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Llevaban dos horas o más

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Llevaban dos horas o más. Habían comido y bebido moderadamente mientras jugaban un juego en el que Anton se había apropiado de Wonbin, cuál hijo.

—¡Ya! Es la décima vez que me ganas —se quejaba con un puchero—. No pue-.. aaaah, Antooon —el azabache hacía un berrinche, literal.

Con puchero incluido mientras Anton lo miraba sonriente, divertido y sólo un poco estúpido.

—¿Qué? —decía Wonbin. Nunca un hombre lo había mirado de esa forma mientras se quejaba por perder por décima vez. Todos decían que era insoportable cómo se ponía y procedían a golpearlo.

Pero no se le quedaban viendo como si él fuera la cosa más interesante y adorable. Él no quería ser adorable, pero la sonrisa dulce de Anton se sentía bien.

—Nada, sólo me gusta ver tus berrinches —admitía. Wonbin se ponía colorado, Anton suspiraba y abría una cerveza—. Lo siento, no quise incomodarte.

—Eres un idiota, me desconcentras —adrede decía Wonbin, quitándole la botella y bebiendo la mitad de esta—. Va de nuevo —pedía.

Media hora más tarde estaba lloriqueando en el sofá sobre las piernas de Anton.

—¡Ya! ¡Sólo déjame ganar una vez! ¡Una! —decía con un puchero y falso llanto. Sus manos estaban sobre el regazo de un Anton que reía y acariciaba la cabeza de Wonbin. —Vamos... Mírame, ¿No te doy lástima?

Anton lo miraba apoyado en sus piernas—. Aww, eres tan lindo. Pero no, no te voy a dejar ganar ni de broma. Tu bonita cara no va a embrujarme, princess.

Wonbin se ponía colorado y luego notaba que estaba sobre las piernas de Anton muy cómodo.

—Eres el diablo —decía, mientras se erguía y tronaba su cuello—. Quiero hacer otra cosa. Veamos una película —exclamaba—. Y quiero más alcohol. ¿Tienes algo más que cerveza y soju?

Anton asentía. —Tengo makgeolli ¿Puedes con eso, princess?

Wonbin sonreía ladino, él quería verse cool, pero se veía irresistible para un Anton que se levantaba suspirando y sonriendo. Cuando lo hacía, él aún llevaba su pantalón chándal y los ojos de Wonbin recorrían desde sus hombros, por su cintura y bajaba a sus caderas en su bonito culo. Wonbin no podía describir a Anton como un hombre con culo, porque ese era Sohee, o él. Anton no tenía nada allí para ser exactos, pero era firme y bonito a la vista. Wonbin se encontraba mirando más de la cuenta las curvas del tipo.

Era puro hombros, cintura y caderas. Era curvilíneo y masculino y le gustaba cómo se movía relajado y como lo que era "el dueño de la casa" cuando Anton llegaba frente a él que, aún estaba sobre el sofá, se inclinaba con vino en mano y las copas en la otra y miraba a Wonbin.

—¿Tienes sueño, cariño? Te me has quedado viendo desde que me puse de pie.

Wonbin tenía su boca abierta. Iba a tragarse una mosca pronto si no la cerraba.

JUNE 28 ✮ WONTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora