DIECISÉIS

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VUDÚ - MILO J

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VUDÚ - MILO J

Jugaste conmigo y por
tu felicidad acepté ser el
perdedor de un juego de a
tre'.

Ja', yo fui el muñeco vudú
que vos lograste lastimar.

A ese fuego interno, le tiraste
agua sin pensarlo, te importó
un carajo el sentimiento que
tuvimos alguna vez. ❜




















NARRADOR OMNISCIENTE

ANTONELLA SEGUÍA sin darse cuenta de lo sucedido. La había cagado y feo.

Lisandro se quedó inmóvil, tratando de asimilar lo que le había dicho "su chica".

- ¿Cómo me dijiste?- preguntó Lisandro con una voz grave, a punto de romperse.

- ¿Qué?- Antonella abrió sus ojos, viendo la cara de enfurecido que tenía Lisandro, ahí fue donde se dió cuenta de todo. Soy una estúpida, se dijo en su mente. Y la realidad es que sí.

- ¿Vos...me dijiste Enzo?- susurró Lisandro entre dientes.

Antonella estaba pálida, no sabía qué responder ni cómo sobrellevar la situación. La cara de Lisandro decía más que mil palabras, no se la iba a dejar pasar, ni está, ni otra.

Lisandro se separó bruscamente de ella. Haciendo que Antonella se quedara inmóvil en la posición que estaba.
Ella se sentó en el sillón, buscando las palabras correctas para pedirle perdón de mil formas a Lisandro. Aunque ni con todas las palabras de la RAE alcanzara.

- Licha yo...

- Cállate, lo menos que quiero hacer ahora es escucharte- murmuró Lisandro, aun con su voz cargada de rabia e impotencia.

Ella se quedó ahí, en silencio, viendo cómo Lisandro se vestía rápidamente. Su mente no era capaz de procesar que había pasado hace tan solo minutos, tampoco sabía cómo se le había escapado el nombre de Enzo estando con Lisandro.

Antonella se quedó inmóvil, viendo cómo Lisandro se vestía apresuradamente y cargado de bronca.
El silencio que había entre ellos parecía ser ensordecedor, y ella sentía que cualquier palabra que saliera de su boca podría empeorar la situación. Pero sabía que no se podía quedar callada.

- Licha por favor...no es lo que parece...- dijo con voz temblorosa, pero fue interrumpida por la voz de Lisandro cargada de enojo.

- ¿No es lo que parece?- exclamó Lisandro, girando sobre sus talones y mirándola con sus ojos que parecían derramar ira- ¿Entonces que carajo es, Antonella?¿Cómo se supone que me tengo que tomar esto? ¡Dijiste el nombre de Enzo mientras estábamos cogiendo!- gritó frente a ella- ¿Y me decis que 'No es lo que parece'?¿Me estás diciendo que pensas en él cuando estás conmigo?- las palabras salían de su boca como puñaladas, llenando la habitación.

PECADO      | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora