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Anton ya se encontraba demasiado desesperado

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Anton ya se encontraba demasiado desesperado. Los mensajes no le llegaban a Wonbin, clara señal de que su teléfono estaba muerto o apagado.

Tranquilo, Wonbin no tiene tendencias suicidas. Cuando quiere desaparecer lo hace y ya, volverá cuando quiera ser encontrado. Vuelve a casa, si sé algo de él, te avisaré —exclamaba Sohee en el último llamado con Anton.

El castaño se sentía como la mierda, su corazón preocupado y compungido dentro de su pecho. Necesitaba saber que Wonbin estaba físicamente bien, porque emocionalmente se encontraba claramente perturbado. Pero no le quedaba más que volver a su apartamento y esperar.

Cuando dejaba su auto estacionado y se cruzaba algún que otro inquilino pidiéndole favores y haciéndole observaciones, Anton entraba suspirando cansado y agotado, física y mentalmente.

—¿Por qué tardaste tanto? —la voz de Wonbin lo hacía saltar del susto.

La mano en su pecho, deteniendo los latidos de su corazón y su respiración levemente agitada. Sus ojos buscaban la imagen de Wonbin en su apartamento y lo encontraba envuelto en una manta sobre el sofá. No había encendido las luces ni nada, sólo se hallaba allí algo despeinado.

—¿Hace cuánto tiempo que estás aquí? —susurraba Anton sorprendido, encendiendo una de las luces de la sala.

—Desde que salí de mi casa —añadía con inocencia—. Te dije que quería venir contigo y me adelanté —decía en un puchero.

Dios, Anton sentía que el alma le volvía al cuerpo. Dejando sus zapatos a un lado y las llaves de su auto, se acercaba a un Wonbin que le hacía espacio en el sofá y se atrevía a acunar su rostro.

—Me asustaste. A todos, te estuve buscando la última hora.

Wonbin parpadeaba, su rostro se sentía cálido y estaba seguro que sus mejillas lo habían traicionado una vez más.

—¿Te preocupaste por mí?

—Por supuesto que lo hice. Tu madre salió gritando tu nombre y todos quedamos preocupados. Le prometí que te encontraría. ¿Qué sucedió?

Wonbin mordía su labio inferior y rodaba sus ojos, alejándose de las cálidas manos.

—Sucedió que estaba demasiado ebrio y le hablé mal a mi madre —susurraba—. También a Choi.

Anton aspiraba fuertemente y dejaba salir el aire por sus fosas nasales.

—¿Quieres hablar de eso? —susurraba su pregunta.

Wonbin lo miraba con ojos brillantes y apretaba sus párpados luego para evitar llorar frente a este hombre. Dios, que lo condenarán si lloraba frente a Anton ahora.

—De acuerdo, podemos ver televisión o jugar algo, ¿Qué dices? —soltaba Anton con dulzura, sin presiones.

Este tipo era único. Wonbin sabía eso.

JUNE 28 ✮ WONTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora