo de nosotros si podría funcionar, pero fue todo lo contrario. No voy a entrar en detalles, no quiero revivir ese momento de mí vida.

- Anto, linda, ¿Qué te pasa?- escuché la rasposa voz de Lisandro en mí oído. Realmente estaba inquieta.

- Nada, Li, no me puedo dormir, eso no más.

- ¿Segura? Te noto muy rara- Lisandro era otra de las personas que más me conocían, después de Valentina.

- Sí, vos tranqui- me di vuelta quedando cara a cara con él-, sos muy lindo sabías?

- Vos sos muy linda, sos hermosa- me dió un pequeño beso en los labios, que para mí no fue suficiente, así que le di uno un poco más largo.

Mentiría si dijera que no pensaba que era Enzo el que me estaba comiendo la boca de tal manera. El simple hecho de pensar que sus labios eran los que estaban sobre los míos me hacía sentir en el cielo, no me quiero imaginar si fuera verdad.

[...]

- Antonella- me llamó Enzo-, quiero hablar con vos.

Hice una mueca al escuchar sus palabras.
Hace unas horas Lisandro se había ido, y Valentina tenía una reunión en el jardín de Olivia.

- ¿De qué querés hablar?- dije tratando de poner una sonrisa, pero desde ayer la relación entre Enzo y yo estaba tensa.

- De lo de ayer- asentí sin responder-, perdón, se que estuvo mal- se rascó la nuca mirándome-, pero no aguantaba que te estuvieras cogiendo a Lisandro a lado de mí pieza, y menos sabiendo lo que aún causas en mí.

- Enzo, yo no debería causar nada en vos, ni un poco. No me voy a permitir perdonarte eso, acordate que vos estas con-

- Con Valentina ya sé, pero vos no sabes cómo fueron las cosas Antonella...

- ¿No sé cómo son las cosas?¿En serio me estás diciendo eso, Enzo?- lo mire incrédula-, sé muy bien el porqué de absolutamente todo, Enzo. Una cosa es que vos no estés enterado de eso- frunció sus cejas-, Valentina me contaba como vos decías que la querías, que dejabas todo por ella, cuando estabas conmigo. Nunca te dieron los huevos para dejarme cuando empezaste a relacionarte con ella, nunca fuiste capaz de alejarte por mí, siempre fuiste un cagón que huyó a todos los problemas y tomó el camino fácil.

- ¿Yo tomé el camino más fácil? Antonella, di hasta lo que no tenía por vos, pero nunca lo valoraste.

- ¿Me estás cargando? Te dije que era capaz de irme a Lisboa con vos para no separarnos! Nunca te pedí ni un solo centavo, nunca Enzo. Tampoco te esforzaste mucho por hacerme ver qué en serio me querías.

PECADO      | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora