ADIÓS — GUSTAVO CERATI
No te confundas, no sirve el rencor.
Son espasmos después del adiós.
NARRADOR OMNISCIENTE
- Valen..yo- dijo Antonella. En ese momento su mente se nubló, sus ojos se cerraron y se desvaneció en el sillón.
Valentina se quedó helada. La movió, tratando de despertarla. Le gritó, tratando de que la escuchara de alguna manera. Pero no era posible. Antonella estaba desmayada.
Su hermana enloqueció tratando de despertarla. Pero no habia caso. Lo único que le quedaba era llamar a Enzo.
Valentina tomó rápidamente su celular, buscando entre sus contactos el número de Enzo. Cuando lo encontró no dudó en marcarle. El morocho tardó algunos segundo en responderle, estaba terminando su entrenamiento.
LLAMADA
- Valen, que paso?- dijo Enzo con suma tranquilidad. Él estaba yendo a su auto. Ya cambiado y bañado.
- Enzo, Antonella se desmayó, no se que tiene nonla puedo despertar. Porfavor vení- Enzo paró su caminata al escuchar esas palabras. Antonella...
- Qué...?- formuló el morocho.
- Enzo porfavor apurate, ya llamé a la ambulancia pero apurate porfavor- Enzo corrió lo mas rapido que pudo a su auto. Sin darse cuenta que seguía en la llamada.
FIN DE LA LLAMADA
El morocho tiró su celular para el asiento del acompañante, luego, encendió su auto para arrancar a toda velocidad.
De tan solo pensar que a Antonella le había pasado algo grave, lo asustaba.
Cuando iba camino al hospital: no respetaba ninguna señal de tránsito. Los semáforos en rojo, para él eran verdes. Sabía que luego la factura de todo eso lo pasaría por encima, pero en ese momento nada le importaba, su cabeza está únicamente en Antonella, pensando en que podría haberle pasado, si estaba bien, si alguien le había hecho algo. Pero nada podía sacarlo del trance en el que estaba. Ni los bocinazos que daban los conductores detrás de él, ni las puteadas de los londinenses.
Tenía una corazonada en el pecho. Sentía que esto tendría que ver con él, o con algo que lo relacione.
Por un lado; pensaba que solamente había sido un golpe por el calor que hacía en Londres, pero algo le decía otra cosa totalmente diferente. Sentía que la perdía, aunque realmente ni siquiera sabía cómo estaba. Tenía un vacío enorme dentro de él, tanto que no pudo aguantar las lágrimas.
Las gotas caían y caían por su rostro, deslizándose por sus mejillas. Tan solo pensar en Antonella y que algo muy grave le hubiera pasado, lo ponía loco.
Trató de calmarse, pero era imposible. Las lágrimas no paraban de salir, la carretera y el parabrisas se volvían borrosos, pero nada le importaba en ese momento. Nada más que el bienestar de Antonella.
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PECADO | Enzo Fernández
FanfictionP| De mí te olvidas, de lo que te hice sentir no. ❞