Park Wonbin lleva una relación de cinco meses y monedas con su bonita y despampanante novia, pero su amistad de más de diez años con Lee Sohee, su descarado amigo gay y una invitación camuflada a la marcha del orgullo LGBTQ+ lo ponen en una inespera...
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Wonbin estaba seguro de la había jodido. Anton contestaba sus mensajes de forma tardía y no había vuelto al restaurante. Al menos no al día siguiente y la semana estaba terminando. Ellos no abrían los fines porque gracias al cielo el trabajo iba muy bien y los fines podían descansar, así que si Anton no pisaba el restaurante esa misma tarde, él tendría que buscar alguna excusa para verlo.
A decir verdad, tampoco necesitaba una excusa. Anton había dejado en claro que podían verse cuando Wonbin lo necesitara y, a decir verdad, estaba interesado en algún plan de fin de semana. Él necesitaba pasar tiempo con alguien. Sohee estaba formalizando con el tal SeungHan y Min-jeong ya no era parte de su vida, él necesitaba hacer algo y Anton era tan soltero y gamer boy como él, podrían juntarse y hacer algo tranquilo. Eso era totalmente amistoso, ¿o no?
—¡Hyung! —La voz de Soobin sonaba feliz y un poco coqueta. Wonbin giraba creyendo que le hablaba a él, pero en realidad estaba abrazando al tipo que acababa de entrar esa tarde medio lluviosa.
<<<Anton>>>
Su pulso se aceleraba, algo estaba muy mal con él cuando sentía sus manos sudar y su corazón precipitarse. Anton sonreía a Soobin hermosamente, hasta un poco muy coqueto.
Wonbin no sentía un nudo en su estómago, se sentía él, todo un maldito nudo y tenso, para nada feliz viendo cómo ese hombre empleaba su encanto con su empleado. Su muy atractivo y grande empleado. A Wonbin no le gustaba Soobin físicamente, envidiaba la altura y contextura del tipo, pero luego su personalidad era la de un Golden retriever despistado y adorable.
Pero no le gustaba que ese Golden pareciera estar despierto esa tarde. Soobin era más alto que Anton y que él por unos buenos centímetros, pero su pose extrañamente sumisa y el porte engreído y atractivo de Anton parecían hacerlos lucir a la inversa. Como si Anton tuviera casi un metro noventa y Soobin un metro ochenta.
—¿La lluvia te trajo? —soltaba el chico—. Tu pelo húmedo se te ve muy bien.
Wonbin apretaba sus dientes cuando los veía hablar más bajo y sonreír, así que no se daba cuenta cuando ya estaba caminando en dirección a ellos sin poder detenerse.
—Entonces debe-...
—¡Anton! —saludaba.
El susodicho recibía a un Wonbin que lo abrazaba a modo de bienvenida, interponiéndose entre él y Soobin. Los ojos de Anton se abrían un segundo, pero sonreía, no expondría a Wonbin y su extraña posesividad.
—Binnie... ¿Cómo has estado? —decía, cortando el abrazo y palmeando el hombro del otro hombre.
"Oh, vuelvo en unos momentos" decía Soobin.
Wonbin sonreía con diversión y Anton negaba con su cabeza riendo ladino.
—¿Qué? —preguntaba mirando hacia atrás, notando que Soobin ya no estaba allí. Cuando volvía a mirar a Anton, lo veía de brazos cruzados y con una sonrisa divertida—. No lo hice a propósito —se defendía.
